miércoles, 16 de enero de 2008

Cristianismo e izquierda


Cada vez se oye decir a más políticos de izquierda que son cristianos, e incluso católicos, y desde esa afirmación se justifican para atacar a la Iglesia Católica.

Las líneas que siguen dan una opinión sobre la incompatibilidad entre la ideología de izquierda y la doctrina cristiana.

El comunismo en el siglo XX.

Hay diversos motivos para no reconocer la realidad. Entre ellos, uno es la ignorancia. Otro es el miedo de saber. Un tercero es el interés. Otro es el fanatismo.

La ignorancia es mala, pero tiene fácil remedio; aprender. El miedo es más preocupante, pues para acceder al aprendizaje hay que vencer primero una miseria del espíritu. El interés por ignorar la realidad, muestra un trasfondo de egoísmo y mala intención.

El fanatismo ciega la razón e impide llegar a la realidad. Así, el ignorante, el cobarde, el malvado y el fanático son modelos habituales de personas que no reconocen la realidad.

¿Porqué digo esto? Por que me asombra la actitud de algunos de mis conciudadanos hacia eso que se conoce como “la izquierda”, término que abarca grupos que van desde los “antiglobalización” a los socialistas, comunistas, anarquistas, maoístas, “okupas” y más, en definitiva, ese entramado que vemos manifestarse juntos – sin llegar a ser multitud a pesar de las subvenciones – gritar juntos y andar juntos.

En España esa amplia y difusa aglomeración de ideas se autodefine con el eufemismo de “progresismo izquierdista”, lo que es una paradoja.

Muchos de mis conciudadanos a los que me refiero más arriba, votan “a la izquierda”. ¿Pero cómo alguien puede votar algo tan indefinido y caótico? Antes de contestar voy a recordar unos detalles que quizás ayudaran a encontrar la respuesta.

El pasado s. XX ha sido muy movido y en él la izquierda se ha caracterizado por ser la protagonista casi exclusiva – excluimos la pálida competencia de los fundamentalismos islámicos asiáticos o africanos - de los genocidios que se han practicado en el Planeta, de manera que detrás de todo genocidio ha habido una ideología de izquierdas.

Es más, no ha habido partido de izquierdas en el poder (sería un chiste poner el ejemplo del socialismo sueco) que no haya protagonizado su genocidio.

Veamos actuaciones del comunismo en Europa.

Iniciado el siglo se desencadenó una revolución en Rusia, la bolchevique, a la que siguió una guerra civil y luego un régimen de represión que duró hasta mediados de la segunda mitad del siglo.

Las purgas (eufemismo de matanzas) de sus líderes Lenin (gobernó entre 1917 y 1923, año en que murió de sífilis) y Stalin (entre 1924 y 1953), no sólo contra la población en general sino contra sus propios colaboradores, fueron de tal calibre que hoy son un paradigma.

Los bolcheviques diseñaron las checas, lugares donde se aplicaba la tortura sistemática contra todo aquel que deseaban aniquilar. Los torturadores eran a veces chapuzas sanguinarios o verdaderos expertos a los que la práctica habitual había enseñado cómo vejar y aplicar dolor a sus víctimas.

Las checas se exportaron a la España de izquierdas durante la guerra civil de 1936-1939.

El fin de aquel horror comunista coincidió con los últimos años del siglo y derribado el Telón de Acero, las secuelas de la izquierda son el terrorismo, la corrupción y el hambre.

Próximos a mediados del mismo siglo, apareció en Alemania el nacional-socialismo.

Tras la retórica de la imagen se desarrolló la represión en nombre de la izquierda socialista con la capa del nacionalismo. Un partido de seres superiores, alemanes, altos y rubios - paradójicamente liderados por un austriaco bajo y moreno - iniciaron un genocidio de gitanos, judíos, católicos y de todo aquel que por alguna circunstancia era diferente y, consecuentemente, peligroso.

La Alemania nacional-socialista fue aliada de la Rusia soviética.

