Pues eso. el Sánchez se queda.
¡Sorpresa!
¿Sorpresa?
Y surgen mil especulaciones.
Un servidor no especula, ni dice nada.
Pero observa.
Ni el Sánchez tenía nivel humano o político para
decir que se iba, ni sigue teniéndolo para decir que se queda.
¿De quién es el testaferro?
... pues eso.
Con lo de; ¿de quién depende la fiscalía?, lo
teníamos todos claro y por si fuera poco, nos lo aclaró.
Pero ahora, no nos ha aclarado nada porque su amo,
conociéndolo, le debe haber dicho..., dimite y calla, tonto, que cada vez que
abres el pico la lías.
Y ha dimitido y ha callado.
Pero de nada le ha servido, porque el español tiene
la memoria más corta que la cola de un conejo.
Pero es más pícaro que el lazarillo de Tormes.
Y por mucho que se arrope el Sánchez, todos lo vemos
desnudo.
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