sábado, 11 de febrero de 2012

Catolicismo e intransigencia

En una revista católica de mucha tradición, que por su buena trayectoria merece que omita el nombre, leí un artículo titulado "Doctrina, intransigencia y caridad" - firmado por un autor que también omito por no hacer daño y escribir con mayor libertad -, que empezaba así:


"La causa y raíz de todos los males que, por decirlo así, envenenan a los individuos, a los pueblos y a las naciones y perturban la mente de muchos, es la ignorancia de la verdad. Y no solo su ignorancia, sino, a veces, hasta el desprecio y la temeraria aversión a ella. De aquí proceden los errores de todo género que penetran como peste en lo profundo de las almas y se infiltran en las estructuras sociales, tergiversándolo todo. Si oponerse a la tergiversación es intransigencia, hay que reconocer que la misma es una virtud católica".


Atribuye la cita a Juan XXIII, en la Encíclica Ad Petri Cathedram, documento de fácil lectura y de contenido apasionante, que recomiendo leer con calma.


Me extrañó mucho que el bondadoso Juan XXIII hiciera apología de la intransigencia, aunque fuera de forma retórica. Y como siempre que me extraña algo, fui a la fuente.

Como sospechaba, me encontré con que la cita de la revista católica no se correspondía con el texto de la Encíclica, sino que había una grave alteración en la forma y en el fondo del texto original, que dice:


"La causa y raíz de todos los males que, por decirlo así, envenenan a los individuos, a los pueblos y a las naciones, y perturban las mentes de muchos, es la ignorancia de la verdad. Y no sólo su ignorancia, sino a veces hasta el desprecio y la temeraria aversión a ella. De aquí proceden los errores de todo género que penetran como peste en lo profundo de las almas y se infiltran en las estructuras sociales, tergiversándolo todo; con peligro de los individuos y de la convivencia humana. Sin, embargo, Dios nos ha dado una razón capaz de conocer la verdad natural. Si seguimos la razón, seguirnos a Dios mismo, que es su autor y a la vez legislador y guía de nuestra vida; si al contrario, o por ignorancia, o por negligencia, o —lo que es peor— por mala voluntad, nos apartamos del recto uso de la razón, nos alejamos, por lo mismo, del sumo bien y de la recta norma de vivir."


http://www.vatican.va/holy_father/john_xxiii/encyclicals/documents/hf_j-xxiii_enc_29061959_ad-petri_sp.html


Las partes subrayadas son las que discrepan.

Podría alegarse que las comillas del texto de la revista católica deberían acabar en "tergiversándolo todo" y que lo que sigue es una conclusión del autor del artículo, añadida por error tipográfico. Pero no es convincente, pues el resto del artículo utiliza la única fuerza que da ese razonamiento atribuido falsamente a Juan XXIII, para dar soporte a la pretensión de que la intransigencia es una virtud cristiana.


El texto añadido por el autor del artículo, además de ser una falsificación de la fuente, nada tiene que ver con las frases que le anteceden e incluso cambian el fondo del mensaje papal, que es positivo y pacífico en el original y se vuelve agresivo en la falsificación. Es decir, la Encíclica aborda un problema con un enfoque positivo y ofrece una solución, mientras que la falsificación concluye con un llamamiento irracional – que carece de razón - a la violencia del espíritu para enfrentarse a aquel problema.


El artículo que comento rezuma dureza, e intenta justificar que la intransigencia, un vicio fundamentalista, está justificada en el católico. Además confunde convicción y fidelidad, conceptos positivos, con la idea negativa y ajena a la caridad que es la intransigencia. No sé si el autor es teólogo o mediopensionista pero, por lo menos, podría recordar el refranero español cuando dice "lo cortés no quita lo valiente".


Porque, ¿qué es la intransigencia?


Parece que el leguaje sirva cada vez para menos. Pero yo no claudico en utilizarlo para entenderme con mis semejantes. Por eso recurro al diccionario.


Como puede ser algo farragoso, permítame el lector que resuma los conceptos que me interesan en forma de tabla. La fuente es el Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española (http://www.rae.es/rae.html)


Transigencia; Condición de transigente.


Transigente; Que transige.