Mientras tanto, en América latina, el comunismo extendió su revolución creando guerrillas armadas por la URSS que asolaron y aún hoy aterrorizan a la población.

Un ejemplo paradigmático es la Cuba de Castro - una de las mayores fortunas del mundo, característica ésta común a los líderes comunistas – donde contados y reconocidos hay hoy 45.000 asesinados y dos millones de exilados y donde la población pasa hambre.

En el entretanto, en España la izquierda tomó el poder a partir de un golpe de estado – me refiero al fraude de las elecciones del 36 –creando un ambiente de terror que llevó a la guerra civil.

Los historiadores achacan represalias en los dos bandos de la contienda, pero sólo se da en el bando de la izquierda la matanza sistemática de civiles en retaguardia y por razones de ideología o de religión, hasta el punto de que la matanza de católicos a manos de la izquierda compite en ferocidad con las persecuciones del emperador Diocleciano (245-316).

En Paracuellos del Jarama un político hoy en activo y jaleado por su izquierda contemporánea, ordenó el genocidio de más de cinco mil inocentes, entre ellos mujeres, ancianos y niños.

La revisión histórica de la actuación del gobierno de la República, tan añorado por la izquierda española de hoy, “…ha permitido llegar a la conclusión de la existencia entonces de programas políticos destinados a conseguir la desaparición de la Iglesia de la nueva sociedad española…

Las cifras globales de los muertos por el odium fidei en la guerra española…fueron, sólo entre el clero y religiosos, de 6.744 personas (Ave María núm. 722. Ag.-Sept. 2006).

Actuaciones del comunismo en Asia.

Si miramos hacia el continente asiático y repasamos la actuación del maoísmo en China, ideología tan alabada por la intelectualidad izquierdista española, contaremos 21 millones de asesinados bajo el terror de Mao, aproximadamente la mitad de la población española de hoy. Sólo imaginarlo encoge el corazón... pero las izquierdas lo añoran o lo justifican como “mal necesario”.

El maoísta Pol Pot gobernó la actual Camboya entre 1975 y 1979, años en los que liquidó a más dos millones de sus conciudadanos, ¡de una población de ocho millones!

Los motivos para hacerse reos de muerte podían ser el tener nociones de inglés o francés, no tener callos en las manos, no tener los dientes amarillos o romper por accidente un vaso de la comuna, lo que era considerado como un atentado a la revolución. Para no gastar balas se solía matar a la víctima a palos.

Pol Pot era halagado por parte de la intelectualidad occidental e ignorado su genocidio por la sociedad en general, a pesar de que algunos autores, entre ellos y el más contundente y reconocido fue el sacerdote católico François Ponchaud, de la Iglesia Católica Camboyana, quien denunció la situación en su libro Cambodge, année zéro (Camboya, Año Cero, Julliard, Paris, 1977). Le Livre noir du communism: Crimes, terreur, represión. (publicado en 1998 en español por las editoriales Espasa Calpe y Planeta, ISDN 84-239-8628-4), escrito por profesores universitarios y experimentados investigadores europeos y editado por Stéphane Courtois, director de investigaciones del Centre national de la recherche scientifique, la mayor y más prestigiosa organización pública de investigación de Francia, cifra en más de 100 millones de personas las asesinadas por el comunismo en el mundo. Otros autores dan cifras semejantes.

No ha habido izquierda contemporánea que no haya aportado su grano de arena a esta cifra, por acción directa o por la apología de los verdugos.

La izquierda del s. XX y la de hoy Esa es la evidencia histórica. No hay más que seguir un poco el día a día y buscar fuentes históricas serias para verlo.

Y si esa es la realidad, ¿quién puede votar a la izquierda, a esa izquierda de hoy que reivindica la República española, a Mao, a Stalin, o a Castro?

Hay quien dice, “el socialismo de hoy no es el de antes”.

Pero sí, es la misma izquierda. Incluso sobreviven hoy protagonistas de esa violencia, unos que todavía viven en el crimen, como Castro, u otros que viven de gestionar su pasado, como el de Paracuellos.

