domingo, 29 de agosto de 2010

La Virgen de Vallbona, la Iglesia Católica y la sociedad; una pincelada de realidad


Pel pa abundós de xics i grans
i per llevar bon fruit la dona:
Santa Maria de Vallbona,
deu-nos la pluja i bons infants!...

Goigs en lloança de Santa Maria de Vallbona

(Para el pan abundante de pequeños y grandes
y para llevar buen fruto la mujer:
Santa María de Vallbona,
dadnos la lluvia y buenos niños!...

Gozos en alabanza de Santa María de Vallbona)


Hace unos días visité el Monasterio de Santa María de Vallbona, situado en la actual Vallbona de les Monjes (Vallbona de las Monjas), un monasterio cisterciense habitado ininterrumpidamente desde su fundación, hace ochocientos años.

No es frecuente encontrar lugares en los que ha habido la misma actividad desde su creación remota. Así, a bote pronto, recuerdo dos granjas habitadas sin interrupción desde la época romana, una en Montserrat y otra en Tiana, ambas en la provincia de Barcelona (España).

Pero no voy a enredarme a hablar del Monasterio de Santa María de Vallbona, pues el lector encontrará en internet noticia de este Monasterio, aunque sí me va a servir de justificación para tratar de otros asuntos relacionados.

Como siempre que visito un lugar que me interesa, arquitectónico o natural, aprovecho para adquirir alguna guía documentada del lugar. No siempre es fácil encontrar algo decente que llevarse a los ojos.

En esta ocasión adquirí “El Monestir de Santa Maria de Vallbona. Història, Monaquisme i Art” (Pagès editors. Lleida, 2010. ISBN: 978-84-9779-905-8), de Josep Maria Sans i Travé, historiador conocido y reputado en Cataluña, y probablemente en muchos más lugares, aunque no estoy en ello. El libro está, sin duda, subvencionado y con mucha probabilidad, escrito por un negro. Esto último es una opinión sin fundamento.

El prólogo de la obra es de Carod-Rovira, impresentable nacionalista de un partido separatista catalán, a pesar de que el fulano, hijo de un número de la Benemérita (la Guardia Civil, reputada internacionalmente, posee una gloriosa y sacrificada historia militar), es aragonés y para pasar por catalán ha debido mimetizar su nombre y ocultar su primer apellido. Carod es un influyente miembro del gobierno autónomo de Cataluña.

Entre los méritos de Carod relacionados con la cultura, destacan la compra de una lanza a un jíbaro, por un millón de euros (de dinero público, aunque al parecer conserva la lanza en su casa), y la torpe mofa de la crucifixión de Jesús, en un viaje oficial a Tierra Santa. Ese es el animalito.

Naturalmente el tal Carod, no habrá escrito el prólogo. Quizás ni tan siquiera lo habrá leído, pues no tengo constancia de que sepa leer (leer con comprensión del texto, no juntar palabras). Es sólo una impresión. Con la opinión que tengo del referido, debe reconocer el lector que la obra debía tener muy buena pinta para que, a pesar de todo, la adquiriera.

Volviendo al autor, señala la solapa del libro que, entre otros méritos, es el director del Archivo Nacional de Cataluña, una institución catalanista de la cuerda del tal Carod-Rovira. Las actuaciones del actual gobierno catalán en relación a la religión son de una animosidad escandalosa.

No parece que autor, editor y prologuista del libro, sean gente de Misa.

Con todo, la obra es interesante si salvamos las licencias nacionalistas y algunas referencias extrañas, que dan toques de leyenda al texto y le restan autoridad. Valga de ejemplo la cita; “… el rei Alfons I de Catalunya i Aragó concedia l’any 1174 al grup de religioses...” (p. 23). Cataluña nunca ha sido un reino y el rey Alfonso I, rey de Aragón y de Pamplona, reinó entre 1104 y 1134. Alfonso II, rey de Aragón, conde de Barcelona y conde de Provenza, reinó entre 1162 y 1196. Como nota menor, cabe señalar que un “grup de religioses” (“grupo de religiosas”) tiene un nombre, que es el de “comunidad”, “comunitat” en catalán. En fin, sin comentarios.

