lunes, 31 de marzo de 2008

“Educación para la ciudadanía”. Lección 1

Nota: Aprender nunca es malo, si se aprende como es debido; podemos aprender que la tierra es cuadrada, que descendemos del mono o que el fuerte sobrevive. Pero son estos aprendizajes erróneos – o por lo menos discutibles - que no harán más que confundirnos.
La asignatura de “Educación para la ciudadanía” que el gobierno español está imponiendo en las escuelas contra toda legalidad, pretende dar a aprender a los niños y a los jóvenes unos conocimientos que son erróneos – o por lo menos discutibles – que no harán más que confundirles en la vida.
He consultado varios textos de esa signatura. Iré publicando a medida que pueda, en forma de “Lecciones”, una alternativa a los contenidos monótonos de esos textos, que responden a las reaccionarias directrices del viejo y viciado socialismo gubernativo.


Lección 1. Nosotros.

Parece que para empezar con buen pie, lo primero que debemos hacer es saber quiénes somos. Si conseguimos conocernos nos será más fácil entendernos a nosotros mismos y relacionarnos con los demás de una forma acertada. Vamos pues a centrarnos en ello, pues parece cosa fácil.

Pero ¡ay!, no hay nada fácil. Y conocernos a nosotros mismos es menos que fácil por dos razones; una, porque somos muy complejos. La otra, porque nuestro juicio está condicionado por los prejuicios de nuestra época. Veámoslo con más detalle.

Somos muy complejos. Tenemos unas capacidades que se ven, que se pueden medir como la estatura, y otras intangibles, espirituales. Incluso las que se pueden medir pueden ser muy complejas, como el coeficiente de inteligencia. Cada vez sabemos más de nuestras capacidades, pero nunca son fáciles. Ni que decir de nuestra faceta espiritual.

A la complejidad de nuestra naturaleza se suma la falta de capacidad que tenemos de captar las cosas con la mente libre de prejuicios. Es como si viésemos el mundo a través de un cristal de color que nos hace verlo todo de ese color. La sociedad nos condiciona.

¡Menudo panorama! Entonces, ¿no podemos conocernos?

Si y no. Nunca llegaremos a conocernos del todo, pero tenemos muchas bazas para saber quiénes somos y cómo debemos relacionarnos entre nosotros en función de nuestra naturaleza. Porque hay un truco para investigarnos; recurrir al pasado. Veamos qué quiero decir.

A lo largo de la historia, todas las culturas y civilizaciones se han preocupado de este tema. Cada momento histórico y cada cultura han tenido sus juicios y sus prejuicios. Si las estudiamos veremos qué conceptos tienen en común y eso ya es una buena pista.

Al origen del pensamiento occidental, en la Gracia clásica, se remonta el adagio “conócete a ti mismo”. Ese es el principio del conocimiento que les liberó de historias de dioses y semidioses que inundaban la cultura griega; el conocimiento de sí mismos les alejó de sus supersticiones, les hizo “tener los pies en el suelo”.

A partir de aquí cada cultura ha profundizado en el conocimiento de sí mismos. Y tanto en la Grecia clásica, como en la cultura romana, medieval… y hasta nuestros días, los pensadores han encontrado en el fondo de nuestro ser un concepto trascendente que no ha sabido explicar, pero que no han tenido duda de que existía.

Todas las culturas han mirado más allá y han elaborado su pensamiento sobre ese más allá. Las explicaciones del mundo trascendente han sido distintas en cada cultura. Eso nos importa menos. Lo que nos interesa es que todas las culturas ha intuido un mundo más allá de la mera materialidad del ser humano. Eso es lo que todas las culturas han tenido en común.

Basándonos en ese elemento común del pensamiento humano a través de la historia e incluso de la prehistoria, sabemos que somos unos seres físicos con una capacidad espiritual. Somos cuerpo y espíritu ¡Ya hemos llegado a algún sitio! ¡Hemos definido al hombre!

Vemos pues que es una característica del ser humano, desde el principio, su intuición de que hay algo más allá. Ningún animal sabemos que tenga ese valor y ese es uno de los elementos que los diferencian. Pero hace algo más de dos mil años ocurrió un suceso que enriqueció el concepto de hombre. Hace dos mil años nació el cristianismo, que aportó a la civilización la noción de persona.

La noción de persona que aporta el cristianismo arraiga en la cultura occidental de tal manera que todos los progresos sociales, culminando con la declaración universal de derechos del hombre, han sido posibles y se han inspirado en la concepción del hombre como persona que aportó el cristianismo y que está detallada con mucha claridad en la recopilación de textos que los cristianos conocen como Nuevo Testamento.

¿Qué aportación es la de declarar al hombre como persona? La persona tiene un enorme valor por sí misma, no por su pertenencia a un clan o a una clase social. Además la persona, creada por Dios, participa en esa divinidad con su inmortalidad y por eso se trata a la persona con tanta dignidad, hasta el punto de que incluso está regulada la guerra - por los acuerdos de Ginebra - de manera que dentro de esa tremenda desgracia, la persona tenga límites que respeten en lo posible la sublime naturaleza del hombre. La persona es individual, pero necesita de la comunidad para realizarse totalmente y las normas que deben regular esa convivencia deben tener presente el absoluto respeto a su dignidad como persona.

Si pensamos un poco veremos que en nuestra democracia los nacionalistas anteponen la nación al hombre; los socialistas anteponen la sociedad al hombre; la derecha antepone la economía al hombre. En ningún caso se trata al hombre como persona. Todas esas formas de gobierno podrían ser compatibles con el concepto de persona, pero llevadas de otra manera verdaderamente democrática. Pero ese será asunto de otra lección.

sábado, 29 de marzo de 2008

La existencia de dios

Hace unos días una persona querida – no es ese un dato, pues queridas son todas – y próxima, me dijo: “No creo en Dios. Creo que cuando morimos somos polvo y nada más”.