Transigir; 1. Consentir en parte con lo que no se cree justo, razonable o verdadero, a fin de acabar con una diferencia / 2. Ajustar algún punto dudoso o litigioso, conviniendo las partes voluntariamente en algún medio que componga y parta la diferencia de la disputa...


Intransignecia, es lo contrario.


Fíjese el lector que “transigir” no implica negación de conviciones propias, sino tan solo una capacidad de ceder ante situaciones conflictivas, para evitar males mayores. Si eso se hace por amor al interlocutor, es caridad y resignación, virtudes ciertamente cristianas. Por poner un ejemplo extremo, la Iglesia católica española no declara la guerra santa o la cruzada contra el Gobierno español por el asunto del aborto, sino que transige y mantiene la paz con la condición de que no se obligue a abortar y no se persiga a quienes se niegen a acepta o colaborar con tal abjecta práctica. Si la Iglesia católica fuera una secta musulmana fundamentalista, sería intransigente con el Gobierno español y practicaría el terrorismo frente a él.


¿La Iglesia católica traiciona sus ideas por no recurrir a la fuerza armada para reprimir tal genocidio? No, transige y alerta con la palabra y la acción política de los católicos, y aboga con su oración, para lograr que se acabe con esa práctica. ¿Qué la intransigencia islámica radical es más eficaz a corto plazo?, sin duda, pero eso no debe condicionar a un católico.


Es decir, por su propia definición, intransigencia implica violencia y está opuesta a la caridad, y la caridad es una virtud esencial del cristianismo. Ser transigente no significa necesariamente claudicar de las ideas propias ni dejar de actuar conforme a conciencia por satisfacer al prójimo, sino saber mantenerse en las ideas de uno y amar y respetar al prójimo, al margen de que sepamos taxativamente que no tiene razón.


Ninguna referencia mejor que la de los primeros cristianos. Nadie puede decir de ellos que renunciaran a sus ideas - morían a puñados por ellas - pero nunca se me ocurriría llamarles intransigentes si no fuera para atacarlos. Su catequesis era con el amor y con el ejemplo, no con la imposición intransigente, entren otras cosas porque no podían. Sólo cuando los católicos tienen poder mundano, poder político, se acaba el amor y el ejemplo y empieza la imposición, la quema del hereje; la intransigencia.


Desde luego es más cómoda la intransigencia que la mansedumbre, pero menos cristiana.


Y ¡como no!, debemos referirnos al ejemplo de Jesús. ¿Lo llamarías, lector, intransigente? Pues considerando el ambiente de su época, ¡menudas tragaderas tenía, en el sentido de que si no las hubiera tenido, habría abrasado el planeta, pues su Padre ya se había comprometido a no inundarlo más! Pero Jesús lo aguantaba todo, o casi todo; no quiso soportar el cinismo del clero ni la instrumentalización de la religión con fines mercantiles. Por lo demás, transigió hasta en que le escupieran en la cara.


¿Dejó por eso a un lado sus ideas? Es una pregunta para estúpidos; no dejó de un lado sus convicciones por transigir, si no al contrario; ratificó su poder transigiendo y amando desde la fuerza absoluta. ¡Menudo ejemplo!... Su mansedumbre – siendo el Poder absoluto - y su doctrina, perfectamente definida y sin flaquezas - han sido la guía de una buena parte de la Humanidad.


¡Y alguien que firma como católico, con una bajo firma relumbrona, en una publicación católica, nos dice que la intransigencia es "una virtud católica"!


Creo que es ignorancia y por eso no pongo más calificativos. Pero es ignorancia dolosa que la revista, si el orgullo no le puede, debe corregir aclarando que la intransigencia no es buena o explicando que diantre entiende por intransigencia. Y el firmante de ese artículo, debe echar el freno a su ardor católico y ver si el camino sigue es el bueno.Parece que, cada vez con más fuerza, se va imponiendo en los católicos el "yo más", en una competición hacia la santidad de escaparate, decantándose a las formas y métodos del fundamentalismo al estilo musulmán o retrocediendo a los momentos históricos en los que la iglesia se confundía con el poder político y ejercía su catequesis con violencia, en lugar de con amor y el ejemplo... !el ejemplo,… qué difícil es pedírselo a un católico! !qué fácil es limitarse al bla bla con la sesión presencial del domingo en el templo!