O quizás no.
Quizás no cojeo, porque voy en silla de ruedas o en parihuelas.
O tengo chofer que me lleva y me trae. Sí.
Pero ayer leí algo sobre el último papa y recordé una
profecía que te comento, porque es muy probable que la conozcas.
He de advertirte que lo leo todo, incluso los prospectos
de medicinas, ideales para llevar al baño. Porque distraen y sirven de complemento
higiénico de emergencia.
A lo que iba; la profecía describe a un individuo
vestido de blanco, caminando entre cadáveres, en una Roma destruida.
El de blanco, parece ser el último papa.
Me pregunté, ¿qué significa eso?
¿Son los comunistas asolando la cristiandad?
No, los comunistas ya no asolan ni un autocine. Con
eso de la democracia y la agenda 2030, han criado más barriga y engordado sus
cuentas bancarias, más que Obélix.
¿Son los bárbaros asolando la cristiandad?
No, los bárbaros están en China fabricando coches
eléctricos.
El papa que camina desolado y arrepentido es Francisco,
viendo las consecuencias de su papado.
La Roma en ruinas, es el estado en que ha dejado a la
iglesia católica.
Los cadáveres, son todo el clero, condenado por escandalizar
al rebaño siguiendo su magisterio erróneo por no perder sus privilegios.
El papa está deambula vivito y coleando porque está
en el cielo.
Fastidiado, pero en el cielo.
¿En el cielo? ¿Porqué?
Porque si era tonto, era inimputable.
Si estaba loco, era inimputable.
Tener mala leche, no es pecado mortal. Ni ser un
descerebrado.
Si hubiera sido malo, sí sería otro de los
cadáveres.
Pero… ¿es malo Francisco?
Sólo Dios lo sabe.
Y según la profecía, parece que no.
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