martes, 6 de octubre de 2009

Las hijas de Rodríguez

No he parado de oír comentarios sobre una foto del matrimonio Obama, con la familia del presidente del gobierno español, Sr. Rodríguez.

Como todos estarán al día, omito descripciones y opino.

La foto es de muy buena calidad y el encuadre me parece perfecto. Se aprecia que la he realizado un profesional.

Se notan las tablas del matrimonio Obama en eso de posar para la prensa. Al matrimonio Rodríguez se le ve algo más forzado, imagino que incómodos por haber implicado a la prole en la foto – lo que hace de muy cateto – y sabiéndose Rodriguez que es el responsable de mantener a España en el último lugar de Europa – es decir, un fracasado muy votado, pero un fracasado al fin y al cabo - y su señora con el "corte" de haber confundido a la prensa nombrándose como cantante de ópera, cuando sólo es una corista, ¡vamos, una “miembra” de un coro!

Para que el lector se haga una idea sobre lo que quiero decir y tan mal he expresado, puede recordar a aquellos invitados a la radio o televisión de los años 60 y 70, que al acabar pedían al locutor; “¿Puedo saludar?”. Ahora ya no se hace, pues la gente va siendo normal. Pues el Sr. Rodríguez ha hecho eso; “¿Puedo enseñar a mis hijas?”… Entrañable, me revive la inocente España de “Bienvenido Mr. Marshall”, que es la España en la que estamos de nuevo, pero sin inocencia.

Nos quedan las hijas. Las que deberían estar en el colegio, seguramente privado, que les pagamos todos los españoles y que en su lugar aparecen disfrazadas de esotéricas, posando en ultramar con personas mayores, ocupadas en cosas de mayores; uno en hundir a España y el otro en levantar a EEUU.

He leído a alguno que dice que ellas – las hijas - no tienen la culpa. Que la culpa es de los padres. Cierto a medias. Los padres – ellos se denominan progenitores, pues lo de padres es reaccionario… mal vamos – tienen buena parte de culpa, pero las hijas también. Porque cuando se tienen a mano tantos recursos económicos y de poder, obtenidos en este caso sin ningún esfuerzo personal, para acceder a la cultura y al conocimiento, es de delito que se ocupen en ejercer de niñatas consentidas y seguidoras de ficciones absurdas. Porque de su edad, hay miles de hijos de obreros o no, que se esfuerzan en estudiar y conocer la realidad de la vida, para poder salir a flote en la difícil España que ha creado el progenitor de las niñatas ricas de la foto.

Si las hijas de Rodríguez, en lugar de buscar con tan poco acierto estético modelitos surrealistas que les pagamos nosotros - ¿los habrán comprado en “London”, desplazadas por un avión militar? - tuvieran que estar de reponedoras en un supermercado o repartiendo pizzas para traer un ingreso a casa, verían las cosas de otro modo.

La foto no tiene nada de particular, salvo que es técnicamente una buena foto. Lo que resulta patético es la situación que revela. Patético pero no insólito, pues ¿alguien esperaba algo distinto de un señor que, está en boca de muchos, pertenece a una sociedad secreta en la que se viste con un mandilito para jurar por mil tonterías y escupir a un crucifico como mérito de promoción? Lo que me sorprende es que las hijas no llevaran al cuello un crucifijo colgado al revés… ¿o se lo quitaron para la foto?

Para finalizar, no puedo menos que recomendar la lectura de un texto sobre este tema en Albadigital.es (http://www.albadigital.es/2009/10/02/politica/la-foto-es-un-test-de-rorschach/).

domingo, 4 de octubre de 2009

Una Misa moderna

Hace unos días, leí el capítulo 30 de la “Misa Romana. Historia del Rito. Ritos finales: La “oratio super populum” y el “Ite, missa est” (26/09/2009)”, publicado en la página de internet “Germinans germinabit” (http://www.germinansgerminabit.org/).

