En el diario catalán, subvencionado por falta de lectores, Avui, ha aparecido recientemente una entrevista con un catedrático de la Universidad de Barcelona. Al sesudo individuo le preocupa que la Iglesia católica “esté haciendo declaraciones preocupantes” sobre la evolución, refiriéndose de una forma indefinida, imprecisa y confusa a presuntas declaraciones de la Iglesia católica, que negarían la evolución.
La Universidad española está en el pelotón de los torpes del “ranking” de universidades mundiales, situación a la que le ha llevado la clase docente que la integra. Sus catedráticos se eligen por afinidades y sumisiones políticas, al margen de sus capacidades intelectuales o valías científicas. Una vez alcanzado el “chollo”, si son obedientes pueden mantenerlo de por vida, sin necesidad de publicar trabajos científicos de su especialidad, ni de realizar ningún tipo de validación académica.
En esa situación, ¿qué vale la opinión de un catedrático de universidad española, aunque sea sobre un tema de su especialidad? Sin más datos, no vale nada.
Y eso es lo que ocurre con nuestro fulano, catedrático. Su opinión no vale nada. No vale nada porque es mentira que la Iglesia Católica niegue la evolución, que considera es perfectamente compatible con la fe. Lo que no quiere decir que la teoría evolucionista sea acertada, ignorando el dócil catedrático que darwinismo y evolución son cosas distintas y que hay diversas teorías sobre la evolución. Es decir, que la teoría evolucionista es hasta hoy una teoría por contrastar, y que caso de confirmarse en un futuro, sería perfectamente compatible con la fe católica.
Mayor delito tiene la falsa afirmación de sometido catedrático, cuando “no hace mucho (en catalán. 2007, Ed. Claret) se ha publicado Creació i evolució, que es la crónica de un encuentro y diálogos mantenidos con el Papa Benedicto XVI en Castelgandolfo, del 1 a 3 de septiembre de 2006. No se cuestiona en un solo momento el hecho de la evolución de los seres vivos, que se ve compatible con la creación”, como se le replica al fulano en el mismo diario, en una carta de réplica.
Hay muchas más evidencias sobre la clara posición de la Iglesia Católica al respecto. Entonces, ante una situación tan evidente, ¿Por qué ese catedrático de la Universidad de Barcelona se ensaña con mentiras contra la Iglesia?
La respuesta está en los párrafos con los que empezaba este escrito. La Universidad de Barcelona no le exige nivel científico, le exige sumisión ideológica. La forma de nuestro catedrático de revalidar su cátedra es mostrar esa sumisión. Y ¿qué cosa más fácil que difamar a la Iglesia Católica, algo que sale gratis y que no implica represalias materiales?