No me gusta el partido político Podemos.
No por lo que dicen o hacen. Son jóvenes y a jóvenes
idealistas se les puede perdonar algunos excesos, si los hubiera.
Siendo jóvenes – todos lo hemos sido – se les puede ir la
mano, en caliente, y abogar por reivindicaciones que pueden parecer
descabelladas, pero que en el fondo, buscan justicia.
Una justicia quizás utópica, pero justicia. Para ser
realistas, ya estamos los viejos,
No me gustan porque ningún joven bien nacido – entre sus
dirigentes hay mucho pijo – aceptaría ser sufragado por dinero que asesina a opositores
políticos, que lapida a mujeres, que ahorca a homosexuales.
Sólo una manada de viejos politicastros con el colmillo
retorcido, recurrirían a legalismos para justificar lo injustificable; edificar
su cotidianidad con dinero de sangre,
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