La serie (hoy, domingo 04 de octubre de 2009, he visto el capítulo 40), ofrece una documentada historia de lo que era la Misa que conocí de chico, y un poco de la que es hoy. Como creo se traduce en este blog, no escribo para católicos - ¡sería una pérdida de tiempo! -, sino para personas de buena fe que deseen mirar la vida sin los prejuicios sociales del momento, y utilizando el más elemental sentido común. Por eso, a esas personas, les recomiendo encarecidamente su lectura, con afán de aprender un trozo de historia, que durante dos mil años ha estado presente y ha formado parte de la vida de Occidente. Mientras elaboran sus propias reflexiones, permítanme que discurra sobre las mías.

En otro lugar de este blog, comenté – aplicándolo a la izquierda española - lo importante que es, para quien quiere destruir algo, romper con la tradición. Remito al lector a aquellas reflexiones, para preguntarme; ¿qué se pretendía cuando se rompió de forma tan brusca con una Celebración, que llevaba dos mil años elaborando su liturgia con los posos de una tradición enraizada en lo más santo de la Iglesia?

El mundo cristiano celebraba de forma única, en todo el orbe, una ceremonia que todos entendían. Cuando la sociedad civil había fracasado buscando una expresión común en una Babel de idiomas cargados de atavismos y enfrentamientos - ¿recuerdan el Esperanto, ese idioma universal que no hablaba nadie? -, la Iglesia Católica unía el mundo con un idioma único, el latín, que desde el más alto al más bajo de la sociedad, recitaban en la Santa Misa, sin dobleces, sin connotaciones, si diferencias. En nada de tiempo, hoy, en muchos lugares, el protagonista de la Misa es el idioma local.

Pero no sólo es la beligerancia del idioma. Parece que con el destierro del latín, se desterraron también las formas, y la ortodoxia se identifica como símbolo de estancamiento o vetustez. Viajando por Cataluña, muchas parroquias compiten en originalidad para atraer “clientes”. Internet está llena de ejemplos, yo con los míos tengo suficientes para estimular mi nausea.

No sé como relacionar dos evidencias; el buen número de católicos que asisten hoy a Misa, y el abanico de innovaciones personales – algunas irreverentes - que “adornan” el Sacrificio central, hasta el punto de que, a veces, éste queda ensombrecido. Quizás la muestra más significativa de que muchos católicos no saben de qué va el tema, es el hecho de que hoy, la mayoría de asistentes a la Misa, permanecen en pie durante la Consagración, para evitarse la molestia de arrodillarse. Si realmente creyeran que el mismo Dios se hace presente ante ellos, no sólo arrodillarse, sino postrarse de bruces ante el Creador, debería ser lo que saliera del alma de esos fieles.

Es la estrategia de bajar a lo mediocre si lo mediocre no puede subir a lo sublime. Ampliar la audiencia, simplificar el Mensaje y adaptarlo a esa audiencia. Que todo parezca nuevo, moderno, como si el Evangelio original, siempre actual, precisara de afeites.

A mi humilde parecer, se ha vulgarizado tanto la liturgia, que la Misa ha quedado como un encuentro entre “compas” que se necesitan; la Iglesia Católica – en representación de Jesús - necesita a los fieles y los fieles – en su propio nombre y representación -, necesitan a la Iglesia Católica. Y por eso, los fieles – como iguales -, asisten en chancletas a la Santa Misa y, si les apetece, bostezan en la Consagración.

Más sobre la religión light

Hoy, viernes, 02 de octubre de 2009, leo en http://www.germinansgerminabit.org/, un interesante artículo que redunda en la opinión del p. Agustí Miarnau, que yo discutía en “¿Hay hoy menos católicos?”.

Según Germinans Germinabit, los católicos catalanes, se mueven en “un catolicismo light, muy tenue, transigente, de fachada, relativista, progresista…”, anglicismo este con el que yo calificaba a los protestantes en relación a los católicos en “Protestantes”: “Son cómo los católicos, pero en “light”, como la moda de hoy…”.

