A
alguno lo conocía lo suficiente, como para saber que su vida privada no
correspondía con lo que salía de su boca.
Eso
me dio una pista que me serviría de contraste después del año, de lo que sería
mi opinión definitiva de la teología y de los teólogos a los que escuché.
Teólogos
eruditos que me podían haber impresionado con sus referencias a ¡Nietzsche
y Kierkegaard!, si no hubiera sido, que esos comodines del pensamiento, son los mismos a los que recurren otros pensadores, desde el KKK al PP. Si se puede llamar pensador a todo el que piensa.
Me
sorprendió el contraste entre lo que había leído en 1 Corintios y lo que veía
en esos oradores.
…hermanos,
cuando los visité para anunciarles el misterio de Dios, no llegué con el
prestigio de la elocuencia o de la sabiduría...
…Por
eso, me presenté ante ustedes débil, temeroso y vacilante…
…nosotros
no hablamos de estas cosas con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino
con el lenguaje que el Espíritu de Dios nos ha enseñado, expresando en términos
espirituales las realidades del Espíritu… (1 Corintios, 2, 1 y ss.).
Llegué
a la conclusión, evidente desde el principio recurriendo simplemente al sentido
común, que Dios es un ser infinito que por su propia definición está fuera del
alcance de la mente humana.
Pretender
entenderlo y explicarlo es un acto presuntuoso, que lleva implícito pensar
que podemos saber como él.
Acabé
con la conclusión única, de que es imposible conocer a Dios. Y si es imposible,
es perder el tiempo devanarse los sesos en una misión inútil.
Hasta
tal punto creo que es inútil, que no deseo conocer a Dios, ante la convicción
rotunda de que es imposible llegar ni tan siquiera a aproximarse a su conocimiento.
Lo
único realmente práctico, es intentar cumplir los mandamientos que nos dio, que
son la pista humanamente comprensible que tenemos para conocer lo que espera
de nosotros: Confiar en los diez mandamientos, porque son tradición oral de la
historia y son coherentes con la ley natural.
Por
lo demás, prefiero mantenerme en el síndrome de Estocolmo.
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