Actualizado a 04/11/2023.
Sí. Andrajosos intelectualmente, que no tenéis una
pizca de cerebro.
Llevo tiempo leyéndoos intentando encontrar, como un clavo ardiendo en vuestros torpes argumentos, algo que me ayude a dejar de creer en un ser superior.
Y no he encontrado, ni en el más acrisolado de vuestros portavoces, un solo razonamiento coherente que me ayude a llegar a la conclusión de que no existe un ser superior, creador de lo que veo y de lo que no veo.
Me da envidia ver, lo despreocupados que viven esos individuos que son más animalitos que seres racionales, que ni se plantean la trascendencia.
Me pesa esta vida ordenada, de amor al prójimo, de respeto a unas normas en las que parece que nadie cree, ni quien las predica. Normas que tienen un premio sublime si se cumplen o un castigo feroz si se incumplen.
¡Pedazo de imbécil, si es así como empezaban sus argumentos los ateos de los años ochenta, que están ya más antiguos que el mear!
Pero ese es también un triste don para los que no entendemos a Dios.
A raíz de determinadas circunstancias, di en replantearme esa postura.
Y entendí que la mejor o de hacerlo era buscar y
estudiar ateos significados, algunos que ya había conocido y repasar sus argumentos.
Es esta una práctica peligrosa, pues cuanto más
grosero es el error, mayor es la demagogia que lo arropa, hasta el punto que puede
confundir a muchos.
Pero valió la pena el trabajo, pues me percaté de
que los autores ateos utilizan dos estrategias que privan sobre todos sus argumentos.
Una, ridiculizar al creyente y al concepto de Dios y
la otra, tergiversar los argumentos de los no ateos.
Son estrategias clásicas estalinistas, que han sido
luego parte básica de los manuales de propaganda de los gobiernos totalitarios.
Si hablo de trascendencia, hablo del ser humano en
su estado natural y el tema es de naturaleza.
Pero si hablo de ateísmo, entro de lleno en el terreno
de la política, en cuanto trato de una manipulación antinatural, del ser humano.
Pero hay más.
Dije en la entrada que te he citado,
que los ateos tienen fe y tragaderas y que yo no soy hombre de fe.
Me equivocaba por no conocer lo que debo entender
por fe.
Al estudio concreto del concepto de fe, he dedicado muchas
horas para afianzarlo, al tiempo que trataba sobre el ateísmo.
Todo va relacionado y nuevas respuestas generan
nuevas preguntas.
Pero no voy a aburrirte. Resumo: No sé si soy hombre
de fe.
El ateo tiene fe, y además, muchas tragaderas.
No es un insulto, es señalar un hecho.
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