Al margen del número de fieles, creo que estamos de acuerdo en que la calidad ha bajado, aunque yo era más optimista. A este respecto, en relación a la influencia en el catolicismo catalán de un nefasto personaje histórico reciente, dice Germinans Germinabit: “…la suya es una tendencia protestantizante y marxista, que, desgraciadamente, dada su ascendencia y predicamento… sobre las élites barcelonesas, influyó decisivamente en su viraje progre…”.

La conclusión de ambos es que los protestantes son católicos light, y que los católicos catalanes son light, por lo que están más cerca del protestantismo, y de sus vicios teológicos, que de la Iglesia Católica.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Protestantes

Leo en páginas católicas solventes de internet, que el protestantismo en Hispanoamérica y en Europa, está ganando terreno al catolicismo.

No me extraña. El comportamiento de muchos católicos, incluso relevantes en la Iglesia Católica, es tal que desconcierta a los fieles, les hace escépticos frente a sus pastores católicos – que pagan justos por pecadores – y buscan espacios más “libres” que, aparentemente, tienen el mismo fondo moral.

No ya la Iglesia Católica, sino muchos católicos (hablo de España, que es lo que conozco por propia experiencia y por la lectura asidua de información religiosa solvente) se muestran herméticos y distantes desde sus organizaciones, no ya con los “católicos no practicantes” – eufemismo farisaico y muestra de un injustificable juicio al prójimo – sino con los católicos de otras organizaciones e incluso con sacerdotes y religiosos en general que no dan la imagen que se pretende como adecuada (naturalmente no me refiero a los religiosos que de forma evidente actúan contra la Iglesia).

Este desprecio de muchos católicos, al que no es exactamente igual, al que no milita en la misma organización católica, al que no “practica” exactamente con la misma liturgia, se da también en internet. El que suscribe, ha sido censurado en todas las páginas web católicas con las que ha colaborado, pues todas tienen un sello exclusivo y no aceptan ninguna opinión que no esté en su línea de la forma más estricta o, simplemente ninguna opinión que no entienda y sospechen, por no entenderla, que no es ortodoxa. El lector puede juzgar mi sentimiento, con la lectura de las decenas de artículos de este “blog”.

Los fieles, especialmente los más desvalidos, no aceptan en su interior, aunque a veces no sean claramente conscientes de ese sentimiento suyo, esta humillación nacida en la soberbia de muchos católicos, que parece que poseen línea directa y especial con Dios. Por eso tienen tanto éxito los curas más chabacanos y de aspecto común, a pesar de que hoy lo heroico es ir con sotana.

Es por este comportamiento de muchos católicos, religiosos y no, por lo que los enemigos de la Iglesia lo tienen fácil, porque los propios católicos les hacen el trabajo duro. Me quedo en la simple sensibilidad hacia el prójimo, en el más elemental sentimiento de humildad y no entro en la caridad, que fue signo de identidad de los primeros cristianos. Porque si hablamos de caridad, no quedaría títere con cabeza.

Los protestantes son la cara simpática del cristianismo. Son cómo los católicos, pero en “light”, como la moda de hoy. Un protestante puede ser cura, u obispo, al margen de su sexo, literalmente al margen; sea hombre, mujer o las dos cosas a la vez. Y puede estar casado y tener su vida montada y como oficio, pues eso, ser “pastor”. Y no hace falta eso tan engorroso de la confesión; te arrepientes y listo. Y nada que exija sacrificio es obligatorio. Cada uno se monta su royito y a vivir, que la salvación viene por otro lado.

Que no se me enfaden los protestantes, a los que quiero y respeto, con esta descripción tan caricaturesca. Pero no me negarán que es cierta. Nada es consagrado y todo es igual, muy mundano, lo que es otra ventaja; cada grupo es un mundo y todos contentos; nada de autoridad, jerarquía ni dogma único. De esta forma el “mercado” es mayor.