 Y los que por edad no pudieron ser protagonistas, se desahogan homenajeando a esos criminales históricos o contemporáneos.

 Si no son los mismos, ¿porqué se tienen tan presentes y se añoran con tanta efusión a esos sanguinarios izquierdistas?

 Sí, la izquierda se ha demostrado intelectualmente estéril y genocida, ¿quién que no tenga esas vocaciones puede añorarla y desearla? Sin duda el ignorante.


Comunismo y democracia.

Que la democracia es una forma de gobierno que no se acomoda a las ideologías de izquierda, es algo evidente.

Cuando un gobernante de izquierdas llega al poder, se aferra a él por todos los medios y recurriendo a todas las artimañas. Ya la prensa nos anunció recientemente que el dictador Chávez ha elaborado una ley para que su elección pueda ser vitalicia.

En España en algunos lugares, como Andalucía, ya es prácticamente vitalicia, y cuando parecía que podía dejar de serlo en el gobierno de la Nación, la izquierda, retomó el poder en unas elecciones presididas por la confusión malintencionada. El poder revestido de legalidad democrática da a la izquierda una impunidad que le permite seguir ejerciendo su revolución de forma “legal”: Aunque el término suene terrible, es un genocidio la practica del aborto. Con ello la izquierda emula los momentos más dramáticos del estalinismo.

Desde el poder, la izquierda practica también el genocidio cultural impidiendo que la población se culturice y acceda a conocer sus orígenes, desarrollando en las escuelas asignaturas doctrinales para alienar a la juventud e inventándose una historia inexistente adaptada a sus intereses.

Desde el poder la izquierda promueve en la población que gobierna un caos de identidad, pretendiendo transformar al ser humano monógamo, heterosexual, familiar y trascendente en poco menos que un mamífero irracional.

¿Para qué sigue pidiendo la izquierda que vuelva su república o que se instaure el comunismo? ¿le ofrecen esos regímenes más margen de acción democrática? No, lo que ofrecen esos regímenes, como nos muestra su realidad histórica, es la opción del poder absoluto y el recurso de la violencia impune.

Lo hemos visto en España recientemente con el escándalo de las clínicas abortistas que destruían en trituradoras a fetos de hasta ocho meses, lo que es un delito. Sorprendentemente, otras clínicas se han solidarizado con las infractoras y han realizado la petición pública de que se sobresean esos delitos. 

En una democracia ese sobreseimiento no es posible, pero en un régimen totalitario de izquierdas sí que lo sería. Ese valor añadido de impunidad en su gestión política es lo que les ofrecen su república y su comunismo a nuestros gobiernos de izquierdas.

Convivencia entre democracia y comunismo: 

 ¿Cómo puede convivir la izquierda con una democracia real?

Es evidente que de ninguna manera, como la misma izquierda declara reclamando desde la democracia, la dictadura.

El nacional socialismo de Hitler llegó al poder desde la democracia, por lo que todas las leyes que desarrolló, incluida la que regulaba el futuro de los judíos, estuvieron legitimadas por la democracia.

Y teniéndolo todo le supo a poco.

El capricho costó 45 millones de vidas en una guerra mundial.

¿Cómo se puede votar a una ideología que pide el voto para desde el poder destruir el voto? La ignorancia, siempre la ignorancia.

No cabe democracia en una actitud que reivindica un pasado de crimen y horror y un presente de muerte con aborto.

Ante la evidencia, no cabe la prudencia de … probate spiritus si ex Deo sint… (probad las almas a ver si vienen de Dios) 1 Jn 4,1… No hay duda, no vienen de Dios.

Sin duda sólo puede votar a la izquierda el ignorante o el estúpido.

Cristianismo y comunismo.

Hay quien compara el Cristianismo con el comunismo. Parece que eso de pan para todos, trabajo para todos y todos somos iguales, menos los ricos, que son malos, puede parecerse a lo que predicó Jesús de Nazaret.