En un primer momento me dejó desconcertado. Nos alargamos en la conversación y al final, “¡Miserable!, dice el sabio / y el rey dice ¡Miserable!”. Al fin cada uno quedamos con nuestra idea, aunque amigos. Aún así, albergo la vana esperanza de que esa persona querida y próxima atienda a alguna de mis propuestas, especialmente la que le hice en el sentido de que dedique algún momento de su jornada a pensar.

Es cierto que vivimos muy ajetreados, tanto que no nos queda tiempo para meditar. Pero así como la vida física necesita alimento material, la vida espiritual precisa su propio alimento, que es el pensamiento, la meditación. Alimento y meditación son indispensables para la vida del hombre, con una desventaja en contra de la segunda; y es que mientras el hombre sin pan muere en su totalidad, el hombre si meditación muere en su parcialidad, precisamente en su espíritu y dado que lo que nos diferencia de los animales es el espíritu, un hombre muerto o enfermo de espíritu se asemeja al animal tanto cuanto más menoscabado tenga su espíritu. Y en esas condiciones, nada bueno puede salir de la cabeza de un hombre que sólo lo es a medias.

Por eso y vista su terquedad, más que convencer a aquella persona sobre la existencia de dios, la intenté convencer de la necesidad de dedicar tiempo a meditar, en la certeza de que ese es el camino para llegar al otro destino.

La pregunta que nos surge en estas circunstancias es ¿cómo puede meditar un alma enferma? Mientras hay vida hay esperanza y mientras hay alma hay raciocinio. El problema está en si los pensamientos surgen del alma, o del estómago. Por eso le planteé algunas cuestiones a mi persona próxima, con idea de orientar su meditación… no guiarla ni condicionarla, sólo orientarla, pues sabiendo el buen “cómo”, cada uno encontrará su “por dónde”.

Por lo pronto, la conciencia de Dios está impresa en la naturaleza del hombre. Es cierto que nuestra libertad nos puede llevar a generar monstruos, pero sin conseguimos mantener las referencias naturales, podremos encauzar el raciocinio. En nuestro caso, ¿no es la idea de dios una constante en las civilizaciones, desde las más primitivas? Cada sociedad ha generado su propia respuesta, casi todas equivocadas a la vista de sus resultados, pero ninguna civilización significativa ha omitido esa visión trascendente de sus vidas. Si tenemos la tentación de proclamarnos ateos, estamos desafiando a la naturaleza intrínseca del hombre expresada además en la inteligencia e intuición de prácticamente la totalidad de los grandes pensadores de la humanidad. ¿No es mucha pedantería ir contra todo, sin más argumentos que el “no me lo creo, dios no existe”? ¿no es mucha prepotencia intelectual dar una respuesta cierta a lo que la humanidad no ha podido responder en milenios? No hablamos todavía de un dios concreto, sino de la existencia de algo trascendente, de un motor del universo, de un creador.

Los “modernos”, que en su miseria intelectual están por encima de todo, apuntan en sus filas a personas como Einstein, ¿qué mejor argumento a favor del ateísmo? Sin embargo Einstein afirmó explícitamente “No soy ateo”. Además, como razón de peso, aportan aquellos su experiencia de no ser capaces de ver la presencia de algo trascendente en sus vidas ¿Pueden ser de fiar quienes no aportan como argumentos más que citas falsas y sentimientos personales? La historia de la humanidad no es una historia de ateos, sino una historia de personas con sentido religioso, porque esa es la naturaleza del hombre y si esa es su naturalaza. A algo responderá. El hecho de tener la libertad de opinar no implica que nuestra opinión sea acertada; por lo menos debería hacer dudar de su postura, a los que se declaran ateos, el que la humanidad circule por otro lado. En este sentido, una de las deposiciones “democráticas” de los comunistas en la España republicana fue votar sobre la existencia de Dios. Ganaron los camaradas ateos, por lo que se abolió a Dios, por ley. En consecuencia, se siguió con el genocidio de católicos. A eso lleva actuar contra natura, en este caso contra el sentimiento natural religioso que impregna la naturaleza del hombre.

Por descontado que entre aquellos “modernos” no incluía a mi interlocutora, la persona a la que hacía referencia al principio, pues no es ni pedante ni mentirosa, sino una persona de naturaleza bondadosa y generosa, que tiene una vida excesivamente compleja en sentimientos y actividades como para pararse a pensar, o por lo menos a pensar con libertad de espíritu. Lo cual es un error. Mi alusión era a los pedantes que sin más méritos que sus miserias, pretenden hacer de su propio poco el mucho de todos.

La existencia de un ser trascendente no es una cuestión a creer, sino a sentir. Y para sentir, hay que escuchar. El desarrollo científico de las últimas décadas no puede nublarnos el entendimiento y hacernos creer que somos todo porque sabemos casi nada. Es una reacción tan infantil como la del niño que se construye por primera vez una espada de madera y, satisfecho de su pericia, se siente general. Cuando el hombre descubrió el fuego, o la rueda, o el hierro, o la agricultura… descubrimientos todos ellos trascendentes para la humanidad, no se sintió dios, sino que siguió su andadura de desarrollo humano y progreso científico sin apartar la vista de algo por encima de él que catalizaba su existencia. Por eso siguió su desarrollo humano y científico. ¿Qué tiene el hombre de hoy, que por juntar dos palitos se cree ya dios? Fundamentalmente ignorancia y soberbia.

El hombre, con su conciencia de dios – insisto, me refiero a ese algo trascendente, no a ninguna creencia en concreto, que será asunto que veremos otro día – y con su inteligencia, avanzó humana y científicamente. Las sociedades han ido avanzando en innovaciones científicas y en progreso humano. Las sociedades crecieron con el alcantarillado, el agua corriente, la imprenta, la anestesia, el motor… y al tiempo se crearon las órdenes monacales, se construyeron catedrales, se crearon leyes que protegían a los débiles, incluso bajo la inspiración del hombre trascendente, se humanizaron las guerras con los acuerdos de Ginebra… Con la presencia de un ser trascendente en las sociedades, hombre y ciencia han ido de la mano durante milenios, siempre con un saldo positivo.