Desde luego, si alguien no versado ha de elegir entre católico o protestante, no cabe duda; ser protestante es más cómodo.

Pero, ¿es también el protestantismo más fiel al mensaje de Jesús? Yo creo que no. Parece que Jesús fue muy claro en la constitución de Su Iglesia y durante siglos todos los cristianos, desde el cristiano raso a los grandes teólogos, lo han tenido muy claro. Se han sucedido herejías que han ido quedando en nada por su insolvencia. Pero hete aquí que tras siglos de Iglesia Católica, un clérigo alemán, harto de los excesos de la Iglesia Católica y Romana de su tiempo, decide que Roma no debe mandar sobre los germanos… ¡lo que faltaba a los señores alemanes y a su genético sentimiento de superioridad sobre los que consideran “mestizos mediterráneos”!

Y así, con una base de razón que en toda la Europa normal se superó poniendo remedio a los excesos, en el Norte, los líderes políticos germanos se agarraron a Lutero como a un clavo ardiendo y crearon su iglesia local e independiente de los “mestizos mediterráneos”. El protestantismo nació financiado por el oportunismo político de un colectivo rico, afectado de un sentimiento atávico de superioridad racial, aprovechando una situación coyuntural deplorable de una parte de se la Iglesia Católica. ¡Menudos mimbres!

Si a alguien le cabe alguna duda, puede entretenerse también en documentarse cómo Inglaterra rompió con Roma para crear su propia iglesia protestante, en la que el rey responsable de la escisión - un hombre lascivo e incontinente - se nombró, de paso, máximo mandatario de esa iglesia recién creada.

¿Puede algo ser honrado, noble y cierto con semejantes fundamentos?

Muchos católicos de buena fe buscan en el protestantismo una acogida y atención que no encuentran entre los católicos. En Cataluña, los inmigrantes que hablan español se sienten como un estorbo en ceremonias en catalán, que no entienden y que no pueden hacer suyas, sin poder opinar para no oír el nefasto argumento de “si estás en Cataluña debes hablar catalán”, propio de un gobierno racista pero no de una Iglesia Universal. He asistido a misas en las que toda la feligresía era de habla española, excepto el celebrante, que celebraba en catalán, debiendo leer él todas las lecturas al no tener a nadie de esa lengua. Es humano y comprensible que el alma simple busque lo que entiende que es igual, el protestantismo, pero más humano.

El problema es que lo otro no es igual. Las iglesias protestantes no son iglesias creadas por Jesús, sino organizaciones surgidas tardíamente como reacciones egoístas a la miseria de algunos hombres de la Iglesia Católica, confundiendo las partes con el todo. Ya he escrito en otro lugar del “blog”, sobre este asunto concreto.

domingo, 27 de septiembre de 2009

¿Hay hoy menos católicos?

Leo en http://www.portalcatolicoapostolicoyromano.com/sacerdotes/PAgustiMiarnau/los_7_errores.asp, un artículo del sacerdote misionero claretiano Agustí Miarnau, que titula “Los siete errores capitales de la Iglesia Católica actual”.

El trabajo es un análisis de los problemas fundamentales que tiene hoy la Iglesia Católica, elaborado por un sacerdote fiel, inteligente, erudito y bueno. No tiene perdón omitir una lectura inspirada por virtudes tan fundamentales.

Sin embargo, hay un “pero”. Es mi “pero” y puedo estar equivocado, pero voy a intentar razonarlo.

El padre Miarnau dice: “Actualmente, en gran parte del mundo occidental, tradicionalmente cristiano, sobre todo en Europa, los que van a Misa, prácticamente sólo son gente mayor; por lo tanto, en líneas generales, respecto al área geográfica de la que estamos hablando, el cristianismo, a ese ritmo, y, si no se pone remedio, está llegando a su fin. Así de claro, y peor para nosotros si no lo queremos reconocer.”

