martes, 19 de abril de 2011

La primera Semana Santa de la historia

El pasado domingo, en un programa religioso que ofrece “Intereconomía” televisión antes de la retransmisión de la Santa Misa desde el Valle de los Caídos, vi la entrevista realizada a una persona para mí desconocida, D. Carlos Llorente, médico, que anunciaba la segunda edición del libro suyo cuyo título es el de esta nota.

Me gustó la persona y el tema, que es la pasión de Jesús bajo la perspectiva de un médico… y algo más. En fin, que ayer lunes compré el libro, que he acabado hoy martes. Lo comento.

Formato generoso, (algo más de un DINA4), 270 páginas en papel satinado, incluidos índices y tipo de letra grande. La presentación y encuadernación muy cuidadas hacen de la lectura una tarea fácil, a lo que ayuda su contenido, que es apasionante. Hay ilustraciones en blanco y negro y en color. Esto en cuanto a la forma, con una pincelada de su contenido. Vamos a ver éste con más detalle.

Empezaré diciendo que vale la pena invertir en el libro. El tema es muy interesante y a pesar de que he leído bastante sobre este asunto, me sorprendieron nuevos descubrimientos sobre la Sábana Santa de Turín y sobre el Santo Sudario conservado en Oviedo. Aporta además unas opiniones muy trabajadas sobre la topografía del monte Calvario y sobre el Santo Sepulcro.

Siendo un libro más sobre el tema, resume de una forma muy comprensible lo que se ha escrito sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, y aporta además nuevas opiniones, algunas discutibles, pero siempre coherentes y justificadas. Así, es un libro interesante para el lector que desconoce absolutamente el tema y quiere ponerse al día de forma breve y cómoda, y es también interesante para el que sigue las publicaciones sobre el tema, que encuentra ésta sencilla pero novedosa.

En otro orden de cosas, me incomodó ver que se ha suprimido de las editoriales el empleo de corrector de galeradas. Nuestro libro, sobre todo en las primeras páginas (luego se corrige mucho), presenta numerosas incorrecciones gramaticales, lo que desmerece la calidad intelectual de quien es capaz de redactar de forma tan accesible y sintética sobre un tema tan complejo.

También encontré que aclara algunas exposiciones fuera de lugar, es decir, que nos deja con la idea de que el autor se ha equivocado, pero más adelante aparecen los datos que nos descabalgan de esa opinión. Creo que eso es fruto de las prisas, de una falta de corrector profesional (un amigo letrado le ha corregido los textos, o algunos textos) y, sobre todo, del maldito “recorta y pega” de los procesadores de textos, que nos hacen dejar como definitivo lo que es un parche. Esto lo he vivido en mis propias carnes, desde mis primeros libros, revisados por profesionales, a los más recientes, manipulados por profesionales de la composición, pero no de la corrección, con lo que la editorial se ahorra un sueldo a costa de la exquisitez del texto. ¡Qué le vamos a hacer!

Como penúltima observación, quiero comentar que siendo un libro eminentemente técnico, incluye expresiones devotas que creo están fuera de lugar. Lo mismo para las imágenes del Via Crucis, que intercala fuera de texto e igual para citas como las de María Valtorta y Ana Catalina Emmerich, citas que no tienen nada de científico (he leído algunos de los volúmenes de las revelaciones particulares a María Valtorta y los encuentro apasionantes. Incluso los he citado en este blog. Pero entiendo que es una cita muy atrevida en un libro tan técnico).

Creo que el autor realiza esta mezcla tan rotunda entre fe y ciencia porque es una persona transparente, en el sentido de que dice lo que piensa. Eso es bueno, pero si el libro cae en manos de un lector de buena fe pero no creyente o agnóstico, es fácil que no sepa discriminar ambos contenidos y la fe le “desmerezca” la ciencia. Y eso es malo, porque es un libro que convence a quien lo lee sin prejuicios.