En nuestros días, en las sociedades que han prescindido del sentido trascendente del hombre, han arraigado la corrupción y el atropello al débil. Es cierto que esos vicios van con el hombre y han estado presentes en todas las culturas pero hoy, después de décadas de haber entrado en la época moderna y de haber denostado socialmente aquellas deficiencias, en algunas sociedades se ha vuelto atrás y la muerte, la corrupción y el vicio han adquirido el rango de norma. Se ha legalizado la muerte y han tomando carta de naturaleza actitudes antinaturales destructivas para la propia sociedad que las acepta. El cuerpo, alimentado sólo con pan, ha generado una sociedad tecnológica, pero sin humanidad. Tenemos de todo, pero sin trascendencia estamos dejando de ser personas. Estas sociedades son una representación del cuerpo vivo con el espíritu moribundo; el ciudadano bien alimentado y con toda la tecnología de la época en su casa, acaba votando el aborto o equiparando la vital y milenaria institución de la familia con la mecánica actividad animal de la cópula.

Debemos alimentar el espíritu para restablecer el equilibrio y ser personas. Para ello probemos a meditar con humildad sobre lo poco que somos en este magnífico mundo. Meditar contemplando las estrellas o admirando el detalle de una flor. Meditar intentando entender, y aprendiendo del fracaso de no hacerlo, la admirable perfección de un dedo de nuestro cuerpo o del inexorable latido de nuestro corazón. Si con esto no nos planteamos algo más que dudas científicas, es que tenemos un problema.

Publicado en Meridiano Católico (http://personales.ya.com/meridiano/) de mayo de 2008

sábado, 22 de marzo de 2008

Santos inocentes

Esta tarde una amiga me preguntó sobre la veracidad de la degollación de los santos inocentes por orden de Herodes. Mi amiga no tenía presente que tal episodio esté citado en el Nuevo Testamento.

En otro artículo comenté antes de entrar en no recuerdo qué, que no era teólogo, observación que creí venía al caso por la naturaleza del tema a tratar en aquel escrito. Ahora, antes de entrar en el tema que nos ocupa, debo decir que no tengo especial autoridad en la interpretación de las Escrituras. Si me embarco en esta respuesta es más como lector atento de textos relacionados con la vida de Jesús, menos como actividad de profesional de la historia que ocupó parte de mi tiempo.

Sentada esta premisa, vamos pues al grano.

Poco o nada es seguro en la historia. Incluso los temas contemporáneos están plagados de incógnitas. ¿Qué no será un suceso acontecido hace dos mil años en un territorio marginal del Imperio? Sin embargo de esto al total relativismo hay un abismo.

La matanza de los santos inocentes por orden de Herodes está citada en el Evangelio de Mateo (Mt 2,16), en los siguientes términos; “Entonces Herodes, viéndose burlado por los magos, se irritó sobremanera y mandó matar a todos los niños que había en Belén y en sus términos, de dos años para abajo, según el tiempo que con diligencia había inquirido de los magos”. El episodio no se cita en ningún otro texto bíblico ni en otro texto histórico conocido.

Para un creyente esa es cita suficiente. Para un historiador, esta es una cita histórica y por tanto un dato a tener en cuenta, y es un caso frecuente de acontecimiento que tan solo refiere un autor.

El episodio tiene a su favor que es perfectamente coherente con la historia de los primeros tiempos de la vida de Jesús. También tiene a su favor que es coherente con la personalidad de Herodes, un perturbado que no dudó en asesinar a su propia y ¡querida! familia. Además con su inclusión en el Evangelio, Mateo no aporta ningún beneficio añadido a la mayor gloria del protagonista Jesús.

No hay razón para cuestionar la historicidad del episodio de los santos inocentes, menos para un cristiano.

Las críticas que he leído sobre la veracidad del hecho son fundamentalmente dos. Una es que Mateo es el autor del Evangelio más judío de los cuatro, donde más referencias se hacen al Antiguo Testamento para justificar con las profecías a Jesús como Mesías. Así, Mateo en 2,16 inventa, dicen los críticos, un acontecimiento como la matanza de los inocentes, para poder citar (Mt 2, 17-18) la profecía de Jeremías (Jer 31,15); “Así dice Yavé: / Una voz se oye en Ramá, un lamento, amargo llanto. / Es Raquel que llora a sus hijos / y rehúsa consolarse por sus hijos, / pues ya no existen”. La crítica es desquiciada, pues la cita de Jeremías ciertamente ajusta un poco con calzador al episodio de los santos inocentes, y si Mateo hubiera querido demostrar algo, se habría inventado un hecho histórico más consonante.

La otra crítica sobre la falsedad del hecho histórico de la matanza de inocentes, se fundamenta en que no se cita en otro lugar y semejante matanza habría dejado algún rastro histórico, al menos en Flavio Josefo, biógrafo de Herodes. Por lo que se refiere a la primera parte de esta crítica podemos decir que verdaderamente sería incuestionable el grueso del asunto si tuviéramos quince citas de autores diversos, y sólo tenemos una. Pero son muchos los acontecimientos históricos en los que las citas son escasas o únicas y eso puede cuestionarlos, pero no hacerlos falsos si todo el contexto encaja y nada los contradice.

