Cuando sea mayor, quiero ser ministro socialista de una sociedad democrática como la española. Es la mejor opción y la más parecida a la de dictadorzuelo bananero.
El dictadorzuelo bananero hace lo que le da la gana, a la brava. Pero eso da mal tono y hace que no se cuente con él en los ámbitos internacionales de buen ver.
El ministro socialista de una sociedad democrática como la española, hace también lo que le da la gana, pero lo prepara y lo adorna. Me lo hacía mi hermana cuando éramos chicos; me pinchaba a hurtadillas hasta que saltaba y cuando yo saltaba, lloraba ella, y la bronca era para mí.
Los sociatas hacen lo mismo; eligen un colectivo influyente, lo marranean a hurtadillas y cuando el colectivo salta, se le da palo ejemplar. Colectivo anulado y a seguir en lo que estaban… ya sabemos todos en lo que están los sociatas.
En este último asuntejo de los controladores, han ensayado el “estado de alarma”. Con eso, además de anular al colectivo molesto, ponen la bota sobre toda la sociedad que, encima – bueno, debajo de la bota - es feliz. Como yo.
Desde luego, si sale gratis es un chollo; la Nación bajo la bota militar, ¡y todo en plan demócrata! Quince días de estado de excepción, dos meses, ¡lo que la borregada española aguante! Es decir, mucho tiempo.
¿Se imaginan cómo estarán la Pajín y el Cerolo - para nombrar a dos de mis preferidos -, esperando a ver si lo del “estado de alarma” funciona? Y es que si funciona un poco bien, sólo un poco, nos dan morcillas a todos los españoles.
Vamos a esperar. La verdad es que a mi me “pone”, como dicen ahora, una Chacón vestida de guerrillera (como la de “Los Clones”… ¡eso es una mujer!) en plan; “¡soy la mismísima ministra del ejército español, todos de rodillas, esto es un “estado de alarma!”.
Pd. Me dicen que Cerolo se escribe con “z” de “zorra”, o de “zumo”, es decir, Zerolo. Pido disculpas y denlo por corregido.
Pdd. Hoy (lunes 6), oyendo las noticias en los medios de comunicación que frecuento, he constatado lo listo que es el gobierno y lo torpe que es eso que, genéricamente, llamamos la derecha. Y me han conseguido poner de mal humor.
La situación en los medios es, en resumen y ya sin excepción que:
1. El “estado de alarma” está justificado.
2. Los controladores son unos canallas.
Mi opinión es la siguiente: La actuación de los controladores fue injustificable. Es decir, no se justifica.
Parece demostrado que la actuación de los controladores, estuvo provocada por una actuación del gobierno previa y sostenida en el tiempo. Es decir, la actuación recalcitrante del gobierno hacia los controladores, le hizo saltar y provocó la actuación injustificable de ese colectivo (que muy probablemente, por lo infantil de la reacción, será mayoritariamente de eso que llamamos “derechas”).
Si esa actuación del gobierno, que provocó la funesta reacción de los controladores, fue premeditada, queda claro que el gobierno es malo y listo y que los controladores son inconscientes y tontos. Si la actuación del gobierno fue improvisada, el gobierno es incompetente y malo y los controladores inconscientes y tontos.
El “estado de alarma” en manos de un gobierno incompetente y malo, es como una pistola cargada en manos de un mono. Me da igual que sea legal, casi legal o ilegal; es peligroso para la ciudadanía. Si además el “estado de alarma” es una medida de legalidad dudosa o cuestionable, entonces no hay discusión; no debió recurrirse a ella.
Los “golpes de efecto” de la izquierda, cuando se aleja del poder, son para echarse a temblar. Haga el lector memoria reciente y quédese helado.
Se podía haber expedientado a los controladores sin necesidad de militarizarlos y, sobre todo, se podía haber puesto el asunto en manos de los tribunales de justicia ordinarios, no militares, para ver hasta dónde los controladores fueran responsables de las pérdidas de los billetes de los viajeros, con el gobierno de forma subsidiaria, y consecuentemente si deberían indemnizar a los viajeros por los importes de los billetes de avión perdidos, así como de los gastos derivados de esas pérdidas.
No es necesario despedir controladores, al contrario, pues de resultar culpables de los perjuicios provocados a los viajeros, deberían estar en buena forma económica para hacer frente a los gastos de las indemnizaciones que procedieran, con sus correspondientes intereses de demora.
Porque en todo esto, los que verdaderamente pierden sin tener arte ni parte en el tinglado del mundo aéreo y la sucia política, son los viajeros. Y ni la militarización ni demás zarandajas les va a devolver un solo euro.