El próximo domingo, pasado mañana, D. m., se votan a los candidatos para el Parlamento Europeo.
No voy a votar. No quiero ser cómplice de semejante timo a escala europea. Si votara, no lo haría por ningún partido genocida, abortista.
Siempre defendí, antes de que se iniciaran los procesos, que España debería ingresar en la OTAN, pero no en el Mercado Común. La razón estaba en que nunca me he fiado del español y me parecía que la OTAN era un buen cancerbero - luego hemos visto que la OTAN no es nada, que la única garantía son los EEUU, cuando no deliran -, mientras que en economía España era, en lo suyo, un productor sin competencia en Europa, salvo que se la quitara de en medio con convenios y subvenciones, que no son razones de mercado.
Esta mañana leí en Libertad Digital que un eurodiputado cobra, entre sueldo y dietas, 17.000 euros al mes. La que fue ministra Magdalena Álvarez, ministra de cuota que destacó por su incompetencia, basada en una profunda ignorancia y nula cultura, se irá a los 22.430 euros al mes. Pues eso, lo que faltaba, semejante sueldos cuando en España hay hambre.
Todo esto de Europa es impresentable, tal como está planteado. Y si se les da cancha, no cambiará nunca. ¿Qué eurodiputado - elegido por su servilismo o camabilidad, y muchas veces sacado del paro - va a abrir la boquita para protestar de nada, ni allí ni aquí, cuando en un mes cobra lo que la mayoría de españoles en un año? Y lo que es peor, para la mayoría ya les está bien.