Y con este largo prólogo, hemos llegado a lo que quería tratar.

Se nos inunda desde los medios de comunicación con la idea de que la Iglesia ha sido una especie de parásito de la sociedad, que utiliza al pueblo llano para sus intereses económicos. Ya he tratado de esa propaganda en este blog.

Pero la Historia dice otra cosa. Dice exactamente lo contrario. Por eso se ponen trabas a aquella asignatura y se fomenta tanto la incultura. Y que mejor para defender mis argumentos, que citar la opinión de un historiador reputado en su entorno, que escribe con el respaldo de un gobierno hostil a la Iglesia Católica y desde una tribuna financiada por ese gobierno. Ese autor y esa tribuna son el libro que comento. Veamos algunas citas:

“… Al cap d’un any d’haver adquirit el castell i lloc de Preixana… la prelada atorgava als seus habitants una carta de franquicia que els exoneraba dels consuetudinaris mals usos d’intestia, eixorquia i cugucia, al mateix temps que els concedia plena llibertat de disposició dels seus béns i diverses garanties juridicoprocessals…” (“Al cabo de un año de haber adquirido el castillo y lugar de Preixana… la prelada otorgaba a sus habitantes una carta de franquicia que les exoneraba de los malos usos consuetudinarios de intesta, exorchia y cugucia, al mismo tiempo que les concedía plena libertad de disposición de sus bienes y diversas garantías jurídico procesales”) (pp. 52-53).

“…Quan les circunstàncies ho exigien,… les religioses no dubtaven a rehuir els censos que tributaven els seus vassalls per adaptar-los mes a les seves produccions i possibilitats…” (“…Cuando las circunstancias lo exigían,… las religiosas no dudaban en reducir los censos a sus vasallos para ajustarlos más a sus producciones y posibilidades…”) (p. 53).

“…Per afavorir els seus vassalls, les monjes no dubtaren, si era el cas, a pledejar amb els nobles de la contrada en defensa dels que consideraven els seus drets…” (“…Para favorecer a sus vasallos, las monjas no dudaban, si era necesario, en pleitear con los nobles de la comarca en defensa de los que consideraban eran sus derechos…” (p. 53).

El monestir, per la seva banda, es preocupà de fomentar el progrès de la poblaciò que s’anava forjant al seu redós i prengé les mesures oportunes per a la prosperitat dels seus habitants. Una de les més importants l’adoptà l’abadesa Estefania de Piquer , que el 1573 concedí llicència per a la constitució de municipi amb la participació dels habitants del lloc,…” (“El monasterio, por su lado, se preocupó de fomentar el progreso de la población que se iba formando a su alrededor y tomó las medidas oportunas para la prosperidad de sus habitantes. Una de las más importantes la adoptó la abadesa Estefanía de Piquer, que en 1573 concedió licencia para la constitución de municipio con la participación de los habitantes del lugar,…”) (p. 71).

“…Des de la instal•lació de laics al costat del cenobi, les monjes els donaren una part de l’aigua que procedia de una mina… La concessió d’aquesta aigua als pobladors era gratuïta i a precari, fruit de la benevolència del monestir, sensa cap acord per escrit…” (“…Desde la instalación de laicos junto al cenobio, las monjas les dieron una parte del agua que procedía de una mina [hoy sigue manando y se comercializa como “Agua de Rocallaura]… La concesión de esta agua a los pobladores era gratuita y a precario, fruto de la benevolencia del monasterio, sin ningún acuerdo por escrito…”) (pp. 71 y 72).

Esta importante labor social, que ni por asomo alcanzan los gobiernos socialistas actuales, la podían realizar las monjas gracias al soporte incondicional de la jerarquía de la Iglesia, incluida la Santa Sede. Si nos situamos en la época, podemos entender que este comportamiento debía ser extraño para una sociedad encorsetada y egoísta y debería despertar muchos recelos y animadversiones hacia la Iglesia Católica, que en muchas ocasiones se mostraba al lado del vasallo y, en consecuencia y en cierto modo, frente al señor feudal.

