Hace una fechas consulté el perfil de este blog, donde hay un marcador de personas que visitan el perfil, que no son las que entran en el blog pero sí las que entran y sienten interés como para investigar un poco. Me sirve como orientación sobre las visitas.
Pero ese día vi que el contador no había progresado, ¡hacía unos quince días que nadie consultaba el perfil! Me extrañó, pues ya hablé sobre la difusión de este blog, pero me pareció que era una exageración el que nadie en el planeta hispano parlante visitara este rincón en tanto tiempo.
Busqué el blog a través del buscador de Google, y funcionaba bien, es decir, no había sido tachado del mapa, lo que no tendría sentido.
Por fin he descubierto la posible causa. Quizás trasteando en el blog para mejorarlo, di alguna instrucción que anuló ese recurso. De hecho, después de mucho probar, lo intenté dejar como estaba, aunque por lo visto no lo conseguí.
Ahora estamos iguales, lectores y autor. Los lectores no pueden dar su opinión y el autor no tiene ni idea de quién se pierde en esta página. Este blog es una “cita a ciegas” para una relación platónica. Ni el lector tiene motivaciones exhibicionistas, pues no puede dejar su opinión, ni al autor le cabe ya el menor sentido de vanidad al no tener ni idea de cuantos le leen. El lector lee por que le apetece, sin más coacción. El autor escribe lo que desea, sin más coacción.