Por lo que refiere a la segunda parte de la crítica, el hecho de que semejante matanza no dejara rastro histórico, deja en evidencia al que la realiza, pues las consecuencias de la orden de Herodes no debieron trascender más que a los pueblos aledaños del escenario. Citando datos de G. Ricciotti (“Vida de Jesucristo”, Barcelona. 1957), si establecemos la población de Belén en la época del nacimiento de Jesús en unos 1000 habitantes, los niños nacidos al año debían ser unos 30, la mitad niñas. En dos años, que fue la orden de Herodes, debieron nacer unos 30 varones, que considerando la mortalidad al nacer, quizás quedaran en una veintena o menos. Cuando los soldados de Herodes pasaron por Belén ejecutando las órdenes del tirano, debieron de dejar un rastro de una veintena, como mucho, de cadáveres. Una localidad pobre y lejana y cadáveres de niños, que como las mujeres, eran poco menos que nada. Semejante episodio debió ser irrelevante en la cruel vida de Herodes, hasta el punto de que ni su biógrafo lo tomó en cuenta, quizás ni lo conoció. Sin embargo Mateo, documentándose en contemporáneos vecinos del lugar de los hechos o en sus hijos, lo conoció y relató.

Algunos cuentos populares, durante los primeros siglos del cristianismo, atribuyeron a esta matanza miles de víctimas, lo que sí es históricamente falso y físicamente imposible. Pero pretender que alguien tenga como buenas esas historias o citar como doctrina a semejantes noticias sin fundamento, generadas por un excesivo apasionamiento popular que ningún documento serio tiene en cuenta, es querer hacerse ver o pecar de tontería o mala fe.

Con la información de que disponemos, podemos afirmar que la matanza por orden de Herodes de los niños nacidos en Belén en el tiempo de dos años en la época del nacimiento de Jesús, es un hecho histórico objetivo, en todo caso cuestionable por tener una única referencia histórica. Para un cristiano, debe ser un hecho histórico incuestionable pues suma a la objetividad histórica, la fuerza de la Revelación.

jueves, 20 de marzo de 2008

Dios y el dolor

He ido a visitar a una amiga que a causa de un accidente de tráfico quedó parapléjica. Es una persona encantadora, dulce, alegre e inteligente. Nunca le he preguntado sobre su fe, pero por el trato veo que es una persona religiosa.

No refiriéndose exclusivamente a ella, sino a terceras personas en su situación, me preguntó por qué Dios permitía el dolor. De hecho es ésta una pregunta que muchas personas de buena fe se hacen.

Los quebrantos y muertes violentas por accidentes de tráfico nos dan que pensar porque convivimos con ellas. Pero no hay más que levantar la vista para ver expresiones de dolor escritas con letras mayúsculas. Los gritos nos resuenan menos porque están o parecen estar lejos, pero ¿qué mayor expresión de crueldad y de dolor que las guerras y las represiones de los gobiernos dictados por el comunismo, el racismo o el fundamentalismo? ¿Por qué Dios permite tanto dolor en el mundo? ¿No es ese dolor expresión de la impotencia y del fracaso de un dios que por eso mismo deja de serlo?

Efectivamente Dios permite tanto dolor. Al ser omnipotente – todo lo puede - podría acabar con el dolor en el mundo. Pero sería traicionar al hombre y al compromiso que adquirió al dotarle de alma, momento en que le entregó la libertad. Dios, al permitir que exista dolor lo hace para respetar el bien de la libertad, que es el atributo que nos hace personas. En un parque zoológico el cuidador procura que en la jaula de los monos no existan riñas, ni que los animalillos pasen hambre, ni que la tensión les haga pasar angustias. Los animales son felices y viven sin tensiones, pero no son libres, no son humanos.

A mi amiga le diría: “Dios permite que exista el dolor, que produce el hombre en el ejercicio de su libertad como persona”. Y le diría más: “Si el hombre siguiera las pautas de comportamiento que le dicta a través del Evangelio, el dolor sufriría una grave crisis en el mundo”.

Quizás mi amiga podría preguntar: “¿por qué la libertad nos lleva a hacernos daño unos a otros?, ¿por qué existe semejante caos en el mundo?”.

La respuesta a la primera pregunta es algo más compleja porque nos exige un razonamiento con más premisas. Efectivamente, si el hombre en el ejercicio de su libertad puede hacer el bien o el mal, es que hoy en su alma hay semillas del bien y del mal. No siempre fue así y la tradición – y quizás la ciencia - nos dan alguna pista sobre un mundo primigenio en el que el ejercicio de la libertad no generaba dolor, hasta un momento en el que esa situación cambió.

Hay quien dice que el mal es ausencia de bien. Eso es muy complejo para mi. Lo que sí entiendo, porque lo veo, es que si llamamos “hacer el bien” a “amar al prójimo”, hay muchas personas que quieren amar, pero se lo impide el miedo, el recelo, la pereza… en fin pequeños o grandes egoísmos que enmascaran ese deseo que tenemos de natural de ayudar a quien sufre.

Así, la respuesta a por qué la libertad nos lleva a hacernos daño unos a otros, sería porque no tenemos la convicción suficiente para seguir nuestro primer impulso de caridad. Y a base de reprimir ese sentimiento de amar al prójimo, muchos llegan a la situación de que no se les ocurre cosa buena y su vida se edifica sobre el abuso, por acción u omisión, del prójimo. Nuestro egoísmo evita que dirijamos nuestra libertad hacia el bien, que es el amor. Hacemos daño porque somos egoístas y en nuestro egoísmo justificamos ese daño al prójimo.

La segunda pregunta, el caos que parece reina en el mundo, creo que no tiene respuesta conocida. Pero eso no debe desesperarnos porque sí podemos utilizar nuestro sentido común para esbozar un planteamiento de respuesta.

Para referirme a ello, recurriré a una conversación entre dos personajes de El Criticón, una visión del mundo elaborada por el clérigo Baltasar Gracián, reconocido entre los filósofos más profundos: Andrenio, el aprendiz, observando la caótica bóveda del cielo cuajada de estrellas, pregunta a Critilo, el maestro, refiriéndose a las estrellas colocadas por el Creador; “¿por qué no las dispuso, decía yo, con orden y concierto, de modo que entretejieran vistosos lazos y formaran primorosas labores?”. De esta forma, con las estrellas formando un primoroso dibujo en el cielo, nadie pensaría que son fruto del azar y al ver tanto orden y belleza todos creerían en el divino Hacedor, concluye Andrenio.

