Con motivo de la discutidísima opinión del Papa Benedicto XVI, de que “el cielo no es un lugar físico, sino un estado del alma”, no puedo sino volver a denunciar la estupidez de tantos católicos, la maldad de otros muchos, católicos o no, y la ignorancia de tantísimos, sean buenos, malos, o mediopensionistas.
¡Mira que he consultado foros católicos, diarios no católicos,… y todos en pie de guerra, con un solo grito: “¡Qué cosas dice el Papa,... la Iglesia se hunde”!
También mucho silencio inseguro y miedoso. Es la estrategia de un buen núcleo de católicos.
El “notición” ya ha pasado, pero el poso ha quedado; la Iglesia pierde, día a día, su ortodoxia, y estos días, nada menos que de manos del Papa Benedicto XVI.
Y todo basado en nada.
Me dirá el lector: “Ud. será el único que sabe lo que en realidad ha dicho el Papa”. El único no, pero sí se lo que dijo, y si el lector tiene un poco de paciencia, estará en mi grupo de los que saben qué dijo el Papa.
No cabe duda que si un Papa hubiera dicho que “el cielo no es un lugar físico, sino un estado del alma”, el asunto traería cola. Pero el asunto es que el Papa Benedicto XVI no lo ha dicho. Ni eso ni nada remotamente parecido.
Entonces, ¿a qué se debe semejante escándalo?
A la ignorancia o a la maldad, como siempre.
Para saber lo que al respecto ha dicho Benedicto XVI, nada más sencillo y razonable, que recurrir a leer la transcripción de su discurso dónde se dice dijo, lo que ha traído esa polémica.
Eso es lo que he hecho.
Cuando tuve delante el texto en cuestión y para ir al grano, utilicé el buscador con objeto de localizar la palabra “cielo” y así no tener que leerlo todo; para mi sorpresa, Benedicto XVI, en la Audiencia General del Miércoles 12 de enero de 2011, en la Sala Pablo VI, dónde presuntamente pronunció las palabras que dan pie a este artículo, ¡no citó la palabra “cielo”!
No tuve más remedio que leerme todo el texto que, por otra parte, no ocupaba más que cinco páginas con un tipo de letra grande, es decir, una lectura cómoda.
No voy a poner la cuchara en la boquita del lector para que se tome las sopitas sin tener que hacer esfuerzo. Sobre todo si el lector es católico. Ya saben mi opinión sobre los católicos iletrados. Dejo al lector que busque la cita (la pongo más abajo) y lea.
Sí diré que Benedicto XVI utiliza unos textos de Santa Catalina de Génova para exponer una visión mística, avanzada para su época, sobre la concepción del cielo y del purgatorio, adquiridas por la santa en “una relación de unión profunda con Dios”. El Santo padre advierte que “Es importante notar que Catalina, en su experiencia mística, nunca tuvo revelaciones específicas sobre el purgatorio o sobre las almas que están allí purificándose”. Es decir, Santa Catalina “añade”, no “cambia” y eso es lo que el Papa expone para nuestra reflexión.
La única referencia del Papa - fuera de la reseña histórica del pensamiento de Santa Catalina de Génova - en lo que se refiere al purgatorio y al cielo, la hace Benedicto XVI citando el Catecismo de la Iglesia Católica.
En resumen, la cita entrecomillada que inicia este escrito (“el cielo no es un lugar físico, sino un estado del alma”) es rotundamente falsa en su forma y en su fondo, pues no responde a las palabras ni al sentido del discurso del Papa.
Todo el escándalo que se produjo pudo arder gracias a la ignorancia de los católicos, a la de la prensa y a la maldad de quién tergiversó malintencionadamente las palabras de Benedicto XVI.
Por cierto, el texto íntegro de la alocución puede encontrase en: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/audiences/2011/documents/hf_ben-xvi_aud_20110112_sp.html
Recomiendo su lectura.