Querido lector.
El contenido de este blog te podrá gustar o disgustar. Pero
no le negarás coherencia.
Y sinceridad.
Es decir, cuando escribo “querido lector” quiero decir literalmente lo
que escribo.
Como soy antiguo lo hago en genérico, por lo que me refiero a lector y lectora.
Querido porque si me lees es porque compartes algo conmigo.
Si te disgustase no me leerías, y hoy escasean tanto las personas afines que sería
un desperdicio no querer a quien muestra una expresión de afecto para con uno.
Quizás debería añadir “paciente”, pues reconozco que, a
veces, me extiendo mucho y que abundan los gazapos en mis escritos, por espontáneos
y por ignorancia.
Querido aunque no exista correspondencia, pues mi naturaleza
necesita querer; me gusta que me quieran, pero no es mi combustible. Por lo
menos eso creo que me dice la experiencia.
Y como soy un desvergonzado, si quiero a alguien se lo digo,
pues es un querer sincero y limpio que no puede llevar a malentendido ni a él
ni a ella.
Así pues, gracias por ocupar parte de tus ocios conmigo,
querido lector.
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