Nada más lejos de la realidad. Ningún cristiano confundiría ambos conceptos ya que desde su postura – y por descontado desde la más elemental moral natural - la doctrina comunista es aberrante; la pretendida solidaridad comunista no es más que un pacto entre supervivientes, que no tiene más valor que el interés momentáneo de los interesados.

A pesar de todo algunas personas, mirando desde afuera, creen hallar semejanzas. Y no digamos los “cristianos de izquierdas", que se creen en el origen de los cristianos y así lo expresan sin el menor pudor por evidenciar su tontería.

Hablar de un cristiano de izquierdas es como elogiar la sensibilidad de un canto rodado; son mundos incompatibles y nunca un individuo de izquierdas podrá ni de lejos pensar con la trascendencia del cristianismo, lo que ocurre es que su propia limitación le impedirá hacerse cargo de ello. Parecidos superficiales.

 En la naturaleza existe algo que explica el parecido de seres que no tienen nada en común. Es lo que los especialistas llaman evolución convergente. Esta se da cuando dos seres se han adaptado a un mismo medio, lo que les ha llevado a parecerse en el aspecto, aunque no tengan parentesco; para el ignorante son lo mismo, pero para el mínimamente documentado, no tienen nada que ver. Hay muchos ejemplos, uno muy claro es el caso del delfín y el tiburón. El primero es un mamífero con una notable capacidad cerebral. El segundo, un pez arcaico con un cerebro elemental. Se parecen físicamente, pero no tienen nada en común.

Así ocurre con el cristianismo y el comunismo. Salvando las distancias que hay entre lo sublime y lo procaz, ambos se han desarrollado en el mismo “medio”, el hombre, pero el primero es una forma trascendente y milenaria de ver el mundo, con su horizonte en el infinito, mientras que el segundo, incluso en la opción de los teóricos mejor intencionados, es una fórmula elemental en lo espiritual, fugaz en lo temporal y de contenido práctico, social y económico, estéril, como muestra la experiencia histórica. Moneda falsa. 

Podríamos recurrir a otra situación de la naturaleza para resolver cualquier pretensión de originalidad de las doctrinas de izquierdas, incluso en los meros enunciados teóricos mas “humanizados”. Se trata de la cripsis o mimetismo. En la naturaleza algunos animales intentan cambiarse de aspecto para confundir a sus posibles predadores o a sus presas potenciales. Es una forma natural de engaño que les permite la supervivencia. Sin la inocencia de los irracionales, la izquierda adopta formas cristianas como la caridad, la banaliza y la renombra como “solidaridad” y ya ha colocado una base para que un individuo - previamente mermado por la propaganda en sus capacidades cognitivas - se crea que militando en la izquierda está cumpliendo los preceptos que hace más de dos mil años predicó Jesús.

Vimos que la muerte es el signo de la izquierda.

Triste y desgraciada es la guerra en la que dos contendientes armados se enfrentan entre sí para dirimir algo.

Pero los más de 100 millones de inocentes asesinados por la izquierda en el siglo XX, no tienen ni el burdo y precario atenuante de actos de guerra; han sido crímenes de retaguardia y genocidios de inocentes justificados por la revolución.

Es obra del diablo en la mente humana hacer creer al cristiano que su fe es compatible con la izquierda; … todos los que se sirvieren de la espada, a espada morirán… Mt 26,52; Habéis oído que se dijo a nuestros mayores: No matarás; el que matare será reo de juicio. Pero yo os digo que todo el que se irrite contra su hermano, será reo de juicio… Mt 5,21-22; Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios Mt 5,9. ¿Cabe más autoridad?

Comunidad cristiana y la comuna socialista. 


No sólo la muerte en el sentido que le damos aquí separa cristianismo de comunismo, ¿se puede comparar el ambiente de una comuna – expresión máxima de la solidaridad comunista – dónde el recelo, la denuncia, la envidia, la competencia, la concupiscencia, el miedo,… reinan entre sus miembros, con el ambiente de las comunidades cristianas?

