Escucha, adolescente estúpido. Hay un refrán español
que dice; quien escucha sus males oye. Esto viene a cuento de que la
gente que te rodea, cuando estás delante no suele decir lo que piensa mal de ti
o tus defectos.
Pero muchas veces, cuando no estás presente, sí
comentan defectos tuyos, la mayor parte de las veces sin ánimo de ofender, sino
con ánimo de compartir problemas para buscar soluciones.
Cuando acercándote a hurtadillas, o escuchando
detrás de una puerta, oyes una conversación, puedes escuchar cosas que no se te
dicen a la cara que, además, las escuchas sin contexto, solo palabras sueltas.
Si juntamos esa carestía de argumento en lo que oyes,
con el orgullo, las pocas luces y la estupidez que lleva la adolescencia, lo
que haces es crearte un mundo de fantasía, que no responde a lo que has oído,
sino a lo que piensas que has oído.
Por eso, como no soy un adolescente, hace mucho
tiempo que dejé de prestar atención a lo que se dice o creo que se dice de mí,
cuando no estoy presente, porque en el mejor de los casos serán opiniones muy
concretas referidas a situaciones específicas que, probablemente, se hayan
comentado en otra parte de la conversación.
Pero eso es difícil de entender por un adolescente
incipientemente imberbe y estúpido.
Solo lo digo para que pienses sobre ello, aunque
dudo que a tu edad, tengas suficiente capacidad como para elaborar un argumento
coherente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.