Esto de que el nuevo presidente de los EEUU sea negro está resultando divertido, porque está dejando en evidencia la inconmensurable estupidez de muchísima gente.
Salvo por la circunstancia que señalé en otro lugar de este blog ("Ha ganado Obama", miércoles 5 de noviembre de 2008), me parece que el hecho de que el presidente de esa Nación sea negro, verde, amarillo o rojo gamba, es indiferente.
Excepto líderes como Alejandro Magno o Mao, que probablemente no han estado sometidos a más poderes fácticos que Dios o el Diablo, respectivamente, el resto de los mandatarios, desde un jefecillo de basureros al mayor mangante parlamentario, tienen detrás una retahíla de poderes fácticos que les determinan, pudiendo llegarse a entramados verdaderamente complejos.
Obama, un hombre guapo, que a primer golpe de vista inspira confianza, probablemente inteligente, aunque joven por exigencias del guión, tendrá quizás autonomía para elegir la hora de visitar el baño e incluso podrá improvisar cuando tenga el estómago revuelto, pero pretender que pueda tomar cualquier otra iniciativa, es rayar en la estupidez.
Este delirio de cambio con Obama, que se asemeja al por vergüenza ya olvidado efecto de cambio de milenio, puede llegar a lo sublime. Leo en un periódico digital: “Un asesor del Kremlin vaticina la desintegración de Estados Unidos en 2010. El final de EEUU podría estar próximo según asegura el profesor ruso Igor Panarin. El antiguo miembro del KGB, y actual asesor del Kremlin, lleva desde 1998 anunciando que la potencia norteamericana se desintegrará en seis partes en 2010”. No cito el periódico para no desprestigiarlo, pero resulta cómico que un profesor ruso, ciudadano de una sociedad que ha hundido un imperio, elevado a una dictadura criminal, desintegrado esa dictadura para desmembrar su Nación en una serie de repúblicas con el único denominador común de la mafia, vaticine que se va a desintegrar en un par de años una Nación que en todo ese tiempo no ha hecho más que prosperar para encabezar el mundo libre.
Obama es el representante de la Nación hoy más poderosa y libre del mundo. No es el dueño de una república bananera, ni el dictadorzuelo de una “comunidad” española, ni el amo de un cortijo. Parece que eso no lo pueden entender los menguados politiquillos españoles, que siendo tan poco se sienten tanto, y una buena parte de la sociedad española que piensan que se puede ser dueño, dictadorzuelo o amo, sin tener el genial valor de Alejandro Magno o la dramática solvencia de Mao.