sábado, 2 de febrero de 2013

Rajoy se confiesa


A veces, cuando uno hace revisión de conciencia para confesarse, los católicos, o para conocerse y mejorarse, los que no son católicos pero son gente buena, nos podemos encontrar con que no somos tan malos. O dicho de otra forma, vemos en nosotros deficiencias, pero ninguna realmente grave, “pecados mortales” que diría un católico. Y respiramos tranquilos.

Cuando esta mañana he oído al presidente Rajoy indignado sobre la corrupción que se le achaca a él y al Partido Popular, he tenido claro que Rajoy se estaba confesando, confesando su inocencia. Es meritorio pues lo tengo, sin más fundamento que la intuición, por persona soberbia a la que le habrá costado mucho dirigirse al pueblo en general y en particular a esa facción que le acusa.

Rajoy habrá hecho examen de conciencia, no se habrá encontrado faltas graves y se ha confesado. Pero creo que, como nos ocurre a muchos en los exámenes de conciencia, se ha equivocado, quizás por falta de práctica. Rajoy se ha dicho inocente de pecados de acción, y me lo creo, pero ¿y los de omisión?

¡Los pecados de omisión! Siempre tan olvidados. Y sin embargo, incluso la ley humana los castiga, por ejemplo por omisión de auxilio o por negligencia, que es una forma de omisión.

Rajoy no habrá recibido ningún sobre con sobresueldo pero ¿no ha hecho vista gorda a cosas graves, que le han llevado a su situación de esta mañana? ¿No ha habido ninguna omisión? ¿Nada de nada? No me refiero tan solo a los aspectos económicos de su gestión, sino a indultos, aborto, pobreza, justicia, injusticia social… ¿Ninguna omisión?

Querido Rajoy, eso ya no me lo creo. La sociedad española está como señora por rastrojos porque quien la gobierna no tiene seso, o lo tiene dislocado. No el presidente a palo seco, sino el gobierno y su entorno de poder fáctico. No vale que los socialistas sean más corruptos y dejaran a España en la cuneta; ¡ya sabemos lo que es la izquierda y nada bueno esperábamos de ella! Pero la derecha, la que pretende haber tomado la antorcha de la cultura occidental, que esa derecha omita los pecados de omisión, eso es imperdonable.

El que alguien de su gobierno recibiera sobresueldos es, a estas alturas, lo de menos, pues eso se arregla con una condena y un resarcimiento a la parte dañada. Es un trámite. Pero que usted y su gobierno, usted como primer responsable, haya destruido en el alma de tantos la esperanza de una sociedad algo más justa, eso es un pecado grave. Muchas almas sencillas creían que había otra opción. Pero ustedes les han intentado dejar claro, diáfano, que no hay más cera que la que arde; oligarquía de partidos, connivencia con la justicia, y corrupción.

Y si el presidente es capaz de semejante error de bulto en su examen de conciencia, ¿hablamos en el mismo idioma cuando tratamos de doble contabilidad? Sr. Rajoy, la “b” de “contabilidad b”, no es por “b” de “buena”; ni el “pago en negro” es porque el sobre con los euros se lo de un africano. Es sólo “argot” contable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario