domingo, 28 de julio de 2019

Caixabank.

¡La que nos faltaba para el duro!

El otro día me despertó a las cinco de la madrugada un mensaje intimidante de Caixabank. No pude volver a dormirme,

Esperé a una hora prudente y llamé a Rosa, "mi no sé qué" de mi oficina.

"Ese mensaje no es nuestro", me dijo,  como si Caixabank fuera suya, "pásese a la nueve por la oficina y pida a cualquier empleado que se lo confirme".

A las nueve como un reloj, estoy en la oficina.

Ni caso. Hago cola hasta que pasa Rosa (con la nueva modalidad de colas en las oficinas de los bancos guays, te ameniza la espera en la cola el trasiego de los empleados con un tablet bajo el brazo... "hola fulanito"..."¿qué tal el parto?, fulanita?"...).

"Hola Dña. Rosa, vengo por lo del mensaje", le digo, "siéntese en la mesa azul (lo azul son las butacas) y espere. que ahora todos los empleados están ocupados", me dice sin dejar el trote. Rosa está como el corredor urbano que se para en el semáforo de peatones manteniendo el trote para no enfriarse.

Voy a la mesa color madera y me siento en una butaca azul."¿Debo esperar mucho?", le pregunto intentando seguir su trote. Medita un instante mirando alrededor y cuando ha calculado lo que tiene que calcular me dice. " unos tres clientes". Traduzco. "media hora larga".

Me despido y me voy. Mientras salgo me pregunto:

"¿si no han sido ellos, ¿quién ha enviado un mensaje a mi móvil con remite de Caixabank".

"¿cómo custodian mis datos en Caixabank?".

"si son incapaces de custodiar un móvil, ¿serán capaces de custodiar mis transacciones on line?"

"¿de qué mente dislocada ha salido el nuevo método de trato con los clientes"?

"¿cómo los empleados, subcontratados y clientes de esos monstruos bancarios, soportamos semejante trato?".

La respuesta es fácil y difícil.

Esos bancos hacen las leyes y controlan el comercio. Son los amos.

Siempre, en todo, hay amos.


Pero los amos déspotas tratan a patadas a sus trabajadores porque los ven como basura. Son amos sin futuro.

Los amos dignos tratan con consideración y respeto a sus clientes y trabajadores. Son amos con futuro.

Al fin y al cabo a mí ya me han dado la noche.

¡Qué tiempos aquellos, no tan lejanos, en los que usureros y prestamistas leoninos pasaban sus ocios en la picota.









nudo gordiano

No recuerdo cuando inicié este blog. Podría mirarlo pero no me apetece hacerlo ahora. En cualquier caso hace un buen tiempo, que se hace mayor con los acontecimientos determinantes que han sucedido desde entonces en mi vida.

Siempre he tenido una vida activa, y parece que, como mis gallinas, se ha vuelto como lo que ha comido.

Mis gallinas comían maíz que les daba a puñados y como campaban libres por un territorio árido con abundancia de caracoles, comían mucha cal de sus caparazones.

Mis gallinas eran famosas en una zona donde los granjeros les daban pienso y las estabulaban para aumentar su rendimiento. Los huevos de mis gallinas tenían un claro tono amarillo maíz y la dureza suficiente como para soportar la caída al suelo desde el mármol de la cocina.

Fue así desde el principio… mi primera gallina me la dio un granjero vecino; un día que fui a su casa, me llevó al cobertizo donde las tenía estabuladas, agarró por el cuello a una de ellas y me la dio; “tenga, para caldo, ya no pone”.

La cogí por las patas y me la llevé a mi gallinero recién acabado.

Enseguida estuvo acompañada y, desde el principio, la veterana me dio un huevo diario hasta que la maldita zorra me la mató, mucho tiempo después, junto a todo el gallinero, excepto al pato, que ponía orden en el gallinero, que quedó malherido intentando  defender a sus amigas.


Así debe haber pasado con mi vida. Ha sido tan activa siempre que la actividad ha cuajado y ahora, sin yo hacer nada, no pasa día sin acontecimiento, a veces tan agitado que en más de una ocasión ha dado con mi persona en la casa de salud.

No me quejo. Yo me lo he buscado. De haber llevado una vida sedentaria y monótona pasarían los días más tranquilos con la rutina de poner un huevo diario, y con ello cumplir. Quizás si mi gallina viviera, estaría estresada viéndose en la obligación de poner dos huevos. Pero mi gallina ha muerto. Y yo no, quizás ese sea el problema.

Eso es un problema; bueno, un problema para un burguesito como yo y como probablemente tú, querido lector, que tienes ordenador y acceso a Internet para leerme, porque lo que verdaderamente es un problema es no tener que comer.

La salud tampoco es un problema… a mí me funciona todavía el dedo medio de la mano derecha y mira como me enrollo.

Pero chocheo y me voy del tema. El nudo gordiano al que me refiero en el título,  y que me lleva a escribir esto, es el que aparece cuando vives con unos valores que te atan y que sabes que son objetivamente ciertos y buenos pero ves que la vida, el mundo que te rodea, no va por ese lado. ¿Debes hacerte como el mundo que te rodea? Si tienes capacidad y ocasión ¿debes comportarte como un banquero o un político, por poner dos ejemplos de mala vida? 

Entonces no te comerás un rosco pues no es tu naturaleza y no sabrás sobrevivir en ese ambiente desconocido.