Y ya, por fin, una última observación en lo que se refiera a la bibliografía que cita. Me extraña la falta de “La Sábana Santa de Turín: ¿Reliquia o tradición?” (Col·lecció cultura i pensament, núm. 15. Editorial Claret. Creo que es el único número de la colección, escrito en español; el resto está en catalán), de Francisco Javier Mora Mas, un ingeniero que presenta el estudio de la Sábana Santa desde el punto de vista de la física, con un contundente planteamiento y conclusiones en lo que se refiere al análisis del C14 que se realizó sobre la Sábana. El libro es de divulgación, con algunas fórmulas prescindibles para los alérgicos a las matemáticas y con alguna opinión discutible, como ocurre en casi todo, pero aporta datos interesantes para ese magnífico rompecabezas que es la reliquia de que trata. Por último, creo que Vittorio Messori, que cita, debe ir en la “M”, no en la “V”.

Conclusión: “La primera Semana Santa de la Historia”, de Carlos Llorente (Ed. Homo Legens, 2010. Grupo Intereconomía. ISBN: 978-84-92518-51-7), es un muy buen libro para leer en Semana Santa; una obra imprescindible para el cristiano de a pie que quiere iniciarse en un tema que tiene la obligación moral de conocer; y un buen punto de partida para el que, sin saber hasta ahora nada del tema, se ha interesado y quiere profundizar.

La ciencia atea

El otro día fui anfitrión de una pareja madura, atea. Ambos, del mundo de la cultura oficial española.

Es de la más elemental cortesía no platear cuestiones controvertidas cuando se está invitado en casa ajena, así como lo es no poner en situación violenta al invitado.

Por cómo discurrían los acontecimientos, parecía que esta norma de urbanidad se cumplía en este caso a la perfección, hasta que salió una mención a los mandaderos de un convento.

- ¿”Mandaderos”?, ¿qué es eso? – preguntó la invitada, madura, integrante de la cultura políticamente correcta catalana y, en consecuencia, con descomunales lagunas en cuestiones de cultura general.

- Los mandaderos son normalmente, en los conventos de clausura, un matrimonio que está a disposición de la orden que, por su estado religioso, no pueden hacer los recados fuera del convento. Los mandaderos residen en una casa que les facilita la comunidad, y ofrecen su trabajo a cambio de la residencia. Imagino que habrá mil matices, pero en general es eso – le contesté sorprendido por que la señora ignorase ese concepto.

Pero mi sorpresa fue a más, cuando me replicó:

- … Pero ¿existe todavía “eso”? (la señora se refería a los conventos de clausura).

- Sí, claro que existen. Precisamente cerca de aquí hay un convento de Carmelitas.

- ¡Estará vacío! – contestó sonriendo, con esa suficiencia propia de quien está al cabo de la calle del mundo y de sus misterios.

- Pues no, está al completo y si hay alguna vocación nueva debe ir a otro convento, pues en este no cabe – me fastidió tener que corregirle de nuevo, pues no es propio de un buen anfitrión dejar en evidencia a su invitado pero, por otra parte, la corrección me pareció más un acto de caridad que una mera cuestión académica.

Gracias a Dios la invitada era inculta pero no tonta y, vista la cremallera de meteduras de pata, decidió hablar del tiempo. Su pareja, más lista, no abrió boca.

Mi reflexión es que la soberbia que da la pretendida autosuficiencia al ateo, es patética. Por un lado, cierra la mente al aprendizaje, pues su mente evita todo lo que le aleja de su sueño sin Dios, y como es todo en el mundo lo que grita la existencia de una Inteligencia creadora, el ateo cierra los ojos al mundo. Por eso los ateos suelen ser ignorantes.

