viernes, 7 de marzo de 2008

Voto y crimen

España ha entrado en una trágica rutina. Como en el peor escenario del tercer mundo, las algaradas y los crímenes ya nos acompañan cuando tenemos que votar. Un caldo de cultivo adecuado con el miserable ambiente político que se instaló en España hace cuatro años, una debilidad patente, un mirar a otro lado, una impunidad de los actos violentos cuando estos vienen de la izquierda… alientan las esperanzas de desquiciados, esperanzas que se traducen en más violencia y crimen.

La víctima de hoy había renunciado a la escolta y en lugar de reconocer su valor, los criminales se han ensañado con él. Por la espalda y en presencia de su familia. Un acto de crueldad enfermiza.

¿Qué género de visionario puede pretender “negociar” nada con criminales dementes? Años de delirios mesiánicos de un gobernante, en una democracia, no pueden achacarse sólo a ese gobernante, sobre todo si es de pocas luces. Precisan de un entorno que le jalee, que le anime, de unos medios que silencien sus abusos, de una ciudadanía que mire a otra parte.

Hace cuatro años una matanza hizo que miles de infelices cambiaran su intención de voto. Aprendida la lección, quienes se ríen de nuestra democracia vuelven a actuar en el divertimento de ver cómo políticos releen sus monótonas palabras y de ver cuántos ciudadanos conejos cambian su intención de voto.

Faltan muchas horas hasta que finalice la jornada de votación. Vistos los contendientes, podemos esperar de todo porque los criminales saben que hoy hay duelo, mañana, negociación.

Pero nada debe hacernos cambiar la intención de voto, en un sentido o en otro. Es un ejercicio de ciudadanía. Mezquino quien cambie su intención de voto asustado por los acontecimientos, canalla quien no respete la jornada de reflexión.

Publicado en http://www.aragonliberal.com/ el 08.03.2008