eo Internet plagada de opiniones y noticias sobre la crisis que está pasando la Iglesia Católica.
Y me
extraña, porque ¿desde cuándo, es noticia esa crisis?
La
Iglesia Católica ha vivido siempre en crisis.
El
primer Papa, coetáneo con su fundador, le negó para salir airoso de un apuro.
Las
persecuciones romanas, dejaron al cristianismo al borde del cierre por falta de
personal.
Las
persecuciones contemporáneas intentan rematar esa tarea.
Luego
a la Iglesia Católica le salió el grano del arrianismo.
Por
si fuera poco, tuvo una escisión en Oriente y luego, el protestantismo.
Cualquiera
de estas crisis hubiera acabado con el más pintado.
¿Y
qué me dices de los desafueros del tiempo renacentista...?
La
crisis de la Iglesia Católica no es noticia, porque la Iglesia Católica ha
estado siempre en crisis.
Como
está siempre en crisis cualquier ser vivo.
Los
seres muertos no tienen crisis.
Lo
que sí es noticia es que la Iglesia Católica siempre ha superado sus crisis,
por extremas que hayan sido.
Podríamos
decir aquí lo que se dice del agua; algo tiene cuando la bendicen.
Así.
La Iglesia Católica algo tiene cuando siempre renace.
¿Será
la promesa que le hizo su fundador, de que nada prevalecería sobre ella?
Porque
los mimbres son los mismos en la Iglesia Católica que en el resto de
organizaciones y estructuras sociales que ha vivido la humanidad desde el
principio. Esos mimbres son los seres humanos.
¿No
será que los seres humanos que piensan en cristiano, tienen algo de lo que
carecen los seres humanos que no piensan en cristiano?
¿Será
que la Iglesia Católica perfusiona sobre los que están cerca de ella, un halo
de sublime espiritualidad, que los mantiene en otra dimensión invulnerable al
fracaso vital?
Sea
lo que fuere, la Iglesia Católica tiene tres características históricas
innegables; que ha vivido siempre en crisis; que ha superado hasta las crisis
más profundas; y que tiene la promesa de eternidad de su fundador.
Cualquier
observador libre de prejuicios, debe rendirse a la evidencia.
Acabo
de recibir un whatsapp grato.
Te dejo,
para agradecer la gracia, en silencio.
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