lunes, 9 de junio de 2008

Los privilegios de los católicos

¿La Iglesia católica tiene “privilegios” en España?, ¿hay que negarlo?, ¿ha de tenerlos?

He escuchado esta mañana, en una emisora de radio gubernativa nacionalista, a unos contertulios hablando de la Iglesia en España. ¡Qué moderación!, ¡qué hablar más meloso!, ¡qué argumentos tan comprensibles!... me han sugerido tanto, que por un momento he quedado “encantado” como Mowgli (¿recuerdan?, el niño del “Libro de la Selva”), cuando la serpiente se va enrollando en su cuerpo para estrangularlo, al tiempo que le canta melosa; “Confía en mí… sólo en mí…”. Pero entonces llega el buen tigre Serekan y le desbarata el festín a la serpiente vil y traidora.

Los sibilinos contertulios argumentaban: “La Iglesia católica tiene muchos derechos en España, pero ahora hay nuevas religiones. ¿No es justo que todas tengan los mismos derechos?”… “Claro”…”claro”, decían los otros contertulios haciendo gala de un enternecedor sentido de la igualdad. En fin, me he quedado encantado de esos hombrecillos y muy disgustado con la “malosa” Iglesia católica que acapara derechos.

Sí, he quedado encantado. Pero entonces ha venido mi buen tigre, que se llama “sentido común”, y ha replicado el argumento de los contertulios: ¿No lleva el partido socialista muchos años en el poder, acaparando todos los cargos de responsabilidad? Hay muchos más partidos, ¿no es justo que se repartan esos cargos, privilegios, entre todos?

¡No es lo mismo!, me dirán, naturalmente, los referidos contertulios. Los privilegios, los cargos, se reparten en función del número de votantes y el socialista es el partido más votado. ¡Pues entonces sí es lo mismo! La Iglesia católica, que es la más representada en España de todas las religiones declaradas - incluso a pesar de la dura campaña en contra por parte del poder – es por el mismo razonamiento la que debe tener más “cargos” o privilegios”.

Hace dos mil años llegó el cristianismo a España. Culturizó generación tras generación, hasta hoy. Creó arte, cultura y evitó que se perdieran los conocimientos de la antigüedad. Fruto de la admiración y amor popular, ganados a pulso por su bien hacer, reunió tierras y bienes que dedicó a hospitales, refugios, monasterios, templos... Contó siempre con el apoyo popular.

Dos mil años después de llegar a España y de hacer el bien – y cometer errores como organización integrada por hombres que es - la Iglesia fue expoliada de sus bienes (desamortizaciones de los ss. XIX y XX) y diezmada por la criminal represión socialista (guerra civil de 1936-1939). A pesar de todo esto y como prometió su Fundador, la Iglesia no fue destruida y revivió alentada por el calor popular, llenando de nuevo a un pueblo que no la había olvidado, a pesar de sus gobernantes.

Con todo esto llegamos al día de hoy. A la tenebrosa sombra de unos gobiernos socialistas, se instalan en pocos años en España religiones y sectas de escasa representación y cultura alternativa… y los socialistas y sus voceros, a gritos y palos o con vaselina envenenada, nos quieren hacer creer que “todas las religiones deben tener los mismos derechos”; los mismos derechos las “nuevas” religiones minoritarias que la milenaria Iglesia católica que ha forjado nuestra magnífica historia. Acostumbrados al pelotazo, los socialistas creen que todo funciona igual; llegar, avasallar, robar y ¡negocio!

Todas las religiones deben tener su espacio en España y sus respectivos fieles deben tener derecho a desarrollar su espiritualidad. No cabe plantearse dudas al respecto. Pero una religión es más que una anotación en un registro y un gobierno decente debería saberlo, tenerlo en cuenta y reconocer de buen grado los derechos adquiridos por la noble vía del mérito y de la justicia. Y un gobierno laico, decente, debería también tener en cuenta el factor “reciprocidad”, que afecta a religiones que se quieren instalar en España pero que son intransigentes y genocidas con otras religiones, incluida la cristiana, en los países que gobiernan.

Todo eso tendría en cuenta un gobierno laico o no, que fuera decente. Lamentablemente, ese no es el caso de nuestra sufrida Nación.

Publicado en aragonliberal.es el 3 de junio de 2008.