Pero para su asombro, Critilo le razona; “Reparas bien, pero advierte que la divina sabiduría que las formó y las repartió desta suerte atendió a otra más importante correspondencia, cual lo es la de sus movimientos y aquel templarse las influencias… La otra disposición artificiosa que tú dices fuera afectada y uniforme: quédese para los juguetes del arte y de la humana niñería…”

Volviendo pues a la segunda pregunta, le diría a mi amiga que el caos del mundo es apariencia a los ojos de los sentidos. Todos los actos humanos y sus reacciones tienen una explicación inmediata y evidente, pero no es más que la interpretación desde la “humana niñería” en la que aparecen como acciones sin sentido, como la presunta caótica disposición de las estrellas del cielo. Sin embargo los actos humanos, como las estrellas en la bóveda celestial, también tienen otra interpretación más profunda y menos evidente, en la que todo tiene un sentido y razón.

De esta forma, cuando abrumados por los acontecimientos que vivimos y conocemos -como le ocurre a mi amiga parapléjica - desesperamos de la existencia de Dios, no debemos olvidar que el precio de nuestra libertad son el dolor, la injusticia y el aparente caos que ambas generan en el mundo. Pero que toda esa confusión generada en el ejercicio de nuestra libertad, tiene un sentido que sólo con la ordenada reflexión podemos intuir.

Y la última consecuencia de nuestros actos, a veces sin sentido aparente pero siempre con profunda trascendencia, es la respuesta de Dios al ejercicio de nuestra libertad, en la forma de recompensa o castigo de alcance que no podemos imaginar en nuestra limitación intelectual.

Publicado en Meridiano Católico de agosto-septiembre de 2008.

sábado, 15 de marzo de 2008

Rodriguezapatero y el tiempo

“Mañana brillará el sol en todas las comunidades del PSOE, y habrá viento y granizo en las comunidades del PP”

Ya no nos pillará más la lluvia sin paraguas y, además, se acabará la sequía. El “gobierno” de España también ha arreglado eso del tiempo y ha creado la Agencia Estatal de Meteorología para reemplazar el antiguo Instituto Nacional de Meteorología.

El Instituto Nacional de Meteorología tenía evidentes reminiscencias fascistas, pues todos sabemos que España no es una nación, sino una nación de naciones. Los nacionalistas de lo que sí son naciones en España habían protestado enérgicamente por semejante atropello y para evitar la crispación Rodríguezapatero ha dado el visto bueno al cambio. En alusión al nuevo nombre, el insigne estadista comentó en voz baja a un periodista amigo, siendo captado por un micrófono abierto; “mola mazo lo de Agencia”.

La nueva Agencia Estatal de Meteorología nos permitirá por fin saber el tiempo que va a hacer, pues como dice en su página web, “Desde el año 1996 el INM ha prestado a los ciudadanos un servicio mediante su página Web. Como Agencia Estatal de Meteorología se pretende mejorar, entre otros, este servicio, para lo cual se ha desarrollado una nueva página Web” ¡qué barata es la pólvora del rey! ¡esto funciona! ¡Gracias Rodriguezapatero!

Publicado en http://www.aragonliberal.com/, el 14.03.2008.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Tonterías

“En democracia valen más los votos que los rezos”, le oigo decir en tono doctrinal a Rodriguezapatero. Ese pobre hombre no abre la boca si no es para decir tonterías. Esto no importaría si la imagen de España no dependiera de él.

Porque decir una tontería de vez en cuando es algo que hacemos todos y no significa nada ni tiene importancia. No decir más que tonterías es algo más serio, pues denota que quien las dice está falto de conocimientos y de sentido común. Y eso puede tener importancia.

Cualquiera que no diga más que tonterías es un individuo peligroso, pero generalmente la sociedad toma medidas para protegerse y si son empresarios se arruinan, si obreros los despiden, si funcionarios los arrinconan, si niños los suspenden… Pero por una extraña e inmutable ley no escrita, si políticos de izquierdas se promocionan.

Eso es muy malo porque el que dice tonterías desde el poder, hace o deja hacer tonterías en su gobierno y sobre todo, lo que es más peligroso, es fácil de manipular, incluso por su mujer y en casos extremos, por su hija.

Comparar votos y rezos en democracia es una tontería, como lo es en matemáticas sumar peras y manzanas… que sí Rodriguezapatero, que no se pueden sumar peras y manzanas. Pero no es ese el tema. Ya te lo explicarán en una tarde.

No se pueden comparar votos y rezos, porque no tienen nada que comparar. El rezo es una actividad espiritual que no puede ser sustituida por la acción física del voto. Bueno ustedes los de izquierdas, Rodriguezapatero, votaron en su época de oro que no existía Dios. Pero eso no es normal.

El voto es una acción física que no puede ser sustituida en su función por el rezo.

El rezo y el voto buscan cosas distintas; la una trascendental, la otra doméstica.

Cuando hablo con Dios estoy en una dimensión de eternidad, cuando voto a un político estoy en una dimensión de cuatro años, si hay suerte.

Pero es que además, si hilamos un poco fino, resulta que la democracia fetén, la que los socialistas parodian con este lodazal, estaba basada en una profunda religiosidad. Los padres de la democracia, los ciudadanos de la Grecia clásica, nunca se hubieran preguntado qué es más importante, si el rezo o el voto, porque es una pregunta estúpida. Estaban en armonía con la ley natural. Eran demócratas; no ejercían de demócratas, como hace Rodríguez. A ningún griego, por ejemplo, se le hubiera ocurrido votar el matrimonio entre dos homosexuales y menos hubieran pretendido que su voto naturalizase esa unión… y no es en absoluto dudoso el respeto de los griegos clásicos hacia los homosexuales.