Por el contrario, cuando la lejanía al Monasterio u otras circunstancias hacían que fuera difícil para las monjas controlar sus intereses, algunos de los arrendados les engañaban en las cuentas, hasta el punto de que una de las grandes crisis del Monasterio fue a causa, entre otras, de ese fraude continuado.

Esto no fue una excepción. La Iglesia gestionaba con celo las donaciones que recibía, pero pesaban más la caridad y la buena fe, que el criterio empresarial o la picardía política, aspectos estos últimos que, al fin y al cabo, no forman parte del ideario de la Iglesia.

Esta es la Historia. Lo demás son historias. Naturalmente la Iglesia Católica ha padecido muchos momentos negros puesto que está integrada por hombres, con sus limitaciones y miserias. Pero una cosa es una trayectoria honorable, con flecos turbios, y la otra lo que se nos quiere vender, de una historia de cinismo.

Dejo para más adelante, otra reflexión inspirada en la visita al Monasterio de Santa María de Vallbona. Hoy se ha hecho ya muy tarde.

Foto: Santa María de Vallbona, venerada bajo la advocación de la Virgen del Claustro. Restauración. Talla en piedra de la zona, supuestamente del s. XIII. Monasterio de Santa María de Vallbona, agosto de 2010.

sábado, 28 de agosto de 2010

Feliz aniversario


Hace unos días, recordaba a los lectores de este blog, que hoy se celebraban los “…doscientos años del nacimiento del gran pensador Jaime Balmes (1810-1848)” (lunes 26 de julio de 2010 “Jaime Balmes Urpiá”).

Leo en http://www.germinansgerminabit.org/, un magnífico artículo titulado “Balmes, el príncipe de la Apologética moderna, olvidado por los suyos (28/08/2010). No está hecha la miel para la boca del asno”, del que el título es suficientemente significativo.

Efectivamente, a ninguno de los que se declaran católicos “practicantes” que conozco - muchos militantes de organizaciones “fetén” - le he oído jamás pronunciar ese nombre, Balmes, si no es para referirse al callejero. Por descontado, imagino que no habrán leído nada suyo.

Sin embargo a buenos católicos, a esos a los que no les hace falta decir que son católicos “practicantes”, porque se ve en sus actos que son católicos, sí les he oído comentar a ese autor.

Es una pena que tantos católicos vayan por su cuenta o que confundan la doctrina con la beatería. Se confunden y confunden.

A veces sugiero a los sacerdotes que conozco, que prediquen en sus homilías la recomendación de que los domingos, además de asistir a la Santa Misa, se dedique una hora a leer las enseñanzas de los Papas, textos de Santos o escritos de autores católicos. Como respuesta, me dicen que con lo que cuesta que los católicos vayan a Misa, sólo faltaba agobiarles pidiéndoles que se instruyan.

sábado, 7 de agosto de 2010

Curas pederastas


Quiero aportar mi grano de arena en la denuncia de esta plaga de la pederastia en el sacerdocio católico, contando un caso vivido a través de un protagonista.

Mi caso es, además de paradigmático, muy objetivo, pues ocurrió en la España católica de Franco y me lo ha contado una persona implicada, que no practica la fe católica.

No se puede pedir más objetividad. Seré breve.

Son los años cuarenta, en la posguerra civil española, y ocurre en mi pueblo. La Diputación Provincial da 250.000 pesetas de entonces, un dineral, para la mejora de las infraestructuras del pueblo.

El consistorio decide que dos caciques del pueblo, que saben de números, administren el dinero.

Los caciques deciden que lo que necesita el pueblo es que el dinero se destine a construir unas piscinas, entonces majestuosas, para ellos. Los caciques se construyen sus piscinas.

