Tras el reciente atentado palestino en Israel, he conseguido no ver ninguna de las imágenes atroces, que al parecer inundan las redes sociales.
Prefiero opinar sin estar exaltado por imágenes aberrantes.
La raíz de este conflicto es antigua y profunda.
Ninguno de los analistas que la estudian, encuentra solución ni explicación clara a ese embrollado conflicto.
No soy tan idiota como para intentar explicar el reciente atentado de Hamás en Israel.
Desde mi modesto punto de vista, por complicado o intrincado que sea un conflicto, de ninguna manera da pie al crimen salvaje y despiadado contra población civil inocente.
Es decir, los autores e inspiradores del brutal atentado de Hamás, deberían ser puestos ante la justicia y responder de sus crímenes.
No hay Dios justo que pueda aceptar semejante comportamiento.
Si esos criminales no llegan a ser detenidos y juzgados en esta vida, tendrán que dar cuenta de sus actos en el juicio final que presido por su Dios.
Está muy cuestionado, incluso en el mundo musulmán, lo de la guerra santa que se predica en nombre de Alá.
Pero Alá, como Dios bondadoso y justo para sus seguidores, en modo alguno puede referirse en esa presunta guerra santa, al crimen despiadado de almas inocentes.
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