Veo dos razones por la que esa cita podría no ser correcta. Una, de carácter teológico, que se basa en el que el cristianismo tendrá su fin, en el fin de los tiempos. Creo que ese es el argumento correcto en el esquema de pensamiento de un cristiano; nada prevalecerá contra la Iglesia. Eso incluye la edad y el tiempo... Salvo que el p. Miarnau contemple la proximidad del fin de los tiempos, lo que no me atrevería a discutirle, pero entonces no vale el argumento de cuántos y de que edad asisten a la Santa Misa. Cierto que la cita especifica “respecto al área geográfica de la que estamos hablando”, pero el argumento de que “se acaban los católicos” en el sentido más literal, lo leo tan a menudo, que he aprovechado para contestar al todo.

La otra razón es de carácter sociológico e histórico, que voy a valorar sin cuantificar, pues no tengo datos pero sí intuiciones.

A lo largo de la historia los templos se han ido llenando (es este un juicio de valor que no he visto documentado y que todos damos por supuesto), con los habitantes de las poblaciones en que se enclavaban. Creo que las razones son dos; una, que el cristianismo era la religión socialmente aceptada y la otra, que los templos estaban proporcionados a la población católica del lugar, y la población católica del lugar era la población del lugar.

El cristianismo ha sido durante muchos siglos la religión incuestionable, salvo buscarse un conflicto con el poder establecido. Esto ha sido motivo de que la mayoría se declarase católica, por muchas razones, entre ellas y de forma importante, la coacción que ejercía el poder y la coacción del “qué dirán”.

Esta situación histórica ha hecho mucho daño al cristianismo, pues se ha visto emparejado con lo contrario a su esencia; nunca pueden ir unidas las Bienaventuranzas con el poder terrenal. Todavía hay buenos cristianos en España que propugnan la necesidad de un estado católico, la cuadratura del círculo.

La existencia de esa coacción social, inducida por ser la religión del estado, se pone en evidencia de una forma paradigmática en España, a la muerte del General Franco, hombre católico de vida ejemplarizante (sus enemigos no han podido pasar en sus críticas de tildarle de “dictador”, sin haber conseguido dar contenido a la palabra), que mantuvo un estado católico durante más de tres décadas. A los pocos meses de su muerte, los templos que se llenaban los domingos, dejaron de llenarse. ¿Se habían descristianizado los españoles en unos meses? No, simplemente, al no existir coacción social, dejaron de ir los que nunca habían sido católicos de corazón y siguieron yendo los católicos o los coaccionados más recalcitrantes. Décadas después de la desaparición de la obligación social de “ir a Misa”, ya sólo asiste el que realmente quiere. Y son muchos (tampoco hay que olvidar que en las últimas décadas gobierna en España el mismo partido que organizó, dirigió y ejecutó el genocidio católico de los años 30. Por eso cabría preguntar, ¿cuántos cristianos asistían a los templos en los gobiernos de Nerón, Diocleciano o Stalin?).

Hoy los templos no están proporcionados a la población católica real del lugar, pero como ya están construidos, ahí se quedan. En muchas poblaciones se les priva de su carácter de lugar sagrado y se dedican a otros servicios, de forma que el que queda como templo, se llena los domingos y fiestas de guardar. De hecho, si el cristianismo llegara hoy a España y se empezasen a construir templos, habría muchos, pero menos de los que hay, y estarían llenos. Además, hay que tener presente que en muchos templos se celebra la Santa Misa varias veces al día, por lo que los feligreses salpican el recinto con su presencia en dos, tres o cuatro ceremonias.

Es cierto que el porcentaje absoluto de practicantes es menor que en otros tiempos históricos, pero no creo que lo sea en números absolutos e incluso, si ponderamos en la estadística el grado de libertad religiosa, probablemente veríamos que la cifra porcentual de asistentes a la Santa Misa, es mayor a la de otras épocas históricas. Y por descontado, no creo que haya asistido a los templos tanto católico en días laborables, como en la actualidad.

