El reconocido
internacionalmente genocida, Santiago Carrillo es venerado por la izquierda y
la derecha. Por la izquierda, como colega que fue. Y por a derecha, con la
excusa de que ayudó a la transición.
Entra
dentro de la moral de la izquierda, la veneración por el genocidio, como nos ha
mostrado la Historia.
Pero
el mal justifica los medios es impropio de una derecha entendida en la acepción
tradicional.
El
que Carrillo no pusiera palos en las ruedas en el proceso de la transición española,
no le justifica y no debería ignorarse su atroz comportamiento por ese motivo.
Carrillo
fue un criminal al que le convino colaborar con la transición.
La derecha liberal y democrática española, es cómplice, con su silencio y sumisión, de ese y otros asesinos contemporáneos. Léase Otegui y los de su panda.
En este enlace podrás ver la calaña del personaje, que debería desacreditar a quien lo abalase:
Te recuerdo que la pasionaria fue otra comunista criminal en serie, en la retaguardia de la Guerra Civil española.
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