Le bastaría la ateo analizar el pasado y el presente de la historia de la ciencia y ver la gran cantidad de científicos creyentes, frente a un panorama bastante árido de científicos ateos. Me dirá algún lector despistado, “pues Manuel Rodríguez, catedrático de Sociología de la Universidad de Pisalapiedra de Encima, es ateo”… vale... Pero me refería a científicos, no a funcionarios del sistema, a gente como Newton (“ley de la gravitación universal”), Einstein (“teoría de la relatividad”), Lemaitre (“Big-Bang”), Tipler (“la física de la inmortalidad”) o el hoy controvertido Hawking…De hecho, la civilización occidental está creada sobre las manos y los cerebros de creyentes.

Cuando hablo de creyentes no me refiero sólo a católicos, sino también a personas que defienden la existencia de una Inteligencia creadora.

Por fin, quiero expresar que, hasta dónde me dicta mi experiencia, el ateísmo es propio de personas soberbias y de personas simples. Son los “tipos” que he conocido. Soberbios, aquellos que se creen que todo está al alcance de su conocimiento y algo trascendente les desborda. Simples, aquellos que son tan elementales que no ven más allá de sus narices. Si te fijas, lector, el denominador común de ambos es la ignorancia. La ignorancia es la gran aliada del ateísmo y de todas aquellas doctrinas que ignoran la existencia de un Principio creador. Por eso la cultura está tan perseguida en esos regímenes.

sábado, 2 de abril de 2011

Elecciones socialistas

Esta semana pasada he tenido ocasión de tratar a una serie de grupos de personas, que han ocupado mi tiempo más de lo habitual. Naturalmente, he podido conocer más opiniones que de ordinario. También esta semana ha coincidido la noticia, de diversas encuestas realizadas por medios de comunicación sobre el grado de conocimiento de los españoles del mundo en que viven.

Desgraciadamente, mi opinión coincide con la de las encuestas; los españoles, y más concretamente los jóvenes, ignoran de forma alarmante lo que ocurre a su alrededor así como su historia más reciente. Por poner dos ejemplos, no saben quien era Franco ni tiene idea remota de lo que es el “caso faisán”. Desde luego es un éxito de la propaganda socialista, pero también es un mérito personal, ganado a pulso, de cada uno.

Además, esos españoles ignorante, y otros malvados, han votado reiteradamente a quienes han legislado sobre la despenalización del aborto, a quienes manipulan la justicia para encubrir su enriquecimiento ilícito personal, a quienes son protagonistas de una corrupción constante y generalizada, a quienes han hundido a España en una pobreza económica de altos vuelos, a quienes han elaborado una ley penal que deja impune los más espeluznantes delitos cuando están cometidos por menores o condena a penas irrisorias a los delincuentes mayores... En fin, esos ciudadanos han permitido, con su voto, que España sea el último país de Europa en educación, y el primero en corrupción o paro y el paraíso mundial de los delincuentes; acabo de leer que se está finalizando en el Norte de España, una prisión con piscina y todos los recursos de un hotel de lujo, destinada a los delincuente de ETA y a la flor y nata de la escoria social que por circunstancias extremas no pueden eludir la justicia.

En esta tesitura me planteaba las nuevas elecciones generales en España, con las dos preguntas siguientes: ¿es bueno que los socialistas vuelvan a ganar?, ¿es justo que los socialistas vuelvan a ganar?

Le pido al lector que rumie las dos respuestas. Yo esbozo las mías.

No es bueno que los socialistas ganen las próximas elecciones. La recuperación de España es problemática tal como están las cosas. No ya desde el punto de vista económico, que es lo de menos, sino desde el más importante aspecto de la convivencia social. Como ejemplo sirva el botón de muestra de la persecución religiosa; cada día son más las noticias de los actos de violencia en España contra los católicos. ¿Dónde ocurre igual en el mundo? En África y en los países más atrasados del Extremo Oriente, es decir, en el Tercer Mundo. Volvemos al viejo tópico, desterrado hace ya tantos años: “Europa empieza en los Pirineos”. El socialismo nos ha arrastrado al Tercer Mundo cultural. El asunto es muy grave.

