domingo, 12 de octubre de 2008

Ruinas ruines

La cultura, el viejo enemigo de la izquierda.

Se celebraba hoy en el pueblo de un amigo, celebración a la que me ha invitado, una jornada de puertas abiertas para visitar el recinto arqueológico del lugar, sito en una propiedad privada. Periódicamente, el Sr. Conde, propietario del solar, da licencia para que los súbditos visiten su patrimonio histórico-privado. Gracias Sr. Conde. Esta es la segunda visita del pueblo al recinto, en los últimos 75 años. La próxima visita popular probablemente caerá dentro de este siglo… ¡las virtudes de la democracia!

Estábamos en el lugar unos sesenta, quizás ochenta, súbditos esperando el feliz evento, a pie firme bajo un sol que se notaba, a pesar de la fecha. Personas mayores, y niños y personas, que sin ser mayores ni niños, tampoco les apetecía el plantón.

Llega la hora y no pasa nada. Transcurren cinco minutos, diez,… y un cuarto de hora después de la cita llega el Sr. Alcalde, tan orondo quizás por tener el privilegio de hacer esperar a tanto súbdito. Vive al lado, ¡esto es un pueblo!, es un vecino más, pero la jerarquía es la jerarquía. El Alcalde es verdi-roji, eco-comunista, como el de mi pueblo. Ya los conozco.

Me consuela que al llegar nadie le hace caso. El va, solo, de aquí para allá, pidiendo con mucha risita el saludo que nadie le inicia y que, por educación, le devuelven.

Empieza el acto tras veinte minutos de plantón. Y habla el alcalde. Por su peloteo parece que estemos en Ampurias. Por un momento pienso, ¿sabrá que estamos en unas ruinas, ruinas? Sí, lo sabe. Y por la cantidad de elogios y promesas de futuro, da la impresión de que Ampurias se va a quedar corta. ¡Cuantas cosas va a hacer el roji-verdi en aquellas ruinas tan importantes para él, para el Sr. Conde y, naturalmente, para la patria catalana!

Acaba su perorata. Nadie aplaude. Parece que ya le conocen (¡y a pesar de todo le han votado! Misterios del cerebro hispano). El guía, antes de empezar la visita, nos dice que últimamente los jabalíes tienen más hambre que de costumbre y que bajan al pueblo a comerse las raíces que crecen entre lo muros de las ruinas,… y que este verano se han caído varios muros por esa causa.

No doy crédito a lo que escucho. Resulta que las ruinas son poco menos que el Partenón de la comarca; que el alcalde, la diputación y el más alto gobierno de la Cataluña democrática, la generalidad, están aunados para descubrir la heroica historia de los romanos catalanes del lugar, ¡y entre todos no tienen trescientos euros para vallar el recinto y evitar que los jabalíes se coman la historia de Cataluña!

Me doy cuenta de que he perdido veinte valiosos minutos. Y me marcho. Detrás, oigo que el guía va explicando a los súbditos, que hechos a todo, aguantan también esto: “Aquí estaba el muro que tiró el jabalí este verano”… “Aquí la pared del s XIII que la semana pasada tiró el viento”…”Aquí…”.

Pobre Cataluña, patria de mi corazón, quién te ha visto y quién te ve.

Publicado en www.aragonliberal.es, el 7 de octubre de 2008.