He procurado hacer felices a quienes me rodean.
A todos.
Especialmente a las personas próximas.
Pero generalmente no lo he conseguido.
A veces por mi mala cabeza.
A veces por mí egoísmo.
Y no solo no he conseguido hacerles felices, sino que en ocasiones, les he procurado una profunda tristeza.
Ahora, desde las postrimerías de mi vida, me siento un total fracasado.
Creo que cuando en el juicio se me pidan los réditos de lo que se me dio, no tendré nada que ofrecer.
Más que pérdidas.
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