lunes, 12 de mayo de 2008

El rey de España

El pasado día 10, después de haber leído el escrito titulado “¿Estará contento el Rey Juan Carlos I?” (refiriéndose a su relación con el gobierno socialista), de la colaboradora de este diario Maria del Carmen Antoja, escribí las líneas que siguen dos párrafos más abajo. Pero no las remití y me limité al comentario que hice al artículo de referencia. Publico, incluso en mi “blog”, muy poco de lo que escribo.

No quise entrar en el tema porque atacar a nuestro rey no tiene mérito. Es tal dechado de imperfecciones que meterse con él es como quitarle un caramelo a un niño o pegar a un borracho (entiéndase en su concepción metafórica de acto cobarde y fácil, en absoluto con afán de ofender).

Sin embargo hoy leo que “…por primera vez en treinta años de democracia, don Juan Carlos ha dado su opinión sobre un presidente del Gobierno en activo. Lo ha hecho, además, para alabarle…lo definió como un "ser humano íntegro", "muy honesto" y "que no divaga". "Él sabe muy bien hacia qué dirección va y por qué hace las cosas", añadió en unas declaraciones que suponen un espaldarazo al jefe del Ejecutivo…”

Hay mucho que decir de nuestro rey, pero como decía en un comentario en otro artículo, hay personas de las que lo más prudente es ser discretos. Nuestro rey es una de esas personas.

Demos por buena la institución de la monarquía, institución que carece de sentido salvo que se acepte la existencia de Dios, aunque la existencia de Dios no implique que deba existir la monarquía.

Demos por buena la línea genética de nuestro rey, lo que es dar demasiado por bueno.

Demos por buenos a los Borbones, que demasiadas veces han mostrado lo poco que les interesa España, si no es para sus propios intereses.

Pongámonos una venda en los ojos, y fijémonos en el actual Borbón.

Nació en Roma, donde estaba exilado porque su abuelo Alfonso XIII dejó tirada a España en un momento vital de su existencia, haciendo honor a su ancestro el traidor Fernando VII de Borbón, llamado Rey Felón por la historia. No parece que semejante abuelo marcara la vida de Juan Carlos.

A los 18 años, ya edad penal, mató de un tiro, accidentalmente se dijo, a su hermano. Todos podemos estar sujetos a un accidente desgraciado - del que sin embargo no saldríamos de rositas - pero no parece que eso marcara su vida.

Para ser rey, debió de pasar por encima de su padre, legítimo sucesor a la corona, lo que hizo sin que parezca que eso marcara su vida.

Su educación y su subida al trono fue un designio del general Franco, al que le debe todo lo que es. No se le conoce ninguna expresión de agradecimiento o reivindicación de la memoria de su protector. El 14 de abril de 2005, el presidente socialista Zapatero dijo que estaba a gusto y tranquillo con el rey, porque era “un rey bastante republicano”. Es un dato significativo que está en la línea de su conducta frente a la vida.

En general, la vida de este monarca no parece edificante vista desde la perspectiva del pueblo llano. Lo vemos compitiendo en un barco que se llama “Bribón” y rodeado de la oligarquía financiera de España, a la que vino con diez años con una mano delante y otra detrás y en 2003 publicaba la revista Forbes su fortuna estaba en el lugar 134 de entre las mayores del mundo. Hace un tiempo seguí un negocio de Juan Carlos I que me pareció escandaloso, y la prensa lo acalló en 24 horas. De cualquier modo no importaba, pues el rey es el único español que no es demócrata ya que está por encima de todos, incluso de la Ley.

No quiero hablar más que de lo que es de dominio público. Me fastidiaría que se confundiera mi opinión con las difamaciones que se hacen de cualquier persona pública. Pero con tantas evidencias y reservas, lo más prudente es no utilizar al rey como argumento de nada. Está ahí, se ha hecho multimillonario, España es su oficio y a su sombra viven sin problemas una serie de españoles privilegiados de empleo; “familia del rey”.

La discreción es lo más prudente.

Hasta aquí lo que escribí y no envié. Concluyo con una respuesta a su escrito, Dña. María del Carmen. Sí, el rey dice estar muy contento con este gobierno, como parece que lo estuvo con el de Felipe González, el que expolió España.

Publicado en aragonliberal.es, el domingo, 11 de mayo de 2008