jueves, 25 de abril de 2024

El teatro de la vida.

 

No está mal esto de la vida.

Pero la verdad es que decepciona un poco para lo grande que debe ser el Creador.

He tenido una vida cómoda, si bien repleta de sorpresas desagradables.

Entré con mal pie y saldré de la única forma en que se puede salir.

He pasado momentos muy buenos y momentos muy malos, de manera que sacar la conclusión de una media no serviría para nada.

Pero desde una mirada retrospectiva, me parece que no ha estado a la altura de lo que se podía esperar de mí.

Sin duda el problema ha sido mío, pues como hombre, he sido el tonto de la función, a pesar de que sobre el papel pudiera parecer listo, si por racional entendemos listo.

Sí, ya sé que no es lo mismo.

Quizá en lugar del más tonto de la función debería haber dicho, la carne de cañón de la función.

Y todo porque a unos ancestros que ni conocemos, les dio por comer de lo que no debían haber probado.

Ya sé que la teología del Génesis es más compleja que estas tonterías que estoy diciendo, pero estas tonterías, son una buena síntesis de la historia para tontos.

Es el arte de la teología, una ciencia que quiere comprender lo incomprensible y encima explicarlo.

Sales de la vida como si salieras del cine después de ver una película te ha parecido mediocre y que a lo mejor ni tan siquiera has entendido.

Probablemente te ha parecido mediocre porque no la has entendido.

Por ahora lo que tengo claro es que el gato araña y el perro ladra.

Y que cuando te duele la barriga, es que algo te ha sentado mal, aunque no hayas comido nada que te pudiera haber sentado mal.

Los no creyentes lo atribuyen al azar, que es el dios de los ateos.

Como el dios del agua, que hace llover y el dios del trueno que hace tronar.

Azar, bendito azar, que tanto alivias a los que no tienen ganas de pensar o sus  luces dan solo para lo que dan.

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