He estado escribiendo pensando en España y en Europa. Pero si consideramos la población mundial, lo dicho puede multiplicarse por mucho, siguiendo un patrón que ya conocemos: El cristianismo nació en Palestina y se irradió al mundo antiguo. Cuando estuvo asentado con fuerza en el mundo conocido, el cristianismo palestino decayó y hoy es prácticamente una reliquia. Cuando el mundo antiguo se amplió, el cristianismo se extendió al nuevo mundo y se ha ido enfriando en el antiguo mundo, aunque en menor grado – hasta hoy – que en Palestina. No ocurre nada que no hayamos visto ya en la historia. Hoy las religiones protestantes hacen, en los mundos antiguo y nuevo, la función que realizó el Islam en Palestina.

Los mayores asisten más a la Santa Misa que los jóvenes. Es razonable que cuando la vida madura, y se puede enjuiciar desde la tranquilidad que da el liberarse de las coacciones del mundo, se pueda juzgar con mayor claridad. La proximidad al final hace que el hombre se atuse para estar presentable. Estoy seguro de que siempre ha sido así.

En el caso concreto de España y su juventud, no es de extrañar que la situación sea extrema, pues no debemos olvidar la catadura del gobierno que la dirige desde hace décadas; es el mismo partido genocida de los años 30, que parece sigue mostrando un enconamiento con la cultura y la vida tales, que sitúan a España como la última nación de Europa en aprovechamiento escolar, y la primera en abortos.

viernes, 14 de agosto de 2009

La asunción de la Virgen María

Un amigo me pregunta si la Virgen María murió, y si subió al cielo en cuerpo y alma.

El dogma de la asunción de María, reza:

“«Pertanto, dopo avere innalzato ancora a Dio supplici istanze, e avere invocato la luce dello Spirito di Verità, a gloria di Dio onnipotente, che ha riversato in Maria vergine la sua speciale benevolenza a onore del suo Figlio, Re immortale dei secoli e vincitore del peccato e della morte, a maggior gloria della sua augusta Madre e a gioia ed esultanza di tutta la chiesa, per l'autorità di nostro Signore Gesù Cristo, dei santi apostoli Pietro e Paolo e Nostra, pronunziamo, dichiariamo e definiamo essere dogma da Dio rivelato che: l'immacolata Madre di Dio sempre vergine Maria, terminato il corso della vita terrena, fu assunta alla gloria celeste in anima e corpo».
Perciò, se alcuno, che Dio non voglia, osasse negare o porre in dubbio volontariamente ciò che da Noi è stato definito, sappia che è venuto meno alla fede divina e cattolica.


Lo que puede traducirse como:

«Por lo tanto, después de haber elevado reiteradamente a Dios nuestras preces suplicantes, y haber invocado la luz del Espíritu de Verdad, para la gloria de Dios omnipotente, que ha preservado en María virgen su especial benevolencia para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte, para mayor gloria de su augusta Madre y para gloria y regocijo de toda la iglesia, por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los santos apóstoles Pedro y Pablo y nuestra, proclamamos, declaramos y definimos ser dogma revelado por Dios que: la inmaculada Madre de Dios, siempre virgen María, cumplido el curso de la vida terrena, fue asunta en alma y cuerpo a la gloria celestial».
Por ello, si alguno, Dios no lo quiera, osara negar o dudar voluntariamente de lo que ha sido definido por Nos, sepa que se aleja de la fe divina y católica
.”

Pío XII. Constitución Apostólica Munificentissimus Deus. Miércoles, 1 noviembre 1950. (http://www.vatican.va/holy_father/pius_xii/apost_constitutions/documents/hf_p-xii_apc_19501101_munificentissimus-deus_it.html. En esta página no hay traducción al español)

El dogma no dice nada sobre si María murió y resucitó y luego fue asunta al cielo o si subió en vida, auque la tradición y muchos teólogos sustentan que María murió, como murió su Hijo. En mi limitación y cortedad, creo que María no murió.