El pueblo calla por miedo. Es la posguerra y nadie se atreve a protestar por semejante abuso. ¿Nadie? No, hay alguien que sí se atreve; el cura del pueblo.

El cura del pueblo se mueve entre las autoridades para atajar semejante atropello. Da la tabarra para detener el uso del dinero en una inversión en interés de los caciques y destinarla a una inversión en interés de todo el pueblo.

Pero de repente, se descubre algo terrible; el cura es maricón. Si, maricón, que es cómo se llamaba a los homosexuales antes. Tres jóvenes lo denuncian como autor de tocamientos y otros excesos.

Ante semejante vergüenza, el obispado aleja al cura de mi pueblo y lo destina a otro lugar en el que no puede manosear menores.

Las piscinas se acaban. Y como mi pueblo es muy pueblo, al muy poco todos saben que los caciques han pagado a los tres jóvenes para deshacerse del cura incordiante.España católica, caciques católicos, jóvenes católicos. En esa época, todos eran católicos. Y el único realmente católico, y honrado, y responsable, el cura de mi pueblo,… acusado de maricón en un tiempo en el que la homosexualidad era denigrante.

Una honra destrozada. Pero como mi pueblo es muy pueblo, todos sabían que su cura no era maricón, ¡ni mucho menos! Pero callaron por miedo.

Este es el fondo de la historia de los curas pederastas. ¿No los hay? ¡Sin duda los habrá!, pero no te quepa duda, lector, de que hay más maldad y mentira en esas acusaciones, que verdad.

viernes, 6 de agosto de 2010

Dignidad y publicidad


¡Estoy hasta las narices! Es un dicho popular español, que quiere expresar cuando uno esta harto de aguantar alguna cosa.

Yo estoy hasta las narices de cómo los gestores de medios en España, administran la publicidad.

No soy una buena referencia como televidente. Desde que la televisión incorporó el color, sustituyó la creatividad por el brillo, y dejó de interesarme. Hace años que veo muy poco la “tele”. La radio la dejé de escuchar cuando la COPE se hundió y a internet entro para cosas como la que estoy haciendo. Y muy poco.

Pero hace ya tiempo que el exceso de publicidad me fue alejando de los últimos jirones de televisión que entraban en casa. No puede ser que estés viendo un documental o una película y, tras un intermedio de un cuarto de hora, o más, ya no recuerdes qué estabas viendo. Prefiero alquilar la película. Desde luego, no me compensa un canal de pago pues el pagar no baja mi listón de exigencia, ni me da más tiempo para ver la televisión.

Huelgan las palabras. Quien vea bien esa forma de insertar la publicidad en las programaciones, creo que tiene un problema de identidad.

Como detalle positivo, la televisión estatal ya nos da la basura sin publicidad, con alguna excepción cinematográfica, que veo, si puedo… ¡gracias tirano!

Ser huérfano de televisión no me ha importado. Era una madrastra imprevisible.

Pero el otro día entré, como hago a menudo, en ese blog de éxito que con tanta crudeza nos habla de la Iglesia Católica desde el púlpito de una torre, y me encontré con una publicidad agresiva que me oculta la lectura y me regatea si la intento eludir. El anuncio me tomó el pelo un rato y me fui.

¿Es posible que desde una página católica, como es la de Intereconomía, se ningunee de esta forma al semejante? ¿Es más importante la publicidad de unos calzoncillos que el informar al prójimo de cómo andan las cosas de casa?

¿Qué de algo ha de vivir Intereconomía? ¡Pues claro! Ha de vivir de la publicidad, pero la publicidad no ha de estar por encima de la dignidad de sus lectores… ¿o cree Intereconomía que sus lectores no tienen dignidad? No hay que olvidar que el favor no lo hace el medio al cliente, sino el cliente al medio. Sólo en El Corte Inglés, hasta el empleado más precario te trata como si te hiciera un favor atendiéndote, como si por ser empleado se le hubiera pegado algo de la genialidad del dueño. ¿Va Intereconomía por ese camino?

