Personas allegadas me han regañado por escribir con poco tacto – dicen - sobre Esperanza Aguirre y por tratar de “banda” al Partido Popular (“Esperanza Aguirre”. 28 de noviembre de 2008). No puedo aceptar esas críticas por lo siguiente.
Lo que digo de la Sra. Aguirre, si las noticias que he leído son ciertas, es algo que está en el ánimo de todos; una persona sana que abandona a los suyos en una situación crítica, es una persona cobarde. Haberse quedado en Bombay – aunque fuera en la embajada española - hasta el desenlace del asunto, era lo normal. Quedarse estando herida hubiera sido heroico, lo que a nadie se le ocurriría pedirle a un político español contemporáneo. Irse en medio del tumulto es huir y huir es de cobardes.
Si la discreción hubiera rodeado el episodio, me habría callado. Pero leer en foros y en alguna prensa, que debe ser presidenta del gobierno, que es poco menos que una heroína,… me obliga en conciencia a clamar en el desierto y dar mi opinión. Como buena triunfadora, la Sra. Aguirre ya tendrá su coro de aduladores; no le viene de esta pobre crítica perdida en el marasmo de internet. Que la Sra. Aguirre llegue en su carrera política dónde pueda, pero este episodio ha sido lo que ha sido. No nos engañemos.
Por lo que respecta al PP, el Diccionario de la Lengua Española da como segunda acepción de la rica palabra “banda”, la siguiente: “Parcialidad o número de gente que favorece y sigue el partido de alguien”. No veo el porqué de la crítica a mis líneas de ayer.