¿Debes permanecer en tu mundo a pesar de que ves que te consume? 

Entonces, a no ser que seas masoquista, lo tienes claro.

Mis patos están  prematuramente muertos y la zorra me ha visitado sin éxito en demasiadas ocasiones. Esto es un nudo gordiano.

lunes, 22 de julio de 2019

Banco de Santander; ¿nos son rentables los viejos y los tullidos?, se pregunta el Santander.


El otro día fui al Banco de Santander sin cita previa (ahora los bancos “guays”exigen cita previa para cualquier cosa, incluso para colocarte un seguro o para venderte un móvil (cosas que intentan aunque entres, con cita previa, a dar los buenos días).

En la oficina había dos mujeres con la voz cantante, que por las pintas parecía que eran de eso que en política llaman “de cuota”.

Las pobres debían estar aburridas y hete aquí que vieron entrar a un cliente con aspecto no “guay” y apariencia algo idiota.

¿Y qué hace una mujerona de cuota, aburrida cuando ve diversión impune? Pues divertirse. Y la forma de divertirse de determinados subproductos sociales es humillar y vejar a quien creen que no puede defenderse. Y eso hicieron esas mujeres a las que ni la edad ni la amargura vital da otra vía de diversión.

Pero como el dinero no compra inteligencia ni sensibilidad, las referidas confundieron una disminución física con una disminución psíquica, con lo que las idiotas no se percataron de que el cliente se enteraba de todo. Ya habrás deducido, querido lector, que el cliente era yo.

No voy a entrar en detalles para no aburrirte y voy al meollo de la cuestión.

Me faltó tiempo para cursar con las mejores formas una queja escrita al propio Banco de Santander para evitar dar una mala imagen suya de haberla cursado al Banco de España.

Al tiempo me contestaban ignorando los detalles ignominiosos de la situación y diciéndome poco menos ¡que el causante del problema fui yo por presentarme sin cita previa!

Además me decían; ¡que me quejara al Banco de España!

Me dirás; “es una situación puntual, un hecho aislado”.

No. Ninguna de las oficinas de ese banco que tengo cerca son accesibles con silla de ruedas y aún resultan peligrosas para ancianos o personas con poca movilidad.

Como guinda insustancial pero significativa, tienen prohibido el acceso a las oficinas a animales de compañía.

Hace años vi una noticia en televisión en la que el señor Botín, fundador del Banco de Santander confraternizaba, en bermudas y chancletas, con el entonces rey de España D. Juan Carlos. En ese instante tuve claro quién mandaba en España.

No me asusté, al contrario, me tranquilizó ver que el poder estaba en una persona con talento en lugar de en manos de un politicastro descerebrado, como tan reiteradamente parece que lo está.

A D. Emilio Botín le sucedió su hija Dña. Ana Patricia, que hasta el nombre tiene bonito. Pensé que la Entidad y la sociedad habíamos ganado, pues tengo a la mujer sobrevalorada y creo que en cuanto a sensibilidad supera en mucho al hombre, sin entrar en otros aspectos para no alterar a la parroquia con eso de los sexos.

Pero este episodio y la reacción del Santander me han desconcertado y dolido, porque el que tontas abusen de un disminuido no es un problema grave, es un problema para  las tontas. Es un asunto personal.

Pero el que una institución lo tolere, es un problema muy grave porque es un problema social.



sábado, 20 de julio de 2019

Agustí Miarnau, misionero claretiano.

Hace unas semanas falleció el padre Agustí Miarnau, misionero claretiano.

En internet encontrarás muchas referencias a él e incluso vídeos en los que podrás verlo y oírlo. Vale la pena que busques y conozcas.

Conocí al padre Agustí y fui ocasionalmente monaguillo suyo. Confesé con él y le pedí consejo en momentos de tribulación.  Lo que puedas ver y oír por internet no es más que una sombra de su realidad.

Era un teólogo creo que brillante, una persona dulce y comprensiva pero con la doctrina clara. Creo que ortodoxo y rígido pero en absoluto fanático. Y con sentido del humor.

Procuraba mostrarse siempre alegre a pesar de las preocupaciones de su  empleo, que se tomaba muy a fondo. En definitiva, era un muy buen pastor.

Cuando lo veas en los vídeos míralo con este sentimiento que creo es objetivo y cierto.

En la fotografía, el p. Agustí jugando con Antonio.

El Banco Bilbao Vizcaya Argentaria y sus negocios.


Esta mañana he ido a ingresar 100€  en el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria para pagar una factura de 100 euros.

Después de una larga cola he conseguido llegar al cajero automático y hacer el ingreso, pero me ha ingresado sólo 99 €, pues  el Banco se ha quedado uno de comisión.

He preguntado si podía hacer un ingreso de un euro para completar el pago. 

Me han dicho que sí, pero que me costaría otro euro de comisión: ¡ el 100% de comisión por el ingreso!... y  hacer de nuevo una cola de diez minutos.

Lo he dejado y he llamado al proveedor explicándole el problema. “Déjelo”, me ha dicho el proveedor, “que se queden el euro”. Le he dicho que no me facture más a través de ese banco.

¡Buena mordida la del banco, en un trabajo del que ni sabe de qué se trata!

España está en crisis, dicen. Yo matizaría; algunos españoles están en crisis, porque si es España la que está en crisis, El Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, no es España.