viernes, 9 de marzo de 2012

Rajoy, los socialista y la crisis.

Canal Sur emite una imagen de Rajoy al informar de pederastia”, leo en la prensa digital.

Eso es lo que se puede esperar de los socialistas españoles. Ese es su talante y esos son sus métodos, cuando no pueden ejecutar de otras formas las consignas de su fundador, el criminal Pablo Iglesias, responsable directo de un millón de muertos españoles (ruego al lector que incluya en este juicio al sector socialista que lleva la voz cantante; no dudo que pueda haber socialistas honorables y excelentes personas, probablemente hartos del socialismo que se da a conocer, aunque no conozco a ninguno personalmente).

Mi opinión de Rajoy ya ha quedado plasmada en otras intervenciones de este blog. Pero, desde luego, nunca se me ocurriría compararlo con un socialista, pues no se merece semejante vejación.

Tal como comentaba más arriba, Rajoy tiene enfrente a unos verdaderos desalmados. Aceptando por evidente que la corrupción campa a sus aires por la clase política de todo signo, no es justo equiparar la del PP y la del PSOE, pues sus circunstancias son distintas; en el PSOE la corrupción es mayor porque ha estado más tiempo en el poder y porque tienen menos escrúpulos, menos ética, como ellos mismos presumen. La derecha está más sujeta a “prejuicios” morales, por lo que la corrupción se difunde con menos rapidez… y no han tenido el tiempo necesario para alcanzar el nivel de la del PSOE; la corrupción del PSOE se difunde con más rapidez y ha tenido más tiempo.

Pero el hecho de que Rajoy sufra las iniquidades de esa gentuza, a mi parecer no lo hace bueno. Creo que lleva las medidas de recorte demasiado lejos y que hay algo que no cuadra en toda esta política de austeridad.

Empecemos analizando por encima, quienes están perjudicados por la crisis y por los recortes y quienes no lo están.

Están perjudicados por la crisis; una buena porción de la población “llana” (las familias más modestas) y buena parte de la clase media.

No están perjudicadas por la crisis; las familias más pudientes, el funcionariado (incluidos los jueces), la banca y la clase política.

Ya es un dato importante.

Están ya perjudicados por los recortes; una buena porción de la población “llana” (las familias más modestas) y buena parte de la clase media, que son los que utilizan la sanidad pública, la educación pública, las que se ven más afectadas por la subida de los impuestos…

No están ni estarán perjudicados por los recortes; las familias más pudientes, el funcionariado (incluidos los jueces), la banca y la clase política, que son los que utilizan sanidad privada, educación privada y los que por su nivel de ingresos y capacidad de evasión, menos notan la subida de los impuestos.

Es decir, que los que no son responsables directos de la crisis (sí son responsables indirectos aquellos que votaron y votan socialista), son los que deben soportar las consecuencias de la incompetencia y corrupción de la parte de la sociedad que provocó la crisis y que es a quien menos afecta la crisis que ellos mismos provocaron.

El peso de la corrupción y de la incompetencia cae, como siempre, sobre los más inocentes y débiles, y deja impune a los responsables.

Por eso, si la responsabilidad de salir de la crisis fuera mía, la pauta que seguiría y las medidas que tomaría (ya las esbocé de manera un tanto informal en un artículo pasado (“La solución de la crisis en España”, jueves, 22 de diciembre de 2011) serían:

1. En lugar de no levantar alfombras como promete el PP, las levantaría y llevaría a los tribunales a los responsables de la corrupción multimillonaria, hasta dónde alcance la prescripción, encarcelando a los políticos, jueces y empresarios corruptos, incluidos los banqueros, y embargándoles los bienes necesarios para cubrir sus deudas.

2. Suprimiría de un plumazo las empresas públicas, nacidas en su inmensa mayoría para eludir el control presupuestario al que está sujeto el dinero público en la Administración.

3. Suprimiría de un plumazo los cientos de miles de empleados públicos llegados con la coyuntura, dejando en la administración tan sólo a los funcionarios ,a los que exigiría productividad. Los funcionarios son en su mayoría capaces, pero irresponsables si no tienen una jerarquía clara y competente.

4. Suprimiría de un plumazo las subvenciones, dejando situaciones excepcionales. La ayuda al tercer mundo la canalizaría a través de entidades privadas de reconocido prestigio.

5. Haría lo que dice que va a hacer Rajoy con las autonomías; suprimir las duplicidades de funciones. Y además limitaría los ingresos de los políticos (un sólo sueldo por persona y el límite debe incluir las dietas que muchos políticos se procuran y que son tanto o mayores que los sueldos que cobran).

Con estas medidas, llevadas a rajatabla, no harían falta recortes en educación y sanidad si a la vez se pone disciplina en los trabajadores de esos sectores. Hace doscientos años ya se decía que el ideal en España era “tener el sueldo de un político, el trabajo de un cura y la jornada laboral de un maestro”, ¿les suena?

Con esas medidas, quizás incluso se podría invertir más en sanidad y educación.

Y me falta un elemento imprescindible. Derecha, izquierda y centro no paran de apelar a “controles presupuestarios más rigurosos”, a una mejor gestión, de redactar “códigos éticos,… Milongas.

Ningún control puede controlar la picaresca humana. El paradigma fue la Unión Soviética. Sólo unos valores en armonía con nuestra nauraleza, pueden encauzar el comportamiento de una forma constructiva. Sin los valores adecuados, los comisarios políticos pierden el tiempo y se corrompen. Quien no sea ciego, verá a que nos ha llevado aquella filosofía del “pelotazo” que Felipe González trajo a nuestra sociedad de la mano del socialismo y que ha llegado a destruirla como lo ha hecho. Al principio lo de “el pelotazo” desconcertó a una sociedad española trabajadora y honrada, pero gracias al éxito basado en la impunidad, el socialismo triunfó degradándola hasta lo que es hoy.

Aquel socialismo destrozó el sentido del trabajo y del esfuerzo de la generación de la guerra y trajo los valores del relativismo que hacen mejor al más “listo”, entendiendo por listo lo más alejado al sentido social de las cosas. Y los más “listos” eran los que tenían menos escrúpulos y menos sentido social y de esfuerzo, que se alinearon bajo las siglas PSOE.

A los valores hay que sumar la justicia. Quien infrinja la ley debe sufrir un castigo ejemplar. La impunidad es injusta y un mal ejemplo. La historia reciente nos muestra eso. Hasta tal punto es descarado, que los políticos, los “aforados”, se ha procurado unos jueces especiales nombrados por ellos mismos; y en reciprocidad, no se conoce, más que como anécdota, de un delito cometido por un juez, a pesar de que en España hay miles de jueces.

Ahorrar, asumir valores y una justicia firme. No hacen falta recortes. Pero ni el PP ni, por descontado el PSOE, están en condiciones de amputar el cáncer.

Creo que tenemos para rato. No necesariamente de crisis económica, sí de derrumbe social. Pero hay que aguantar y reforzar nuestra solidaridad, nuestra honradez en el trabajo, profundizar en nuestro sentido ético… es decir, procurar ser mejores cuanto más se hunda todo esto. Puede ser una gota en el océano, pero es confiar en un lema que ha funcionado en otro ámbito proceloso de la vida; “la sangre de los mártires es semilla de cristianos”.