He entrado tres días consecutivos en la página de referencia, y una vez verificado que no fue un pronto, sino que es un modo de entender la manera de ganar dinero, que es la misma manera de todos, cristianos o paganos, he decidido no volver a entrar en esa página hasta que lo pueda hacer sin intentar regatear un anuncio que me puede, siempre.

¿Cuál va a ser el efecto de esta rebeldía? Ninguno apreciable, pues de mis pocos lectores dudo que alguno se ponga a la sombra de la cigüeña, a leer las vicisitudes de la paciente Iglesia Católica.

Pero para mí, es un paso más en mi progreso para ser persona. Renuncio, por dignidad, a una página escrita por una persona creo buena y lista y que me interesaba y distraía.

Me queda la página del Vaticano y el foro de aficionados a los caracoles y babosas. Dos ámbitos dispares, pero entrañables.

jueves, 5 de agosto de 2010

Bienvenida en España a Benedicto XVI


Me preguntan por qué doy la bienvenida a Benedicto XVI, qué tiene eso que ver con el sentido común (ver el día 16 de julio de 2010, viernes).

Es una pregunta tonta o malintencionada, pues la respuesta es evidente.

Benedicto XVI es un jefe de estado; de un estado sin policía y con un ejército de un centenar de personas, vestidas con un divertido uniforme, inspirado por Miguel Ángel. El Estado Vaticano es contrario a la pena de muerte, a la violencia, a la opresión de los débiles, al enriquecimiento ilícito. Lucha contra el racismo, contra los abusos a los niños, contra la destrucción de la naturaleza,…

En fin, el Estado Vaticano es lo que los “progres”, los “hippies”, los sindicatos, y el gobierno español en pleno, llamarían una utopía de estado.

Y sin embargo, faltando a la más elemental coherencia, toda esa gente está fastidiada por la venida del jefe de ese Estado.

Por eso, desde aquí, le doy la bienvenida. ¿No es una cuestión de sentido común?

Por cierto, Benedicto XVI es también el líder espiritual de la fe más extendida y coherente de nuestro planeta. ¡Qué menos que un “bienvenido” para preparar su visita!

También es una cuestión de educación.

martes, 3 de agosto de 2010

Los toros


Después de escribir sobre los nacionalismos en España en el tono que lo hice (“Cataluña y su estatuto”, lunes 5 de julio de 2010; “España y sus nacionalismos”, miércoles 28 de julio de 2010; “La represión nacional socialista catalana”, martes, 3 de agosto de 2010) y, ahora, dar mi opinión respecto a la fiesta nacional de los toros, el lector superficial se hará una impresión equivocada de mi postura al respecto. El lector puede ser como quiera, pero si admite mi opinión, le sugeriría que no leyera con superficialidad.

Siempre me planteé lo fastidiado que para mí era ser ciudadano de una Nación, en la que la bebida nacional era el vino y la fiesta nacional, la de los toros.

Soy abstemio total, porque no me gusta el alcohol y, además, me sienta mal. Creo, con fundamento, que el alcohol es una droga y que aunque el vino y la cerveza son bebidas propias de la magnífica cultura mediterránea, toda la basura alcohólica que se encuentra hoy en las tiendas de comestibles, nada tiene que ver con nuestra cultura, ni los que las beben son personas educadas en la cultura mediterránea. No se puede dar alcohol a inconscientes.

Con los toros pasa igual. Los toros tienen una raíz histórica en la cultura mediterránea y la especie se mantiene gracias a la fiesta de los toros. Pero el tiempo pasa y hay una cosa que se llama sensibilidad, que nos hace ver a la muerte en otros términos que en la Edad Media o que en la Creta de antes de JC.

No me refiero sólo a la muerte del toro, que es lamentable, sino al riesgo inútil en que coloca su vida el torero. Huelgan las palabras al respecto.

El sentido común nos dice que la fiesta de los toros es algo anacrónico, cruel y peligroso.

