domingo, 10 de octubre de 2010

La visita del Papa a Barcelona


La próxima visita a Barcelona del papa Benedicto XVI, podrá producir efectos diversos, que están por ver. Pero uno ya lo está produciendo; el de separar la paja del grano.


El catolicismo catalán se está pronunciando. Unos, a degüello con el Papa, otros, a lo que toca, que es amarle y respetarle; amarle como hermano y respetarle como representante de Jesús.


El asunto es de lógica aplastante para un cristiano o para un brahmán. Es del más elemental sentido común. La Iglesia Católica la funda Jesús y nombra su responsable a Pedro y a sus sucesores, con las consecuencias teológicas que eso conlleva. Si uno lo cree así, es católico. Si no le cree así, es otra cosa.


Lutero no creía en el Papa, y como debía ser de buena pasta o tuvo un arrebato de honestidad, creó otra iglesia. Si se hubiera quedado en la Iglesia Católica, a marranear desde dentro, habría sido un “macho cabrío con pintas”, como dicen los castizos… bueno, lo dicen más rotundo pero lo pongo así por pudor propio.


El que crea que las mujeres deben acceder al sacerdocio y, salvando las distancias, los homosexuales y las lesbianas, que los curas se deben casar, que el Papa sobra, que la jerarquía es innecesaria,… ¿qué hace en la Iglesia Católica? ¿Por qué no se va a alguna iglesia protestante, también cristiana, donde ya se piensa así?


Mi opinión, amable lector, es que esos “católicos” son unos “machos cabríos con pintas”. Y además, unos cobardones calzonazos, porque la Iglesia Católica es la única que les permite esos excesos y de eso abusan: Porque a Benedicto XVI le llaman “dictador” y no pasa nada. Pero… ¿a que no se lo llaman, aunque sea desde un blog, a mi vecino skin del 2º 3ª? ¡Ese si es un dictador!... pero lleva botas con punteras metálicas…