martes, 29 de agosto de 2023

El cielo y el inferno.

 Creo en cielo y en el inferno.

Pero con matices.

Si en el juicio final se me premia con el cielo, protestaré.

¿No es un premio excesivo, para un mindundi como yo?

¿Entonces, ¿ que se les va a dar a los buenos?

¿El mismo premio?

¡Qué injusticia!

Y si se me condena al infierno, espetaré:

¿Un castigo infinito, que ni cabe en mi mente, para un mindundi como yo, que ni tan siquiera sabe pecar bien?

A mi perro, cuando se porta mal, le doy un cachete en el anca.

No lo desuello.

Y cuando se porta bien, le doy una golosina.

No una cena en el Ritz.

Ya sé que el Amo es incomprensible.

Por eso lo de los matices.

Porque creo que algo habrá de proporcionalidad y que se pondrá a mi altura cuando me juzgue, para que por lo menos entienda la sentencia.

Aunque ya esté dictada y no haya sabido por dónde van los tiros.

Como cuando te toca un abogado de oficio.

Para consuelo de muchos, hay curas que te dicen: ¡Todos nos salvaremos!

Fíate.

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