Este presidente no abre la boca más que para mostrar lo vacío de su cabeza y lo creído que está de sí mismo. Quien albergue esperanzas de que su actitud va a cambiar, es digno súbdito de tan vacuo personaje.

martes, 11 de marzo de 2008

Por goleada

Tenía preparado un escrito para publicar tras la derrota de Rodriguezapatero en las elecciones generales. Tendré que guardarlo para dentro de cuatro años, o menos… que quien no se consuela es porque no quiere.

A muchos nos ha disgustado este resultado, pero en mi caso – habrá más que piensen como yo – ha sido más que un disgusto. Porque no sólo esperaba la victoria del centro, sino que esperaba la derrota contundente de la izquierda. Estuve engañado hasta la misma mañana del domingo nueve, en que leí que los españoles enviaban por aclamación a Eurovisión a un mamarracho en representación de España. Lo cuento en otro artículo.

La izquierda se ha mofado durante años de la España del “Bienvenido, Mister Marshall” de Berlanga. A mi me parece que la dignidad del español de la postguerra, con sus miserias económicas, sus cicatrices, su aislamiento… da cien patadas a la de esta España reaccionaria, izquierdista, marrullera, que toma como icono a semejante fantoche de Eurovisión. Claro que tampoco era lo mismo el Franco al que servía el papá de este presidente, que este presidente que se sirve del Franco.

Tenía claro que el socialismo se acabaría porque en cuatro años no he oído una sola propuesta coherente encaminada al bien común. Ya sé que muchos de mis conciudadanos viven a la sombra de los medios gubernativos, pero no han de ser tan ciegos para opinar, al menos, por omisión, es decir aún sin tener noticias de los desastres de sus amos, porque los medios se los ocultan, al menos saber ver que no han hecho nada, lo cual es ya una pista. Es como si contrato a un fontanero muy simpático que me viene a casa y con su don de gentes me ofusca hasta el punto de que no veo que su ayudante me está robando los cuadros… pero me tengo que extrañar si al cabo de cuatro horas de charla veo que sigue goteando el grifo.

Y es que quizás el problema no sean sólo las facilidades que dio Aznar en su día para que la izquierda monopolizara el poder mediático. Dura herencia. El problema está quizás también en el español.

Como una imagen vale más que mil palabras, voy a dibujar unas imágenes para explicar esta última afirmación.

Imagen 1. Circulamos por una carretera de Jaén y a la entrada de un pueblo vemos un murete que flanquea la carretera, con catorce mujeres sentadas en él vestidas con ropa “para ensuciar”, guantes de cocina de plástico y en el suelo, junto a cada una de ellas, un cubo con cal y una brocha. El murete está a medio encalar y, a lo que parece, las señoras están descansando. Cuando nos informamos con alguien de confianza nos explica que las catorce señoras deben ocupar un mes en encalar los veinte metros de muro, con lo que adquieren el derecho de cobrar un subsidio todo el año. Para apuntarse al asunto, sólo han de ser incluidas en la lista por el alcalde del pueblo, que las apuntará si la familia es de un acrisolado estatus de izquierda. En súbditos de reconocida raigambre, no es preciso ni cubrir el expediente de encalar.

Imagen 2. Charlando con un joven conocido en un pueblecito de Sevilla, dice al interlocutor con el que ya tiene confianza. “Si pillo un subsidio, que es muy fácil, con lo que me dan y trabajando un ratito cada mañana en el huerto de mis padres tengo la vida resuelta y puedo pasarme la tarde en el bar con los amigos”. El joven tiene 27 años y es aparejador. En el pueblo es esa la ambición de sus amigos.

Imagen 3. En un ambiente de partido de jóvenes nacionalistas catalanes, entusiasmados por una reciente victoria electoral; “Ya sólo queda que metáis en campos de concentración a los que no hablan catalán”. “Lo haremos en cuanto podamos”, fue la respuesta.

Imagen 4. Un pueblecito de Almería de 250 habitantes; todas las familias tienen, al menos, un subsidio por falta de recursos o por incapacidad laboral. Todas las familias tienen, al menos, un invernadero.

Estas imágenes tienen brillo, color y apellidos.

¿Qué les puede importar a esos españoles el que el gobierno robe, engañe, o lo que sea, mientras reparta las migajas o nos deje ejercer de cabos de vara? ¿Qué más da crisis, que recesión, que desaceleración, si mis ambiciones ya están cubiertas? Aquí el peligro es que venga alguien y ponga orden.

El futuro está en los jóvenes y en la cultura. Por eso la política de la izquierda está empeñada en que no haya jóvenes y en que la cultura no prospere. Por eso está empeñada en desligar el sexo de la procreación, fomentar el aborto para los despistados y controlar la cultura desde chicos a través de asignaturas doctrinales como la educación para la ciudadanía.

Guardaré el artículo que tenía escrito para la próxima convocatoria electoral, o para la siguiente, o para la otra, que no hay mal ni bien que cien años dure y hoy, en España, el tiempo corre en contra de la izquierda, porque a pesar de ellos nacen niños y, a pesar de ellos, la cultura no ha muerto.

Publicado en http://www.aragonliberal.com/

domingo, 9 de marzo de 2008

Más de lo mismo

Voy a hacer amigos. Son las nueve de la noche. Las encuestas dan como ganador a Rodriguezapatero. Incluso por mayoría absoluta.

Tenía por cieto que ganaría el centro, hasta que esta mañana leí la noticia de la elección, por aclamación del público en TVE, del representante de España en Eurovisión; un mamarracho imposible de describir. Ni él mismo se lo creía.

Entonces lo vi claro; esa es la España de Rodriguezapatero. La España representada por un espantajo con peluca de patillas y bisoñé, con grandes gafas, guitarra de juguete made in China de todo a cien colgando del cuello y voz de falsete con acento de no sé dónde. Pobre España.

