domingo, 30 de enero de 2022

El Universo como argumento de un Creador.

 26 ene 2022, 16:26h.

En general y creo que, salvo muy pocas excepciones, los hombres se dividen entre los que creen en un Dios Creador y los que no creen en un Dios Creador. Luego están los medio pensionistas.

Esta división del ser humano es relativamente elemental, muy tosca y tremendamente contemporánea.

Empezaré a explicarme por el final.

Digo que es contemporánea porque a lo largo de la historia de la Humanidad, el hombre ha creído siempre en un principio creador. 

Salvo aborígenes de lugares remotos o grupos humanos muy concretos, el hombre ha tenido siempre claro que este tinglado del Universo lo ha montado alguien ajeno a él, ajeno al Universo.

Con el avance de la Ciencia, el hombre se ha ido envalentonando y creciendo en soberbia, hasta el punto de que lo ha tenido claro y ha llegado a la conclusión no necesita a nadie para explicar todo esto del Universo y de la Creación.

Pero no necesitar a nadie no es lo mismo que no necesitar a nada. Y como es evidente que se necesita algo para justificar la existencia del Universo, ese algo lo ha puesto, ese hombre tan listo y prepotente, en el azar.

Es absurdo que un hombre tan crecido de humos, reduzca toda su sabiduría a una secuela del azar. Parece que deberíamos esperar más de una sociedad presuntamente tan avanzada.

Es irracional esa dicotomía entre Creador y no Creador, pues lo racional es creer que una obra inteligente necesita un creador inteligente.

Y si no queremos utilizar inteligente podemos utilizar perfecta.

A poco que uno se dedique a pensar sobre la cuestión, entenderá enseguida que el Universo no puede reducirse a la casualidad. Y si no es casual es causal. Es obra de alguien ajeno.

Esto es tan elemental que quien no consiga llegar a entenderlo, debe hacérselo mirar.

Ahora bien, ¿quién es ese Creador?

A partir de aquí, sí es ya una cuestión racional y de fe (la fe debe de ser racional),  el dilucidar la naturaleza de este Creador.

Me desmotiva mucho hablar con alguien, que inicia la conversación diciendo; yo soy ateo. Mi respuesta inmediata es pensar; no tú lo que eres, es una mente elemental.

Curiosamente quien así plantea su principio vital, suele seguir diciendo que estudia o se interesa por religiones orientales. ¿Se habrán puesto de acuerdo los ateos?

No, no se han puesto de acuerdo, es simplemente que las religiones orientales y las sectas exóticas, sustituyen el concepto de azar por algo más elemental y tangible, un algo físico o químico o perifrástico, pero, en cualquier caso, estrafalario.

Esto materializa de forma aún más elemental, la idea abstracta de azar, haciéndola más comprensible a la mente elemental y aniñada del que se confiesa ateo. Además, le da un toque glamuroso, que le adorna de un exotismo, que enmascara el devastado paisaje intelectual de quién mantiene una idea irracional sobre la creación del mundo.

Sé que es una falta de caridad y podría ser un incluso un signo de prepotencia, decir lo siguiente, si no estuviera tan convencido de mis profundas limitaciones intelectuales.

Pero me parece que es perder el tiempo ocuparlo en hacer ver alguien que el Universo no lo creó el azar.

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