martes, 27 de abril de 2021

Las elecciones madrileñas.

Vienen ahora mismo las elecciones madrileñas y luego vendrán las nacionales, cuando toquen.

Si antes el Sánchez no  acelera y concluye su golpe de estado que está dando a cámara lenta, porque no tiene para Paracuellos, ni para quemar Iglesias (quiero decir templos, naturalmente) ni para perseguir las enseñanzas de Pablo, me refiero al de Tarso, también naturalmente). y sólo para pavonearse de palabra como chulo de taberna.

En ambas elecciones podremos votar a Vox y a Podemos.

Para muchos ignorantes Vox es Franco.

Pero Podemos, declara constantemente que son Stalin.

¿A alguien que no sea un pijo burgués ignorante y hedonista, o un descerebrado comunista, le cabe la más mínima duda de a quién elegir, si verdaderamente son esas las únicas alternativas?

¿A Stalin, el de las fosas de Katyn, el gulag, el Holodomor, el telón de acero, el del mercenario del piolet... o a don Claudio?

Si tienes dudas no es una cuestión de ideología, tienes un grave problema psiquiátrico... o, para ser caritativo, de cultura. Que vale más ser tonto que genocida.


Para saber más sobre socialismo y comunismo, puedes pulsar aquí.


Los resultados de las elecciones madrileñas.

lunes, 26 de abril de 2021

El matrimonio es cosa de dos.

 

Durante un tiempo, en mi madurez, atendía las opiniones de quien consideraba un maestro sabio de moral íntegra que era un ejemplo de vida.

Era muy deportista y me comentaba que su deporte favorito era el ciclismo, pues no se necesitaba a nadie para practicarlo.

Cuando me decía esto recordaba a mis compañeros de oficina, que practicaban el tenis y que siempre estaban negociando cuando quedar para jugar un partido.

Y ni qué decir tiene el tiempo en que jugué al balón bolea; ¡necesitábamos coordinarnos ocho personas…! en los meses que practiqué ese deporte jugamos contadas las veces con los equipos completos.

El gran problema del matrimonio es que se necesita a otra persona.

Si eres un lector banal pensarás que esa es la gracia de la pareja.

Pero si eres un lector avezado entenderás que en lo espiritual encontrar la pareja adecuada es una lotería.

En el aspecto físico, parece más evidente la necesidad de una pareja.

Pero si piensas un poco verás que a lago plazo, resulta más seguro, rentable, y estable, tomarte un  Diazepán cuando el cuerpo te pida guerra.

Porque es prácticamente imposible encontrar a una persona con tus mismos valores y deseos, con la que te valga la pena compartir una vida rica plena.

Dos personas son dos mundos, con sus peculiaridades en los valores, aunque sean los mismos. Es decir, aunque compartan valores trascendentes, suele ser distinta la disposición de cada uno a seguirlos, el cómo hacerlo y hasta dónde.

Y luego, hemos de ponderar el paso del tiempo, con la evolución personal al asimilar de forma distinta la vida, lo que es algo natural.

¿Y los hijos?; un nuevo planteamiento en la enseñanza de valores cuando los de los padres ya están deteriorados.

Una buena referencia de esto es el santoral de la Iglesia Católica, defensora a ultranza de la familia tradicional.

¿Cuántos santos estuvieron casados?

De miles quizás unas pocas decenas. No lo sé, no los he contado, quizás en Internet encuentres la respuesta, pero muy pocos. No por nada, la Iglesia aboga por el celibato entre sus consagrados.

Hay que estar preparado para el matrimonio, pero preparado no de dispuesto, sino de “papá preparado. Prepárate tú”. *

 

* Me preguntan que qué significa esto. Creí que todos conocían la historia: Un joven que cursa estudios en provincias, al final del curso envía un telegrama a su madre que dice;”dice; "mamá stop suspendidas todas las asignaturas stop prepara a papá”. Al poco, su madre le contesta con otro que reza; “papá preparado stop prepárate tú”.


Sobre el matrimonio; la fidelidad.

 

Algunas mentes peregrinas piensan que la fidelidad se restringe a no tener trato íntimo con otra persona que no sea el cónyuge.

¡Menuda tontería! La fidelidad es la entrega al otro de forma unívoca en todos los aspectos, tanto físicos como espirituales.

¿Qué eso cuesta? ¡Claro!, pero ese es el aliciente del matrimonio.

Para lo físico de un momento, ¡qué mejor que una profesional!  ¿Pero adonde nos lleva eso; en el mejor de los casos a nada. En  el peor a la adicción y siempre a la animalización.

Con el matrimonio buscamos la elevación como personas sobre los animalitos. Porque para seguir igual es más rentable ser soltero… buey suelto bien se lame.

Todo el mundo entiende la fidelidad que se debe guardar a un amigo.

¿Porqué no la que se debe guardar el cónyuge?  Porque es de otro sexo.

Menuda empanada mental tiene quien contempla la fidelidad para con el amigo y no para con el cónyuge.

¿No se busca a un amigo en la pareja­?

Ser fiel implica perder la independencia, dicen algunos

En absoluto.  Al contrario, ganar en condición humana superando la faceta animal nos hace libres.

Por eso los gobiernos para controlar la sociedad la inundan de basura e ideas antinaturales. Porque la adicción a lo material nos encadena.

La fidelidad implica libertad y armonía, palabras tabú para la economía consumista.


Sobre el matrimonio; la separación.


Cuando Jesús predicó la indivisibilidad del matrimonio creo que tenía muy claro - como todo - lo que decía, y me parece que no se refería a que un hombre debe aguantar toda su vida a una mujer, o viceversa, sino que debía serle fiel hasta la muerte, lo que es muy distinto.

Estar al lado hasta la muerte hubiera sido una obligación muy dura, pues uno de los esposos puede cambiar o descubrirse con el tiempo como un monstruo.

Al conocer Jesús la naturaleza humana sabía las consecuencias para el alma y para el cuerpo de semejante convivencia.

Por eso Su Iglesia permite la separación, pero no el divorcio.

La separación obliga a mantener la fidelidad, mientras que el divorcio anula cualquier lazo y da pie a la promiscuidad o, dicho de forma más elegante, a experimentar nuevas relaciones, en la búsqueda del éxito.

Para un católico, buscar una nueva relación también es posible tras tramitar la nulidad matrimonial, acto en el que la autoridad religiosa acepta que hubo un defecto de fondo en el matrimonio, lo que invalida el trámite.

Todo esto es muy confuso porque se basa  en la fe, creencia sin argumentos de que es tal cual.

Por ello la familia actual da tumbos, porque la fe retrocede en la sociedad, al tiempo que los estímulos de los sentidos acosan a las personas.

Convivir y ser fiel a una persona inadecuada, o depresiva, o enferma, o loca o infiel,... es humanamente absurdo y lo ha sido siempre, pero todo lo bueno de la sociedad occidental, ejemplo para otras culturas, está basado en ese absurdo sentido del matrimonio.