Sobre este tema me comentó un sacerdote que Jesús, como hombre aún siendo Dios, no habría dejado pasar a su madre por el trance de la muerte y de la corrupción del cuerpo, como lo evitaría cualquier hombre bien nacido que tuviera en sus manos obviar ese trance a su madre.

Aunque coincido en la conclusión – María no murió -, no así en el motivo como razón única y principal. Jesús no actuó con favoritismo hacia nadie allegado. Incluso mostró su actitud de considerar iguales a sus familiares más próximos que a cualquiera de los que le seguían (“…¿Quién es mi madre y mis hermanos?...” Mc 3, 31-35). Es más, si fuera una dádiva de ese género, estoy seguro de que cualquier persona de especial fe habría sido elegida por Él como protagonista de la asunción, antes que Su propia Madre.

Creo que María no murió porque hubiera sido una incongruencia, y la Iglesia Católica es la congruencia de una doctrina que lleva cuatro mil años de vigencia.

La muerte es una consecuencia del pecado original (“…Ya que polvo eres, y al polvo volverás” Gén 3,19, “…no vaya ahora a tender su mano al árbol de la vida, y comiendo de él, viva para siempre” Gén 3, 22). No he encontrado quien me haga entender qué fue el pecado original, pues me parece que es algo que forma parte del misterio de la fe, aunque rumiando podemos llegar a intuir algo. Lo que si es cierto, es que aceptado el pecado original y sus consecuencias, todo hombre por nacer con ese pecado, tiene la tara de morir una vez (“Y así como está reservado a los hombres morir una sola vez, y tras eso, juicio” Hb 9,27, aunque Jesús resucitó a personas, que volvieron a morir, por lo que murieron dos veces, lo que sin duda tendrá su explicación, que no alcanzo).

María nació sin pecado original (proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854, en la bula Ineffabilis Deus), por lo que además de los muchos privilegios espirituales y materiales en su vida cotidiana, por el hecho de nacer sin pecado original también quedaba exenta de la muerte (“El pecado, que como torrente arrastra a la humanidad, se detiene ante el Redentor y su fiel colaboradora. Con una diferencia sustancial: Cristo es totalmente santo en virtud de la gracia que en su humanidad brota de la persona divina; y María es totalmente santa en virtud de la gracia recibida por los méritos del Salvador” Juan Pablo II El Grande. Audiencia General. Miércoles 29 de mayo de 1996. La Inmaculada Concepción. http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1996/documents/hf_jp-ii_aud_19960529_sp.html ).

Por ello la Virgen María no podía morir, pues hubiera sido una incongruencia en una doctrina absolutamente coherente.

Cualquier católico debe aceptar que la Virgen María subió al cielo en cuerpo y alma. Y no creo que sea disparatado – sino todo lo contrario - opinar que no murió.

martes, 21 de julio de 2009

La Sagrada Familia, de Antonio Gaudí

El pasado domingo, en el “Full Dominical” (Hoja Dominical), en su habitual sección bilingüe “Palabra y Vida”, el Cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, escribía sobre el templo expiatorio de la Sagrada Familia, en un artículo titulado “Un gran monumento al espíritu”.

El artículo es una síntesis excelente de la historia del templo y ofrece una visión del mismo como símbolo de la fe de Cataluña. No tiene desperdicio y me resulta imposible resumir unas pocas líneas que dicen tanto. Remito a su lectura, que el lector encontrará en:

http://www.arqbcn.cat/Admin/Admin/docs_home/BCN%2019%207%2009.pdf

(el artículo de referencia, está traducido al español en la cuarta página).

