Pasado Domingo, 30 de enero. 9:55h.
Muchas personas estamos o hemos estado más o menos sujetas a algún vicio. La comida, la bebida, el juego, la pereza, la, ira, el sexo...
No
hay vicios pequeños ni grandes ni sujeciones pequeñas o grandes.
Cualquier
servidumbre a algo que nos hace daño es importante.
Porque
todo empieza por poco.
Hemos
de tener en cuenta que el daño es doble.
Un
perjuicio para nuestro cuerpo, que puede ser remediable, pues la materia lo
soporta todo y un perjuicio para nuestro espíritu, más peligroso pues el
espíritu es el puente de mando de nuestro cuerpo.
Un
cuerpo dañado puede arreglarse con la fuerza de la voluntad. Pero la avería en
el espíritu es más peligrosa.
Como
el cáncer, cuanto más arraiga la enfermedad más difícil es erradicarla.
Por
eso es muy importante no dejar que el vicio se apodere de nosotros.
Eso
lo primero, luego ya veremos cómo combatirlo.
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