domingo, 23 de junio de 2019

Querido lector.


Querido lector.

El contenido de este blog te podrá gustar o disgustar. Pero no le negarás coherencia.

Y sinceridad.

Es decir, cuando escribo “querido lector” quiero decir literalmente lo que escribo.

Como soy antiguo lo hago en genérico, por lo que me refiero a lector y lectora.

Querido porque si me lees es porque compartes algo conmigo. Si te disgustase no me leerías, y hoy escasean tanto las personas afines que sería un desperdicio no querer a quien muestra una expresión de afecto para con uno.

Quizás debería añadir “paciente”, pues reconozco que, a veces, me extiendo mucho y que abundan los gazapos en mis escritos, por espontáneos y por ignorancia.

Querido aunque no exista correspondencia, pues mi naturaleza necesita querer; me gusta que me quieran, pero no es mi combustible. Por lo menos eso creo que me dice la experiencia.

Y como soy un desvergonzado, si quiero a alguien se lo digo, pues es un querer sincero y limpio que no puede llevar a malentendido ni a él ni a ella.

Así pues, gracias por ocupar parte de tus ocios conmigo, querido lector.

sábado, 22 de junio de 2019

Me he tatuado.



Me he tatuado. Sí, tal como lo lees, querido lector. Veo que tanta gente tan guapa se tatúa que he decidido hacerlo. Y la verdad es que me ha quedado fetén.

Eso sí, me ha costado un ojo de la cara. Creo que también me han contagiado la hepatitis. Pero eso es menos importante, porque no cuesta dinero, paga la Seguridad Social.

Me he tatuado un gran corazón de amor de madre  sobre el omóplato izquierdo, del que brotan unas lágrimas que recorren la espalda desde el corazón hasta la nalga derecha, siguiendo por el muslo derecho y bajando hasta el tobillo, donde mueren las lágrimas.

He evitado dibujar la zona de la columna donde se pone la epidural por un posible embarazo (estoy pensando en un cambio de sexo).

Dentro del corazón, escrito en gótico”mamá, te amo y lloro tu ausencia”.

Al tatuador le caían lágrimas de emoción sobre mi espalda mientras trabajaba.

Ha quedado precioso.

Lo único que me fastidia es que cuando se lo he enseñado a mi padre, se ha enfadado y me ha dicho desencajado: “¿por qué crees que fuiste a un colegio público?, ¿por qué crees que trabajas desde los catorce años?, ¿por qué crees que vivimos como indigentes?...,  porque tu madre me arruinó a causa del juego y se fue con otro con el que se pulió tu herencia”.

He vuelto a que me borren los tatuajes, pero me han dicho que no se puede, que son para toda la vida,

¡Mecachis con los tattoos y con la gente guapa!

Votar o no votar


Entiendo que en una democracia como la española, no perfecta pero con aspiraciones, es obligado éticamente votar en unas elecciones convocadas legalmente.

Pero vistos los chalaneos realizados tras estas últimas elecciones me planteo si  esta obligación ética lo es sólo si es correspondida.

En Badalona (Barcelona), ¡gobierna un partido con tres concejales, en un consistorio  que tiene  veinte y siete! ¿de qué ha servido  la democracia en esa ciudad? De nada.

No importa de que partido se trata en este caso concreto, pues es esa una circunstancia que puede considerarse general.

En ocasiones como esta los retorcimientos de la legalidad y del sentido común son tales, que a ningún ciudadano normal se le podrían haber ocurrido al ir a votar.

Parece que en los partidos se privilegia el "departamento de pactos para fraudes electorales" sobre cualquier otra cosa.

Así, si una mayoría quiere blanco y las componendas post electorales, con la aquiescencia de todos los partidos y sin infringir la literalidad de la ley, pueden conseguir que salga negro, ¿para qué votar?

Me hace gracia el que los mismos que reprochan con tanta virulencia la "democracia orgánica" del franquismo, recurran a sus fundamentos para aplicarlos a la democracia actual española: "da lo mismo lo que quiera el pueblo, que nosotros haremos que salga lo que nos conviene".

En estas circunstancias, ¿no es complicidad con esa gente, ir a votar? Creo que sí.