Lo cierto es que últimamente estoy perdiendo demasiadas
cosas.
Quizás no las pierdo, y lo que ocurre es que se me ha colado algún roedor y se ocupa de lo que creo que pierdo.
Llevamos tanto tiempo en este juego, que ya sólo
espero que se le acaben pronto las cosas de interés para que se canse y se marche a buscar otra despensa.
O simplemente, se acomode y se entretenga en degustar lo
ya adquirido… y que eso le lleve un tiempo.
En cualquier caso estoy contento, pues dice el refranero que
la esperanza es lo último que se pierde.
Por eso, perdida ya la esperanza, no tengo más
que perder.
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