La Iglesia Católica no podía ser ajena a esta situación. Y opinó hace ya cuatrocientos años… ¡para que luego saquen pecho esos ecologistas panfletarios!:

“…La Iglesia en otros tiempos se pronunció, aunque sin mucho éxito, sobre la moralidad de estos espectáculos.

Las primeras prohibiciones fueron las de los Papas. La cosa empezó allá por el siglo XVI, cuando una bula de San Pío V, dictada en 1567 excomulgaba automáticamente a todo el que acudiera a un espectáculo de toros. Felipe II no la acató. Gregorio XIII que sucedió al Papa santo, en su bula excluye de la máxima sanción a los legos. Sixto V en 1586 renueva la prohibición de San Pío V, pero el Monarca español, insistiendo en la popularidad de la fiesta y alegando posibles sublevaciones, hace que la norma no se aplique…

…Con todo, sé que esta cuestión es tratada a menudo más desde la pasión que desde la razón. Algo semejante cuando se plantea, por poner un ejemplo, la moralidad del fumar. En conclusión: Las corridas serían tolerables siempre que se minimicen hasta lo razonable los peligros para el torero y también los sufrimientos para el animal.” (Dr. Joan A. Mateo, sacerdote de la Diócesis de Urgell en http://infocatolica.com/blog/conversando.php/1006071233-animalismo-amor-desproporcion)

He repasado el Código de Derecho Canónico y no he sabido ver que las excomuniones prescriban por el tiempo. No entiendo qué duda le puede surgir al católico sobre el asunto de la fiesta nacional.

Pero para los más despistados, el Catecismo de la Iglesia Católica deja muy clara la cuestión:

2258 La vida humana es sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente’ (CDF, instr. "Donum vitae" intr. 5).

2269 El quinto mandamiento prohíbe hacer algo con intención de provocar indirectamente la muerte de una persona. La ley moral prohíbe exponer a alguien sin razón grave a un riesgo mortal, así como negar la asistencia a una persona en peligro…

2280 Cada cual es responsable de su vida delante de Dios que se la ha dado. El sigue siendo su soberano Dueño. Nosotros estamos obligados a recibirla con gratitud y a conservarla para su honor y para la salvación de nuestras almas. Somos administradores y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado. No disponemos de ella.” (Artículo 5. El Quinto Mandamiento).

Diáfano, ¿no?

Esto por lo que respecta al hombre. En lo que al toro se refiere, podemos leer:

2415 El séptimo mandamiento exige el respeto de la integridad de la creación. Los animales, como las plantas y los seres inanimados, están naturalmente destinados al bien común de la humanidad pasada, presente y futura (cf Gn 1, 28-31). El uso de los recursos minerales, vegetales y animales del universo no puede ser separado del respeto a las exigencias morales. El dominio concedido por el Creador al hombre sobre los seres inanimados y los seres vivos no es absoluto; está regulado por el cuidado de la calidad de la vida del prójimo incluyendo la de las generaciones venideras; exige un respeto religioso de la integridad de la creación (cf CA 37-38).

2416 Los animales son criaturas de Dios, que los rodea de su solicitud providencial (cf Mt 6, 16). Por su simple existencia, lo bendicen y le dan gloria (cf Dn 3, 57-58). También los hombres les deben aprecio. Recuérdese con qué delicadeza trataban a los animales san Francisco de Asís o san Felipe Neri.

2417 Dios confió los animales a la administración del que fue creado por él a su imagen (cf Gn 2, 19-20; 9, 1-4). Por tanto, es legítimo servirse de los animales para el alimento y la confección de vestidos. Se los puede domesticar para que ayuden al hombre en sus trabajos y en sus ocios. Los experimentos médicos y científicos en animales, si se mantienen en límites razonables, son prácticas moralmente aceptables, pues contribuyen a cuidar o salvar vidas humanas.

2418 Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas. Es también indigno invertir en ellos sumas que deberían remediar más bien la miseria de los hombres. Se puede amar a los animales; pero no se puede desviar hacia ellos el afecto debido únicamente a los seres humanos.” (Artículo 7. El Séptimo Mandamiento).