¡Pues nada! Si eso quiere la mayoría, ese es el juego. Mi experiencia me hace oler a chamusquina, pero eso también es parte del juego. Dentro de poco veremos en que queda todo esto. Mientras tanto, una última pincelada escrita esta mañana, de quien tiene toda la pinta de ser, de nuevo, presidente:

“…El presidente del Gobierno ya ha acudido a votar... A la salida, ha hecho un llamamiento a la participación porque votar "nos hace más libres”, leo en un periódico digital de hoy 9 de marzo de 2008, jornada electoral.

Al pobre presidente no se le puede deja solo. Se le tiene que tratar como al personaje simple de “Granujas de medio pelo”… “tú habla sólo del tiempo”.

Votar no nos hace más libres. Cuando gobernaba el general Franco, los ciudadanos podían votar, pero este presidente nos dice que no eran libres. ¿En qué quedamos?

El presidente Rodriguezapatero ha oído campanas y no sabe dónde. Por eso quiere aprobar una ley que impida que las campanas suenen, creyendo que enmudeciendo conciencias desaparecerá la moral. El voto, de por sí, no nos hace nada. Todo depende de las opciones a votar, de la capacidad para votar, del ambiente en que se gesta el voto… Los indios sioux eran libres y no votaban y en la Alemania nazi había parlamento y se podía votar.

No, presidente – espero que a partir de hoy expresidente – lo que nos hace libres es la verdad, la del contexto de la frase original. ¡Y mira que eres incoherente, presidente! - espero que a partir de hoy expresidente – que vas a citar, aunque sea mal, palabras de Jesús, el que tanto miedo os da hasta el punto de que perseguís a quien cree en Él.

Y es que en el fondo hay sólo un argumento, y siempre la cabra tira al monte. Ese argumento es la naturaleza trascendente del hombre que, desde el principio de las conciencias, ha estado presente en el devenir de todas las culturas y sociedades humanas. Y aunque en momentos puntuales en algunos colectivos humanos los sueños de la razón hayan podido producir monstruos, siempre hay jirones de alma – presidente - que asoman para intentar coger aire limpio.

La verdad nos hará libres (Jn 8,32). Y nunca es tarde para buscar la verdad.

Artículo publicado en http://www.aragonliberal.com/ con el título "El voto y la verdad". Ignorando esta circunstancia y al publicarlo aquí con fecha posterior, he añadido los cuatro primeros párrafos para actualizar el texto original.

sábado, 8 de marzo de 2008

Sin tregua

Leo desconcertado que la familia del ciudadano vilmente asesinado por los terrorista, según dice una persona próxima que debe estar autorizada, no quería saludar a Rajoy, no quería recibir el pésame de quien representa a millones de españoles que están en contra de la rendición de la Nación frente a los terroristas, y al lado del inocente que sufre la violencia.

Es una actitud reflejo de un sentimiento muy especial, sentimiento que tengo claro pero me parece extemporáneo definir. No creo en la negociación con los terroristas y sí doy mi sentido pésame a la familia de cualquier ciudadano cobardemente asesinado, pertenezca a la izquierda, al centro, o a dónde sea.

Parece que cuando la víctima es del centro, o inmigrante, o policía, o militar, es todo más fácil. Es una triste evidencia que nos debe hacer reflexionar.

Mañana

Ninguna elección es una elección más. Todas tienen su consecuencia.

Mañana nos jugamos algo poco importante. La economía. Si sólo fuera por eso, que gane Rodríguezapatero. Que se descomponga España en sus manos para que todos vean quién ha sido el disoluto. Que cuando todos pasen estrechezes él, y sus ministros, y sus artistas, bien cebados, les digan a los hambrientos “no hay crisis, es una desaceleración”.

Pero esa satisfacción es una muestra de egoísmo, pues si gana Rodríguezapatero la vida y la dignidad estarán sentenciadas. En los próximos cuatro años, millones de no nacidos y de ancianos estarán inermes frente a los carniceros de la izquierda, ávidos de sangre y riqueza. Y el delito quedará, seguro, sin castigo.

Para la verdadera fe, cimiento de la existencia, ninguna consecuencia negativa tiene lo que pase, pues al fin nada prevalecerá contra la Verdad y, en el devenir de los acontecimientos, la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos. Pero no todos en nuestro pueblo tienen aferrada esa fe y por ello muchos sufren con zozobra o sin esperanza la situación de hoy en España y el desenlace de las elecciones de mañana.

La opción del PP no es buena, pero es la mejor dentro del realismo de nuestra actualidad social. En el PP hay buena gente próxima a la cúpula, que deberán intentar afirmar su fuerza si llegan al gobierno de la Nación. En la Europa de hoy ya no hay ni izquierdas ni derechas, hay represión o libertad. Votemos con utilidad por quien nos ofrece al día de hoy más garantías de libertad.

viernes, 7 de marzo de 2008

Voto y crimen

España ha entrado en una trágica rutina. Como en el peor escenario del tercer mundo, las algaradas y los crímenes ya nos acompañan cuando tenemos que votar. Un caldo de cultivo adecuado con el miserable ambiente político que se instaló en España hace cuatro años, una debilidad patente, un mirar a otro lado, una impunidad de los actos violentos cuando estos vienen de la izquierda… alientan las esperanzas de desquiciados, esperanzas que se traducen en más violencia y crimen.

La víctima de hoy había renunciado a la escolta y en lugar de reconocer su valor, los criminales se han ensañado con él. Por la espalda y en presencia de su familia. Un acto de crueldad enfermiza.

¿Qué género de visionario puede pretender “negociar” nada con criminales dementes? Años de delirios mesiánicos de un gobernante, en una democracia, no pueden achacarse sólo a ese gobernante, sobre todo si es de pocas luces. Precisan de un entorno que le jalee, que le anime, de unos medios que silencien sus abusos, de una ciudadanía que mire a otra parte.

Hace cuatro años una matanza hizo que miles de infelices cambiaran su intención de voto. Aprendida la lección, quienes se ríen de nuestra democracia vuelven a actuar en el divertimento de ver cómo políticos releen sus monótonas palabras y de ver cuántos ciudadanos conejos cambian su intención de voto.

