on una cierta perspectiva ya me atrevo a analizar desde el sentido común lo que está ocurriendo con este virus. Los riesgos de error son muchos pues la información es poca. Pero suficiente.
Este
virus nació en China cuando ésta estaba enfrascada en una guerra comercial con
los EE.UU. Una guerra comercial con un trasfondo de pelea de gallos entre dos
líderes mundiales. En una escalada de acciones y reacciones sin fin aparente,
de repente aparece el virus y se frena en seco la pelea. El gallo chino queda
abatido. Pero hay un efecto colateral, el espectador europeo que sale malparado
de la pelea.
Tenemos
al gallo americano que no explota su triunfo que no ha sido rotundo pues ha
dejado malparado a su aliado natural occidental.
A
todo esto, el gallo chino derrotado, pero que no ha mordido el polvo, reacciona
y organiza en horas lo más parecido a un hospital de campaña que ha visto Occidente en los tiempos modernos. Esto debió desconcertar al gallo americano.
A
las pocas semanas el gallo chino anuncia que ha frenado la pandemia,
probablemente es una mentira con probabilidades de ser verdad en semanas.
Además anuncia una vacuna inmediata, lo que probablemente también es mentira en
lo que se refiere a inmediata, pero suficiente como para mostrar al gallo
americano que ha encajado bien el golpe. Tal es el efecto que el gallo
americano dice que él también está a punto de obtener la vacuna.
Ya
sólo es cuestión de tiempo el que las aguas vuelvan a su cauce. La pelea ha
acabado.
Pero
ha dejado a Europa tocada, eso es malo para los dos gallos, y al Tercer Mundo
al borde del abismo. ¿Pero a quién le importa el Tercer Mundo?
Avala mi tesis el que este virus del terror ha
sido un virus castrado, suficiente como para hacer un mínimo daño en lo físico
de las personas, especialmente a los viejos ya enfermos ¿a quién le importan
los viejos enfermos?, pero mucho daño en lo psicológico a la población.
La
gran pelea ha acabado con un mínimo de bajas. Los gallos se han demostrado
sobre el terreno que están a la par. Pero creo que EE.UU. ha perdido porque el
mundo está creído que son los causantes unilaterales de la pandemia,
concretamente que ha sido una locura de su presidente y China ha crecido en su
imagen de callada, laboriosa y paciente lo que sin duda es, además de otras
cosas menos bucólicas.
Bueno,
¡ya está! Y ahora qué, ¿otro virus, pero esta vez en serio?
Una
vez preguntaba a un especialista en guerra sucia; “¿no tienen miedo los
norteamericanos a un golpe de estado de los negros? “No, me respondió, tienen
armas biológicas adecuadas”,
me contestó.
Querido
lector, todo está inventado, pero ni nos imaginamos de lo que es capaz la mente
humana. El único remedio es vivir en paz de conciencia y estar preparado para
lo que venga. No hay buenos y malos, existe el bien y el mal. Procura estar
siempre, en conciencia, del lado del bien. ¿Cuál es ese lado? Para creyentes y
no creyentes, para Oriente y Occidente, el que marca la Ley natural, plasmada
en los Diez Mandamientos.
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