lunes, 3 de octubre de 2011

Urbanidad

“En la mesa y en el juego se conoce al caballero”. Así reza el refrán español que me recordaban mi abuelo y mi padre. Era un resumen de lo que aprendí en la Escuela Pía. Pero esto no se ensañaba sólo en la venerable fundación de San José de Calasanz, sino en toda la escuela española, cuando se ensañaban cosas de provecho.

Ayer estuve comiendo en un restaurante. No sé porqué me fije en los comensales más que en otras ocasiones, y me di cuenta de que en la escuela ya no se ensañan modales.

Para los “progres”, los modales son convencionalismos burgueses. Ya hable de ello en otro lugar de este blog. En realidad los modales son una forma más de hacer agradable la vida a nuestros semejantes y, además, otra forma de diferenciarnos de nuestros vecinos los animalitos.

En aquel restaurante vi como los comensales hablaban con la boca llena, exponiendo a la vista de terceros la comida a medio masticar y salpicando de trocitos de comida a su interlocutor.

Vi como, con la boca llena, se llevaban el vaso a los labios, sin limpiárselos previamente, y utilizan la boca como amasadora de comida y bebida.

Vi como se metían en la boca cuanta comida les cabía, como si hiciera días que no comieran.

Todos gente joven, entre veinte y treinta años y, aunque el restaurante era barato, no eran gente del arroyo.

La comida se debe masticar bien, con la boca cerrada y sin hacer ruido.

Se debe beber con la boca vacía, no llena de comida.

Antes y después de beber, se deben limpiar los labios con la servilleta, para no dejarlos grabados en el borde del baso y para dejar la boca acicalada para seguir comiendo.

Se debe hablar con la boca vacía, para evitar bombardear a nuestros interlocutores con trozos de comida y con saliva.

Todo esto es para no comer como los simpáticos cerditos y para hacer de nuestra imagen de comensales algo agradable.

Pero esto ya no se enseña en las escuelas porque la urbanidad es, para la progresía española, represión franquista y clerical. Sí, tal como suena. Quizás si el lector vive en Hispanoamérica y desconoce la España de hoy, se muestre escéptico a que un gobierno confunda la urbanidad con la política. Pero es así.

Hoy las buenas formas no se estudian en las escuelas, porque nos alejan de los animalitos y la izquierda quiere que nos acerquemos a ellos. El siguiente paso será prohibir las buenas formas.