Pero no era el mío, un artículo de merecida apología a ese breve y elocuente texto, sino la meditación a la que me llevó su lectura.

Como sabrá el lector, las obras del tren AVE (Alta Velocidad Española) en Barcelona, están abriendo un túnel por debajo de la Ciudad, por el que deberá discurrir ese tren. Por unas circunstancias difíciles de justificar, el túnel pasa creo que a 70 centímetros de los cimientos del templo de la Sagrada Familia. Los técnicos municipales dicen que esa trayectoria es ineludible, aunque técnicos no municipales, tan cualificados, o más que ellos, aseguran que no es tan ineludible. Sea como fuere, a pesar de la competencia de los técnicos municipales - que han de demostrar tras escandalosos fracasos anteriores – el templo corre un riesgo cierto y, para muchos, evidente.

Y me pregunto, ¿qué ocurriría si el templo se viniese abajo, antes o después, por las vibraciones del tren AVE? Esto no sería insólito, pues esos mismos técnicos municipales hundieron con su incompetencia el barrio barcelonés de El Carmelo, afectando a miles de personas.

Muchos dicen que en el consistorio barcelonés dominan los lobbies masónicos y gays. Creo que los “socialistas” son ya una expresión retórica sin contenido. Parece que eso no es un secreto sino una evidencia que los interesados, a estas alturas, no se preocupan en ocultar.

En consecuencia, la simpatía hacia un templo que es símbolo de la espiritualidad catalana, levantado por el esfuerzo de los creyentes catalanes, no será grande, al contrario. El afecto hacia el arte y la religión del socialismo, lo tenemos expresado en las persecuciones cristianas en España, en los pasados años 30; los templos con sus magníficas obras de arte intemporales, fueron quemados, y sus fieles, asesinados.

El templo de la Sagrada Familia molesta sin duda a la ideología que gobierna Barcelona, y, para colmo, su arquitecto está en proceso de beatificación. Derribarlo, por las buenas, sería un escándalo pero ¿y si se cae por un error técnico?

Cuando se hundió el barrio de El Carmelo, no pasó nada. La prensa silenció la noticia, la televisión igual… y sólo algún recalcitrante como la COPE dio la murga. Pero no pasó nada. Todo se acalló y los del desastre volvieron a gobernar. La historia contemporánea nos dice que una mayoría de catalanes no son ciudadanos, sino súbditos y eso lo llevan muy bien. Es la parte política del ramalazo masoquista catalán, que celebra las derrotas, como la festividad del 11 de septiembre, día nacional de Cataluña.

Si el templo de la Sagrada Familia se hundiera, no pasaría nada. En el peor de los casos, algún aparejador sería encausado para luego, cuando se enfriase el asunto, en dos o tres semanas, sobreseer su causa. Si la presión internacional obligase, quizás dimitiría algún mandillo político, que sería recompensado con un cargo menos visible pero mejor remunerado. La prensa y la televisión, silencio total. Si en algún conductor del AVE se encontrara alguna irregularidad, ¡a por él! En cualquier caso, “la naturaleza imprevisible del subsuelo barcelonés…”. En el solar, con la retórica cínico-populista de los "sociatas" catalanes, se levantaría una placa muy emotiva en lugar de un nuevo templo (se apelaría al ejemplo USA de las torres gemelas).

La sociedad catalana, y la española en general, me recuerdan a un yuppie borracho que, con su traje de marca manchado de sus vómitos, balbucea estupideces divertidas, sentado en la acera y apoyado en la fachada. Aprovechando la feliz enajenación del beodo, unos transeúntes espabilados, los políticos, le limpian la cartera y el reloj y le dejan al lado una garrafa de vino, para que no se le acabe la provisión, no sea que salga del letargo. Ambas partes están en su papel, ¿para qué crear “mal royo”, mala conciencia, con asuntos como la fe o la moral, que “cosas” como el templo de la Sagrada Familia evocan? Un mundo feliz. Una democracia a la española.