n nuevo domingo de confinamiento de todos los españoles. ¿De todos? ¡No! El de la coleta - no recuerdo su nombre - es la excepción, va al “trabajo” saltándose la ley incluso con el agravante de ser un agente de riesgo. Si ese títere del genocida venezolano y del régimen teocrático iraní ha hecho tanto daño estando vigilado, ¿Qué no hará ahora que anda sólo y con militares de elite moral muertos, presuntamente (a falta de la autopsia), por un virus poco conocido?
La
población española está huérfana de líderes y enclaustrada en sus casas bajo
control policial. ¿Qué nos esperará cuando todo esto cabe? ¿Qué caras nuevas
nos presentarán cuando volvamos a la rutina. Ya estaban montando un nuevo
régimen. ¿Habrán tenido tiempo de estructurarlo? Tranquilidad, impunidad y
medios han tenido.
Estamos
indefensos. Pero tenemos a nuestro favor su tremenda incompetencia - la del
traidor y su tropa - y su avidez desmedida por lo ajeno y por el poder. Y, en
el terreno espiritual, a las órdenes contemplativas y a los colectivos
cristianos, que ha preservado históricamente con sus oraciones a España y a
Europa de males mayores que el actual.
El
Evangelio de la Misa de hoy es muy emotivo y habla de la resurrección de
Lázaro. El oficiante, en su homilía, ha recordado que todas las víctimas somos,
como Lázaro, queridos amigos de Jesús, que se ocupará de nosotros en el momento
realmente crítico.
Ánimo
en esta situación y esperanza en el futuro. Dios nos quiere y está con
nosotros, si en nuestra libertad de seres libres así lo queremos y aceptamos.
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