No podemos pedir más claridad doctrinal.

¿Qué escandaliza el hecho de que los nacionalistas catalanes hayan prohibido las corridas de toros en su territorio? A una persona sensata o a un católico, nada puede escandalizar esa medida, salvo por su cinismo.

Los nacionalistas catalanes, como el resto de partidos parlamentarios, aprobaron en su día la legalización del aborto y luego su ampliación. ¿No es de un cinismo cruel esa payasada de prohibir las corridas de toros, cuando se está practicando un genocidio de seres humanos?

Y en un tono menor, ¿no hay decenas de fiestas catalanas, en las que se despanzurran cabras, gallinas,… y se maltrata a toros? ¿Por qué esas sí, y los toros nos?

El fin no justifica los medios. Aunque el fin sea la independencia, un gran fin para los independentistas, eso no justifica usar la demagogia y la mentira para alcanzarlo. ¿Pero qué podemos esperar de los que Dña. Florinda, la madre de Quico, el amigo del Chavo del 8, llamaría “chusma, chusma, chusma”?

No hay que esperar coherencia en los políticos españoles, incluidos los nacionalistas. Pero esta polémica ha servido, al menos, para que quien quiera ver la evidencia, se percate de que ecologistas, animalistas, vegetarianos y demás barullo, no hacen más que mantener un discurso fragmentado y sin base, que se puede encontrar argumentado y coherente en la Enseñanza de la Iglesia Católica.

¿Para qué recurrir a sucedáneos, cuando el original está tan a mano?

La represión nacional socialista catalana


Un lector, de la “derecha moderada”, me dice que el nacionalismo catalán no es de la índole que pretendo. Acaba de leerse mi anterior escrito “España y sus nacionalismos” (miércoles 28 de julio de 2010).

¡Qué pena la moderación suicida de alguna derecha española!

No tengo que hacer ningún esfuerzo para mostrar la catadura del nacionalismo catalán.

Anoche oí dos noticias que no tienen desperdicio (escribo esto el 29 de julio); la Generalidad de Cataluña (gobierno autónomo de esta provincia española) quiere sancionar a todos los taxistas que mostraron la bandera española cuando la final del mundial de fútbol, final que, como el lector sabe, ganó la selección española (victoria que me traería al fresco, sino fuera por lo que ha fastidiado a la oligarquía mandamás de Cataluña).

La otra noticia es que la misma Generalidad catalana, ¡quiere prohibir en Cataluña la venta de muñecas ataviadas con trajes de flamenca, así como muñecos de toros!

Semejante represión, inédita en un país civilizado, ¡y todavía no han logrado la independencia!

Ambas medidas son delirantes, de una represión inaudita y se suman a otras muchas del mismo cariz… ¿se imaginan que harían los nacionalistas si obtuvieran la independencia? Si no se lo imaginan, repasan la historia reciente de España y de Alemania.

El presidente de la Generalidad catalana, es andaluz y a duras penas logró acabar el bachillerato, si lo acabó.

El presidente del parlamento catalán, era barrendero.

Que yo conozca de primera mano, me viene a la memoria un dirigente independentista que oculta su apellido español y carece de estudios; otro que es titular de un título universitario superior, amañado en la secretaría de la facultad correspondiente, pues no pudo superar los cursos; otro que fracasó en sus estudios y gracias a su docilidad, ocupa su cargo actual en el que espabila los presupuestos “a la catalana”…

El comentario se extendería demasiado, sólo con lo que conozco de primera mano.

En una polémica, con público, con un militante independentista, le pregunté; “Con los que no se doblen a vuestras exigencias, ¡no los meteréis en un campo de concentración, como a los judíos en Alemania!” “¡Claro que sí!” fue su respuesta tajante. Él era idiota, pero eso lo tenía claro, probablemente por habérselo oído a sus jefes. Al fin y al cabo, esa es la pauta del totalitarismo: un indocumentado criminal, que manda y un idiota que obedece.