miércoles, 12 de marzo de 2008

Tonterías

“En democracia valen más los votos que los rezos”, le oigo decir en tono doctrinal a Rodriguezapatero. Ese pobre hombre no abre la boca si no es para decir tonterías. Esto no importaría si la imagen de España no dependiera de él.

Porque decir una tontería de vez en cuando es algo que hacemos todos y no significa nada ni tiene importancia. No decir más que tonterías es algo más serio, pues denota que quien las dice está falto de conocimientos y de sentido común. Y eso puede tener importancia.

Cualquiera que no diga más que tonterías es un individuo peligroso, pero generalmente la sociedad toma medidas para protegerse y si son empresarios se arruinan, si obreros los despiden, si funcionarios los arrinconan, si niños los suspenden… Pero por una extraña e inmutable ley no escrita, si políticos de izquierdas se promocionan.

Eso es muy malo porque el que dice tonterías desde el poder, hace o deja hacer tonterías en su gobierno y sobre todo, lo que es más peligroso, es fácil de manipular, incluso por su mujer y en casos extremos, por su hija.

Comparar votos y rezos en democracia es una tontería, como lo es en matemáticas sumar peras y manzanas… que sí Rodriguezapatero, que no se pueden sumar peras y manzanas. Pero no es ese el tema. Ya te lo explicarán en una tarde.

No se pueden comparar votos y rezos, porque no tienen nada que comparar. El rezo es una actividad espiritual que no puede ser sustituida por la acción física del voto. Bueno ustedes los de izquierdas, Rodriguezapatero, votaron en su época de oro que no existía Dios. Pero eso no es normal.

El voto es una acción física que no puede ser sustituida en su función por el rezo.

El rezo y el voto buscan cosas distintas; la una trascendental, la otra doméstica.

Cuando hablo con Dios estoy en una dimensión de eternidad, cuando voto a un político estoy en una dimensión de cuatro años, si hay suerte.

Pero es que además, si hilamos un poco fino, resulta que la democracia fetén, la que los socialistas parodian con este lodazal, estaba basada en una profunda religiosidad. Los padres de la democracia, los ciudadanos de la Grecia clásica, nunca se hubieran preguntado qué es más importante, si el rezo o el voto, porque es una pregunta estúpida. Estaban en armonía con la ley natural. Eran demócratas; no ejercían de demócratas, como hace Rodríguez. A ningún griego, por ejemplo, se le hubiera ocurrido votar el matrimonio entre dos homosexuales y menos hubieran pretendido que su voto naturalizase esa unión… y no es en absoluto dudoso el respeto de los griegos clásicos hacia los homosexuales.

Este presidente no abre la boca más que para mostrar lo vacío de su cabeza y lo creído que está de sí mismo. Quien albergue esperanzas de que su actitud va a cambiar, es digno súbdito de tan vacuo personaje.