martes, 21 de febrero de 2012

¿Son justas las medidas frente a la crisis?


Me refiero a las medidas anunciadas recientemente por el Partido Popular.


Empezaré con la síntesis; tal como están planteadas son necesarias, pero no justas.


Necesarias, porque cuando uno se ha endeudado, por motivos loables o no, debe amortizar su deuda. Es ética elemental de gente de bien.


La forma de solventar una deuda que ha de pagarse inmediatamente, es sacar de dónde se tiene, aún a costa de las comodidades propias.


Son necesarios los recortes. No es lícito ir contra unos recortes que deben hacer frente a una deuda contraída hacia un tercero. Lo contrario es ser un miserable moroso.


Pero eso a los socialistas no les importa, porque su naturaleza es marrullera y tramposa. No es esa la naturaleza de la mayoría de gente de bien en España. Las deudas hay que pagarlas lo antes posible o en los plazos pactados.


Ahora bien, ¿son justos esos recortes? Sin duda no.


La deuda la ha generado la mala gestión de un gobierno socialista de Zapatero, secundado por sus aliados de la banca y la finanza. En esa generación de la deuda, muchos se han hecho millonarios. Luego lo justo sería que fueran ellos los primeros en aportar los recursos para enjugar esa deuda. Lo primero sería, pues, embargar a los políticos socialistas responsables de la crisis y a los nuevos ricos forjados en la crisis.


Si matizamos más, a los gobernantes socialistas y a los banqueros, deberíamos sumar a los especuladores inmobiliarios, a los trabajadores fraudulentos, a los sindicatos,... Pero esos no son la mayoría de los españoles. Las medidas generales afectan a todos por igual, omitiendo la mayor responsabilidad de algunos.


Las medidas contra la crisis, para ser justas, deberían haber empezado por esa medida de dar prioridad a la recaudación de los bienes de los responsables.


Pero para llevar a cabo esta primera medida recaudatoria, es preciso que la justicia sea independiente, que actúe y que actúe con diligencia.


Es decir, las medidas contra la crisis son necesarias, pero me temo que nunca llegarán a ser justas.