Hace unos días leí en LibertadDigital, una noticia relacionada con la lista de los hombres más ricos del mundo, relación que ofrece periódicamente la revista Forbes.
No me interesaron las frivolidades de la noticia, contenido que resume su título: “Las curiosidades de la lista de los 'supermillonarios'”. Me interesó uno de los párrafos finales: “Hay 214 multimillonarios nuevos en la lista de Forbes; en el lado contrario, 47 súper ricos se cayeron de la lista y 10 más murieron”.
No me llamó la atención la evidencia de que los ricos también dejan de serlo y, además, ¡se mueren!, sino el hecho de que en plena crisis económica mundial, hay 214 multimillonarios más en el mundo.
La nueva concepción del mundo que se intenta imponer desde ese poder indefinido que lo gobierna, ha globalizado la pobreza, pero no ha globalizado la riqueza sino que la ha concentrado.
Y esto lo relaciono con una cita que leí hace unas semanas en la revista Ave María (reproduzco arriba la portada del número en cuestión). La cita reza: “No podemos permanecer pasivos ante ciertos procesos de globalización, que con frecuencia hacen crecer desmesuradamente por todo el mundo la diferencia entre ricos y pobres”. Su autor es Benedicto XVI.
Dejo al lector las conclusiones.