lunes, 6 de octubre de 2008

Sexto sentido

Todos hemos notado en alguna ocasión que alguien nos observa…, nos damos la vuelta y ¡el cuñado!... “¡Manolo!, ¿cómo sabías que me acercaba?”… “¡No sé, chico, es eso del sexto sentido!”. Nuestro sexto sentido.

A veces vemos al vecino recalcitrante que pasa por la otra acera… “¡Qué no me vea!”. Pero el vecino se da la vuelta y cruza su mirada con la nuestra… “¡Hombre Manolo! ¿qué haces por aquí?... Por cierto…”. Nos ha pillado. Es su sexto sentido.

De acuerdo que esto del sexto sentido no es muy científico, pero funciona y es muy habitual. Muchas veces el sexto sentido salva la vida de su protagonista. Lo sabemos todos, hasta los científicos, pero ellos no lo pueden reconocer porque “no es científico”.

Esta mañana he tenido la infrecuente ocasión de ver en directo la ecografía realizada a una mujer embarazada de tres meses, 12 semanas. Para algunos médicos y muchos políticos, casi nada. Sin ser especialista he podido ver la cabecita de un niño, el cuerpo, unas divertidas extremidades…, la madre ha tosido y el niño, fastidiado, se ha dado la vuelta y entonces le he podido ver la columna vertebral.

Sé lo que dice la ciencia al respecto; ese feto de tres meses es vida humana. Pues claro. También sé lo que dicen algunos médicos condicionados por el negocio del aborto; eso es un grano. Pero si lo tenía claro, esta mañana lo he tenido lúcido; mi sexto sentido me ha confirmado que - digan lo que digan, dijeren lo que dijeren – esa cosita que con tres meses de vida que he visto en el vientre de una mujer, es un magnífico niño, una cría de ser humano sin ninguna carencia esencial que le separe de esa condición. ¿Nos puede decir algún listo que la noche es día y el día noche? ¡Claro que nos lo puede decir, pero a todas luces nos está intentando enredar por algún motivo! No hay la menor duda de que el actor de nuestra ecografía es un semejante, en pequeñito. Y así lo han de sentir los que tengan sexto sentido – todos lo tenemos - y lo atiendan.

Es una garantía que nuestro instinto, nuestro sexto sentido, redunde con la ciencia; desde que hay concepción, hay vida humana. Pero si se me apura, aunque la ciencia dijera otra cosa – que no lo puede decir – esa verdad seguiría siendo verdad, pues tiene el aval del sexto sentido de una humanidad que así lo ha sentido desde que la vida fue vida, desde que fue creada con esa impronta, mucho antes de que la ciencia lo verificara.

Y es que aunque nuestros románticos fueran un poco pánfilos, no eran tontos y tenían buenas salidas, como la de mi amigo Gustavo Adolfo Bécquer, que me decía; “Mientras la ciencia a descubrir no alcance / las fuentes de la vida, / y en el mar o en el cielo haya un abismo / que el cálculo resista;… / …¡habrá poesía!”.

Publicado en www.aragonliberal.es, el lunes, 29 de septiembre de 2008.