Leamos lo que era la comunidad cristiana: Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu,… Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar. Hch 2, 44-47.

Mujer y hembra Y en la actitud de la mujer frente a su vida y a su propia dignidad, ¿qué tiene de semejanza el perfil de la mujer “liberada” sexualmente, “progre”, pro abortista,… de izquierdas, frente al modelo a emular por la mujer cristiana?; … 

María, la humilde mujer de provincia,… es el “resto santo” de Israel, al que hacían referencia los profetas… En ella está presente la verdadera Sión, la pura, la morada viva de Dios. En ella habita el Señor,…” (de la homilía del Santo Padre Benedicto XVI en el 40 aniversario del Concilio Vaticano II, 8-12-2005, citado en Ave María núm. 719, p. 5. Mayo 2006). 

Cristianismo e izquierda Hay un abismo entre el cristianismo y la izquierda que imposibilita la doble militancia.

No en vano todos los gobiernos de izquierda, siempre, han legislado cuando han podido para derribar los pilares de la fe cristiana.

¿A que tanto odio si hubiera un trasfondo común? ¿Alguien ha hablado con más autoridad y firmeza contra los ricos, contra la injusticia, contra la discriminación, contra la violencia... que Jesús? ¿no debería ser pues Él, el líder de una política que se dice defensora del proletario, de la justicia, de la desigualdad y de la paz?

Y sin embargo la izquierda persigue al cristianismo con la ferocidad que lo hicieron los paganos romanos.

Sólo una acción causa-efecto ha relacionado al verdugo con el cristiano: Sanguis martyrum, semen christianorum (La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos) (Tertuliano, Apol., 50,13: CCL 1,171. Citado en la homilía del Santo Padre Juan Pablo II, en la beatificación de los siervos de Dios José Aparicio Sanz y 232 compañeros mártires en España, domingo 11 de marzo de 2001)  

Hemos visto datos objetivos que no dejan lugar a dudas sobre la naturaleza violenta y anticristiana de lo que conocemos como “izquierda”, cualquier izquierda. Pero, ¿es esa una actitud coyuntural, adoptada por personas que se desvían de lo que es la esencia de la izquierda? El hecho de que toda izquierda, en todo el mundo, genere violencia, deja fuera de toda duda el que su actitud criminal sea un hecho aislado o subjetivo. Porque esa violencia se fundamenta en el odio hacia el ser humano como persona y, en consecuencia, contra todo aquello que defienda esa condición. El hombre, como criatura creada y amada por Dios, se enfrenta al deseo de la izquierda de transformar al hombre en animal, en un trozo de carne sin más valor que el material; esta es la esencia del odio violento de la izquierda.

Perderte no es una pérdida. Conservarte no es de ninguna utilidad, reza el manual de la revolución maoísta de Pol Pot. … Las teorías comunistas, por supuesto, no descansan en ningún redentor de la humanidad…

Es lógico que la familia burguesa como institución desaparezca… A los sumo, podría reprocharse a los comunistas, el pretender sustituir la situación actual de la mujer hipócrita y aparentemente recatada, por una colectivización (de la mujer) oficial y abierta … escriben Marx y Engels en El Manifiesto Comunista.

¿Pueden armonizarse estos textos con lo aprendido del Redentor de la humanidad?: Porque así como siendo el cuerpo uno, tiene muchos miembros y todos los miembros del cuerpo, con ser muchos, son un cuerpo único, así es también Cristo. Porque también todos nosotros hemos sido bautizados en un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo, y todos, ya judíos, ya gentiles, ya siervos, ya libres, hemos bebido del mismo Espíritu... Los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios. 1 Cor 12, 12-ss No nos engañemos, izquierda y cristianismo son incompatibles y el que se dice cristiano que milite o vote a un partido de izquierdas no está sino quedando en evidencia – en el mejor de los casos - de una supina ignorancia.