Y, ¿es justo que los socialistas ganen las elecciones? Si el lector se remonta al principio de este escrito, la respuesta es obvia; sí, es justo que los socialistas ganen de nuevo las elecciones y que sea Zapatero quien las gane. Porque no es justo que un país que vota el crimen del aborto, que es condescendiente con el delito, que ignora la corrupción en la esperanza de llegar a ser él mismo un corrupto y ser tratado con impunidad… esa población no se merece que venga un tercero y le saque de la miseria, simplemente por temor a la crisis económica.

Porque no lo duden, si los socialistas pierden no será porque el populacho desee para sí algo mejor o que se haya planteado una regeneración moral, sino, simplemente, porque han dejado de darles pan y circo y aspiran a que Rajoy cumpla ese cometido, sólo eso. Ya se ha ocupado Rajoy de transmitir el mensaje de que con él no corren peligro la corrupción ni el aborto. Sólo, menos paro, y mejores pensiones.

Pd. Cuando decido subir esta nota al blog, lo hago con la alegría de que Rodríguez acaba de anunciar que huye de su puesto de presidente desde el que desvencijaba a España y no se presentará en las próximas elecciones. No acabo de creerme a ese charlatán de feria, pero algo es algo, aunque por ahora siga ahí o quizás mañana se desdiga. Ahora bien, sigo en las mismas. Los españoles se merecerían un Rubalcaba, una Chacón o una Pajín… no, eso último sería demasiado… aunque, ¿por qué no?

La cultura en la izquierda

Leo en Intereconomía: “Pajín regala 1,3 millones de euros a las feministas de Paraguay… Abogan por el “acceso y disfrute de los derechos sexuales y reproductivos de las niñas y/o adolescentes”. Los proyectos son coordinados por asociaciones españolas” (http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/sociedad/pajin-regala-13-millones-euros-las-feministas-paraguay-20110401).

En mi pueblo, a eso se le llama pedofilia, su expresión penal es la pederastia y pederasta es el que la pone en práctica. Pero mi pueblo es mucho pueblo. Me parece que muchos socialistas babean detrás de los jovencitos.

También leo, en la prescindible revista “el Tot Badalona” (núm. 1472, p. 12), que “la procesión del silencio ha estado a punto de no salir durante esta Semana Santa”. La concejalía de kultura del consistorio de izquierdas, se niega desde hace años a aportar un euro.

Uds. pensarán “¿por qué financiar un acto católico?”; pues porque esa procesión se realiza cada año ¡desde 1627! Eso es cultura, ¿no?, por lo menos tanto como la “botifarrada” (merienda de embutidos) popular anual, que innovó el último demagogo populista hace tres días.

Estas noticias definen a nuestra España de gobernantes miserables y súbditos aborregados. Pero al fin, tales para cuales. Lo siento por los diez justos.

Mn. Jordi Moya Ródenas

Hoy he leído en Germinans Gerninabit (http://www.germinansgerminabit.org/) la noticia de que el pasado 19 de marzo, día de mi santo Patrón, falleció el sacerdote Jordi Moya Ródenas.

Conocía a ese sacerdote y me parecía una buena persona. Lo conocía porque se prestaba a presidir la oración nocturna de un grupo de católicos, cuando fallaba el cura habitual.

El padre Moya usaba sotana, lo que es raro en Cataluña porque los cobardes proliferan y las minorías mediáticas son contrarias a esa vestimenta. También lo son a los uniformes, y por eso los militares van de paisano cuando salen de sus lugares de trabajo. Entre los curas todavía quedan valientes, pero no veo militares de uniforme. Será ese manido recurso de cobardes de “obediencia obliga”.

El padre Moya era valiente y coherente. Coherente, porque vivía como pensaba y valiente porque lo demostraba. Esa impresión me dio, pues de otra forma habría vestido con disimulo de su condición sacerdotal. No hay que ser católico para reconocer cuando alguien es fetén.

El sacerdote tenía 32 años cuando falleció. Descanse en paz.