Faltan muchas horas hasta que finalice la jornada de votación. Vistos los contendientes, podemos esperar de todo porque los criminales saben que hoy hay duelo, mañana, negociación.

Pero nada debe hacernos cambiar la intención de voto, en un sentido o en otro. Es un ejercicio de ciudadanía. Mezquino quien cambie su intención de voto asustado por los acontecimientos, canalla quien no respete la jornada de reflexión.

Publicado en http://www.aragonliberal.com/ el 08.03.2008

Izquierda reaccionaria

En España vivimos hoy en un mundo reaccionario creado por las ideologías de izquierda.

Esta mañana, mientras me aseaba, pensaba en las restricciones de agua y en los mensajes del gobierno que en síntesis nos dicen: “hay que ahorrar agua porque se acaba”.

“Hay que ahorrar combustible porque se acaba” y porque “la contaminación nos mata” dice también el gobierno. Y los ecologistas dicen que no hay que matar focas porque se están extinguiendo y nos quedaremos sin ese recurso estético. Y no hay que contaminar porque el medio sucio destruye nuestra salud…

Para luchar contra los accidentes hay que transmitir miedo con sanciones enormes y mensajes dramáticos, incluso morbosos. El miedo a condenas contundentes debe reprimir al agresor para que no violente a su parienta. Siempre hay algo frente a lo que reaccionar. Siempre hay que recurrir al miedo.

Si analizamos cada mensaje de los miles que nos traslada el poder socialista, veremos que inspirar miedo a algo es el denominador común de casi todos ellos.

La eficacia de estos mensajes es relativa pues no nace de una convicción, sino de un miedo. Si el miedo es grande, la eficacia es grande. Si pequeño, pequeña. En cualquier caso la persona no es feliz, porque vive acogotada por el miedo, grande o pequeño.

Nunca ideas positivas, siempre planteamientos reaccionarios; nunca educación, siempre miedo.

El miedo es bueno para el poder, porque una sociedad con miedo es más gobernable, a la vez que las sanciones que regulan ese miedo son una buena fuente de ingresos; el impuesto del miedo. Sin embargo la experiencia nos dice que sigue la contaminación, que siguen subiendo las cifras de accidentes en carretera y que la violencia doméstica no tiene freno en el miedo.

En su patético afán de volver a gobernar, la izquierda ha recurrido de nuevo al miedo. No nos dice qué políticas adoptará si gana – porque no tiene ni idea de ellas - su único mensaje es que el PP nos debe dar miedo. PSOE bueno, PP malo; PSOE risitas, PP susto. El planteamiento elemental de unas cabezas elementales.

Así como ha sido una desgracia que el miserable concepto socialista de la sociedad nos haya proporcionado más muertos en las carreteras y más víctimas de la violencia doméstica, será una satisfacción que de nuevo su manipulación del miedo fracase y se los lleve a ellos por delante. Más ilusión que una mayoría absoluta del PP, me causaría una minoría rotunda del PSOE.

Publicado en http://www.aragonliberal.com/, el 07.03.2008.

martes, 4 de marzo de 2008

"Duelo de titanes"

Lo que nuestra clase política nos ofrece en esta campaña electoral no es un circo, es una feria. Una feria rancia de mujeres barbudas – no es una alusión grosera al candidato centrista – fenómenos humanos, charlatanes, mercachifles… No podía ser menos conociendo a la empresa organizadora. No me sorprende el resultado, sí el tinglado, que supera mis expectativas.

Todos los medios han entrado en el juego presentándonos como los “debates del siglo”, la “campaña electoral más intensa” de la democracia, lo que es no es ni una riña entre chulos castizos, que se amagan sin darse, que se insultan, pero menos. El niño pijo frente al niño ñoño; el guapito mentiroso de papá rico que se ha hecho el jefecillo de la banda de mindundis, frente al empollón que encabeza al grupito de niños bien que lo único que saben de peleas callejeras es lo que han visto en el cine.

No vi este debate. Ni el anterior. No los vi a conciencia. Bueno… vi como dos minutos, salteados, no hacía falta más. Hoy he seguido los medios para ver el resultado y oír cortes “selectos”.

No me explico todas las filigranas críticas sobre ese líder ido de la izquierda. Cuando nos llevamos a la boca algo que nos repugna, lo escupimos y listo. La naturaleza, a través del instinto, nos dice que debemos actuar así para no arriesgar nuestra integridad física. Meternos en la boca algo de sabor repulsivo y paladearlo para matizar si es sólo una primera impresión, si luego se atenúa el asco… es de locos o enfermos.

Si empezamos a ver el debate de ayer y el “rojo feminista” nos dice que no hay crisis económica en España, que la inmigración no es un problema, que el terrorismo está en un puño, que el paro sube pero no es grave porque sube el empleo, que el ciudadano está feliz… ¿a qué seguir? ¿para qué poner en riesgo nuestra integridad intelectual “saboreando” las miserias de un visionario ignorante? Me resulta penoso ver a todos los medios, sin excepción, “analizando” un discurso que a un ser normal le haría simplemente sacárselo de la boca con cara de asco y tirarlo lejos. El comportamiento de la prensa denota un estado avanzado de enfermedad social. Veremos si los ciudadanos también padecen ese mal y el día nueve le dan una palmadita en la espalda al charlatán. Creo que no, pero no será un día feliz el que, aún perdiendo la intransigencia, millones de conciudadanos voten por ella.

“…¿No ves como ellos se los tragan, pareciéndoles muy plausibles y verdaderos? Y, bien examinados, no son otro que una confitada inmundicia de vicios y pecados: razones, no de estado, sino de establo. Parece que tiene candidez en sus labios, pureza en su lengua, y arroja fuego infernal que abrasa las costumbres y quema las repúblicas… Créeme que aquí todo es engaño; mejor sería desenredarnos presto dél.”
Baltasar Gracián. El Criticón.