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| José Antonio, líder de Falange y a la derecha una verduga satisfecha. |
Nunca me ha gustado
la Falange, las camisas azules, porque en su nacionalismo está
la defensa, como imagen de España, del vino que es una droga y de
los toros, que son una salvajada.
Pero aún así, hemos de
reconocer que eran los más civilizados si los comparamos con las
camisas pardas, las camisas negras o los monos
azules, que utilizaban, haciendo gala de cinismo, las salvajes y
despiadadas milicias comunistas españolas.
Y José Antonio Primo
de Rivera fue un líder digno y noble.
Pero desde luego, siento un
profundo desprecio por el comunismo y lo que ello supone y por la mal
llamada la Pasionaria, que debería llamarse la Sangrienta con su camarada Carrillo, ejemplos de lo más despreciable de
la humanidad.
Todo estos dicho así pronto y mal, porque estoy ahora en
un contexto un poco alborotado.
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