Anoche, jueves 25, en el comentario “Línea COPE” de las 24 horas, escuché que el astrofísico Stephen Hawking había visitado la catedral de Santiago de Compostela y se había encomendado al Santo. El comentarista resaltaba la discrepancia de las declaraciones de Hawking sobre la existencia de Dios y esta muestra de fe.
En mi artículo de ayer comenté ese extremo sin tener noticia de este último episodio, que me hubiera reforzado el argumento. De hecho escribí el artículo el día 24, miércoles, al principio de la tarde. Naturalmente en la mañana de hoy, viernes 26, he repasado las noticias en el mismo periódico digital que motivó mi escrito, en otros periódicos digitales y blogs que visito habitualmente y en la misma página de la COPE. En ningún lugar he encontrado esta nueva noticia. Quizás aparece en algúno de sus contenidos, pero no he sabido encontrarlo si así fuera.
A esta situación se une la circunstancia de que un lugar católico de internet en el que publico algunos artículos, parece que no ha querido ocuparse de “Stephen Hawking, ¿ateo o víctima de un periodismo incompetente?” que motiva este comentario.
Vuelvo a mi artículo “Stephen Hawking, ¿ateo o víctima de un periodismo incompetente?”. Me parece que planteé mal la cuestión. No creo que Hawking sea ateo. No creo que el periódico digital que publicó la noticia de sus declaraciones y no publicó su visita al Santo, sea incompetente o conspire. Y creo que el periódico católico digital que no me publicó - sin comentario alguno como exige cortesía - el artículo de Hawking lo hiciera malintencionadamente. Lo que sí creo es que el tema no interesa a ninguno de ellos. A los profesionales “aconfesionales”, porque no entienden sobre el asunto, les sobrepasa un poco y no ven su trascendencia. A los católicos, porque viendo su importancia, el tema les asusta por complejo y, sobre todo, por falta de fe.
Si creemos que Jesús es consustancial a Dios Padre, que resucitó y que fundó su Iglesia a la que le prometió prevalencia sobre todo y Su continua asistencia a través de los siglos, si llegamos a creer en conciencia todo eso, ¿de verdad nos puede asustar la opinión de un Hawking o de mil hawkings? ¿de verdad nos podemos plantear incertidumbres sobre el origen del universo y de todo lo creado? ¿nos ha de dar corte hablar del Génesis, libro inspirado por Dios, y discutir sobre él en detalles que no son dogmáticos?
Los tiempos están revueltos. Y hoy más que nuca debemos atender los consejos del Santo Padre que ya he citado en el blog*; es necesario que el católico estudie y se forme hoy más que nunca, porque el enemigo utiliza cada vez armas más sofisticadas y aunque sea prudente el silencio cuando no se tiene respuesta, esa falta de argumentos pueden minar la fe, como parece que la mina la opinión tan estúpida procedente de una mente tan cualificada como la de Hawhing, de que Dios no tiene cabida en la ciencia. Paradójicamente, la opinión que tanto silencio provoca parece que procede de un contexto que la contradice.
* "No bastan las consignas", del jueves, 12 de junio de 2008.