jueves, 24 de abril de 2008

¿Qué hay de cierto en las religiones? Epílogo.

En mi anterior artículo (“¿Qué hay de cierto en las religiones?”), cuando me refería a Jesús como “Enviado” (mi forma coloquial de referirme la primera vez al Mesías) escribía; “La naturaleza del Mesías, que yo llamo Enviado, no es la que parece. Pero eso lo veremos otro día”. ¿A qué me refería?

El lector que con la mente abierta, objetividad y paciencia haya leído mis dos escritos (“La existencia de Dios” y “¿Qué hay de cierto en las religiones?”) llegará a la única conclusión a la que se puede llegar, es decir, que somos trascendentes, que las religiones son una forma de canalizar ese sentido trascendente del hombre, y que todas las religiones se han mostrado sin fundamento hasta que llegó el cristianismo, que es la única que ha superado las prueba de los hombres y del tiempo y que presenta aspectos desconcertantes dentro de una coherencia histórica y doctrinal asombrosa.

Los argumentos del cristianismo convencen y por eso hay tantos cristianos. Otros muchos no se deciden a tomar posición, pero ven las bondades de esta religión y la respetan y siguen sus criterios generales. Otros la conocen mal o no la conocen.

Los enemigos del cristianismo también ven su coherencia, por lo que para combatirlo deben hacer que el mensaje llegue distorsionado, que no revele esa coherencia. Como cada vez son más los que de buena fe quieren informarse, también para ellos hay su trampa, y es ese el aspecto que motiva estas líneas.

Durante muchos años hubo quienes negaron la realidad histórica de Jesús, la historicidad de los Evangelios,… Yo mismo llegué a leer en los años setenta, en la prensa europea, que unos “científicos” habían “demostrado” que “Jesús” era el nombre de un hongo alucinógeno que usaban un grupo de toxicómanos judíos de la época. Los medios divulgaban esos y otros disparates como si fueran datos ciertos. Pero desde hace dos mil años, la ciencia ha ido descubriendo cada día más información que avala los relatos sobre la vida de Jesús, hasta hoy en que todos los historiadores y científicos serios, en todo el mundo, han dejado en evidencia que Jesús existió y que el Nuevo Testamento es un documento histórico sólido. Todos los documentos históricos que han ido apareciendo en estos dos mil años, relacionados con la época de Jesús, encajan perfectamente en el argumento del Nuevo Testamento. Esto dejaba sin armas a los enemigos de la doctrina cristiana.

Para eludir el concepto trascendente de Dios ante la evidencia del cristianismo, el materialismo arguyó el siglo pasado que Jesús existió y era efectivamente alguien excepcional. Tan excepcional que fue un extraterrestre enviado a la Tierra con algún fin. Eso explica sus milagros (medicina avanzada), su resurrección (clonación u otra técnica aún desconocida por nosotros) y la ascensión al cielo en presencia de testigos (vuelta al vehículo que lo trajo, para volver a su planeta). Esto se basa en que Jesús dice que es un enviado y llama Padre a quién le envió.

Parece que todo cuadra, pero está basado en datos que no fueron. Para el cristianismo Jesús no es un mero emisario, sino que es Dios. Pretender otra cosa de los textos cristianos es analizarlos con una mente menguada o malintencionada. Dios envió a su hijo para redimir al mundo, dicen los cristianos basándose en los Evangelios. Pero Jesús, al mismo tiempo que habla del Padre como de alguien ajeno, deja claro que Él y el Padre son una misma persona. Y para hacerlo más complicado, aparece en los textos el Espíritu Santo - que se representa en forma de paloma o de lengua de fuego - que es enviado por Dios, pero es también es Dios.

Es decir, los cristianos tienen presente que Jesús fue el Mesías y es Dios. Y también lo es el Espíritu Santo. Es una estructura compleja pues nuestra mente no puede entender como tres pueden ser uno, pero así lo dicen claramente los textos históricos cristianos, que están convalidados con los sorprendentes hechos del cristianismo que comentamos en artículo “¿Qué hay de cierto en las religiones?”.

No sabiendo cómo interpretar esta circunstancia de tres Personas en un solo Dios, los teólogos cristianos llamaron a este absurdo lógico el “misterio de la Santísima Trinidad”. Es algo que encaja perfectamente en la coherente estructura del cristianismo, pero que no sabemos interpretar. Otro incomprensible perfeccionismo del cristianismo.

He intentado aclarar el punto que dejé en el aire. Mi conclusión a todo esto es que el cristianismo es una apasionante historia en la que enredarse y que puede uno no ser cristiano, pero no cabe duda de que el cristianismo da que pensar.