lunes, 13 de febrero de 2012

Otra perspectiva del asunto Garzón

Hace uno días escribí las líneas que siguen. Hoy me encuentro en Libertad Digital el titular de arriba; impunidad por prescripción es decir, probablemente es un “chorizo”, o no, pero nunca habrá sentencia pues no se puede juzgar. No me gusta, pero me deja las cosas claras, probablemente también al lector cuando lea lo que sigue. Creo que es hora de publicar lo que escribí y dejar al lector la conclusión que podrá tejer con mi texto y el titular de la ilustración:

[11 de febrero de 2012] Lo del juez Garzón, en relación a la reciente sentencia de las escuchas telefónicas del caso Gürtel, es verdaderamente sorprendente. Voy a intentar analizarlo.

Por lo pronto, mi postura, aunque no sea objetiva - como no lo es la de nadie - es tal que me permitiría ser juez de la causa, pues no es apasionada y tampoco gano ni pierdo nada con la sentencia, hubiera sido la que fuese.

Y visto desde el desapasionamiento, el espectáculo es de lo más sorprendente.

La sentencia es unánime y en esa unanimidad han participado jueces “progres” y reaccionarios, lo que o bien es garantía de justicia, o bien lo es de linchamiento. En cualquier caso, Garzón queda como un imbécil, o porque ha prevaricado como un canalla, o porque ha llevado una vida de intrigas que le ha enfrentado a amigos y enemigos. Ahora bien, como ese mundo de personajillos que forma la oligarquía está por encima de la ley, podemos afirmar que:

Conclusión 1. Garzón ha sido condenado como represalia política por los suyos y por sus enemigos, a una. El hecho de que haya prevaricado es un asunto menor pues en España, sorprendentemente, jamás, salvo contadísimas excepciones y siempre con trasfondo político, ningún miembro del entorno judicial, ha sido condenado por prevaricación.

Toda la oligarquía – de derechas e izquierdas - está contenta de que Garzón esté condenado,… salvo el rebaño de militantes de la izquierda, unos buenos tontos y otros malos tontos, que bailan al son de sus líderes.

Pero la oligarquía socialista, que debe odiar a muerte a Garzón, no puede mostrar sus manos sucias de sangre traidora y moviliza a sus huestes para representar la farsa. Aquí, como siempre, la imagen de España y la paz social no importan.

Garzón debe recurrir para reforzar su postura, pero es un recurso peligroso pues si pierde – parece que la sentencia es de libro y es muy probable que pierda – quedará desacreditado definitivamente. Ahora puede ser una injusticia local, pero si un tribunal internacional ratifica la sentencia, se le pondrá más difícil vivir en un futuro inmediato del momio de las conferencias, cursillos y asesoramientos.

Conclusión 2. Parece que esto ha sido más que un aviso a Garzón desde su “oligarquía amiga”. Garzón se puede dar por contento si todo queda así; debe buscarse una buena excusa – por ejemplo de plazos para que prescriba su plazo de recurrir - y quedarse como está.

Le viene ahora la sentencia del asunto de asumir unas funciones que no le correspondían, en el asunto de los “crímenes de Franco”.

Es decir, más prevaricación. A sus colegas socialistas, creo que el asunto de los crímenes de Franco les trae al fresco, o incluso les incomoda. No hemos de olvidar que algunos de los líderes relevantes de la oligarquía de la izquierda son hijos de colaboradores de Franco, por lo que les alcanza la sombra del presunto genocidio. Y otros líderes de la izquierda vivientes, como Carrillo, dejan como una niña de teta al general Franco en eso de los genocidios.

Pero la campaña que intenta ocultar el verdadero motivo del encausamiento de Garzón – por prevaricador, no por justiciero – ha hecho mucho ruido, hasta el punto de que puede volver al juez un mártir. Y eso no es lo que quieren los oligarcas que van a por su compañero.

Para ver que Garzón asumió una competencia que no tenía, basta haber seguido las sesiones del juicio. Recuerdo haber corregido un examen de Historia Económica en el que el alumno escribía: “Del asunto del proteccionismo en España en el s. XIX no sé nada [era el tema del examen], pero le puedo escribir sobre la Revolución Industrial”… y llenaba la hoja con ese tema. El fulano no debía ser muy tonto, pues es asignatura de segundo curso de la Universidad, pero creyó que podía pasar. Y yo aguanté, porque había instrucciones de aguantar.

Garzón ha hecho lo mismo; “Del asunto de haberme adjudicado una competencia que no tenía, no voy a hablar, pero Franco fue un asesino”… y se dedicó a presentar viejecitos, viejecitas y parientes a ver quien contaba su batallita más emotiva. Y los jueces aguantaron, imagino que porque tenían instrucciones de aguantar.

Conclusión 3. Garzón no será condenado por este motivo, aunque el tribunal no tendrá unanimidad. Con esto, primero, queda la duda; segundo, los que han jaleado tanto al tribunal que lo ha condenado, tendrán que meterse la lengua donde les quepa y aguantar el golpe; y tercero, los que le alaban como dios justiciero, se derretirán de gusto. Todos contentos.

Pero mi pobre Garzón, me parece que tu suerte está echada. Luego sigue el asunto de cobrar un dinero como lo hiciste y encima archivando asuntos pendientes con la Ley, de quien te dio el dinero.

Como dice la sabiduría popular y recuerda Maquiavelo, perdonas que te maten a tu padre, ¡pero que te metan la mano en el bolsillo, es imperdonable!

Este tercer juicio es de libro. Pero, ¿importa eso? Creo que no. Veámoslo desde otra óptica.

Garzón sabe lo suficiente como para tener asustados a oligarcas de la derecha y de la izquierda. Recordemos que el asunto Urdangarín salió con el asunto Campeón del ex ministro socialista Blanco y Blanco era un peón comparado con Garzón (bueno, esa es mi tesis. No hagan mucho vaso). Pero este Garzón debe ser tan peligroso que incluso, a pesar de serlo, se lo han llevado por delante. Pero…

El pero es que debe quedar todo este enredo en un pacto entre “caballeros” (tanto se autoproclaman caballeros los de la orden de Malta como los masones. Por caballerosidad que no quede).

Conclusión 4. Si Garzón se allana a su situación y se retira sin remugar, este tercer juicio será a su favor. Si se muestra rebelde, lo arrastrarán por el lodo hasta rebozarlo bien. Quizás aunque se allane.

Pero al margen de todo esto, ¿quien gana por este embrollo?

Primero, gana la oligarquía que se quería vengar y lo ha hecho.

Pero además, gana el caso Gürtel, pues la burda prevaricación de Garzón ha dado motivos, a los abogados de los imputados, para pedir con fundamento que se declare nulo el sumario.

¿Sabía Garzón que su burda prevaricación tendría estas consecuencias? ¿Habría olvidado Garzón – cegado por su soberbia, la misma que la destruido - que el dinero no tiene ideología?

Garzón se implicó a fondo en un asunto que afectaba a oligarcas de derecha y pensó que hacía méritos para los oligarcas de la izquierda. ¡Pobre Garzón!... o quizás no tan “pobre”.

Conclusión 5. ¿No será toda esta maniobra una forma de desactivar el caso Gürtel, llevándose a la vez a Garzón por delante, maniobra gestada por la oligarquía financiera – así, sin ideología - utilizando a Garzón como chivo expiatorio? ¿Podría darse la circunstancia de que a Garzón se le hubiera ofrecido alguna recompensa por prevaricar ostensiblemente, ser descubierta la prevaricación, condenarle y apartarle de la judicatura, pero más millonario de lo que era y con una determinada posición social?